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de José Juan Tablada - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

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discutido conmigo todas las cosas<br />

que preocupan a árboles y poetas:<br />

las lluvias, el buen sol, la obstinación<br />

<strong>de</strong> la cizaña perniciosa; las hazañas<br />

<strong>de</strong> los feos, pero utilísimos sapos<br />

que limpian <strong>de</strong> orugas las matas<br />

<strong>de</strong> violeta, o aquella inusitada y<br />

magnífica floración <strong>de</strong> rosales en<br />

cierto julio que como iluminando a<br />

giomo la oscura tapia <strong>de</strong> adobe,<br />

prendió por doquiera las luces <strong>de</strong><br />

bengala <strong>de</strong> sus fl ores.<br />

Sí, aquel saúz, genio rústico, era<br />

para mí un alma y entre él y mi persona<br />

habíanse establecido silenciosas<br />

vibraciones que eran más que<br />

un lenguaje, puesto que eran un<br />

idioma en la Cuarta Dimensión que<br />

como tal sólo hablaba <strong>de</strong> cosas<br />

eternas .<br />

Por eso, lo diré aun a riesgo <strong>de</strong><br />

parecer excéntrico o pueril, una tar<strong>de</strong>,<br />

en vísperas <strong>de</strong> abandonar mi hogar<br />

y <strong>de</strong> alejarme hacia un exilio oscuro<br />

o intimidante, tras <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedirme<br />

<strong>de</strong> los seres queridos, m e dirigí<br />

al jardín penumbroso y al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />

lago lleno <strong>de</strong> estrellas y <strong>de</strong> temblores,<br />

abracé al saúz y aun creo que<br />

oprimí con mis labios la rugosa<br />

corteza.<br />

Obrando así, por intermedio <strong>de</strong><br />

aquel árbol familiar, me <strong>de</strong>spedía yo<br />

<strong>de</strong> toda la encantadora naturaleza<br />

<strong>de</strong> mi patria, <strong>de</strong> sus volcanes, <strong>de</strong> sus<br />

lagos, <strong>de</strong> sus ahuehuetes venerables<br />

como imágenes ancestrales, <strong>de</strong> su<br />

cielo azul y <strong>de</strong> su sol <strong>de</strong> oro.<br />

No sé, pero en esos actos <strong>de</strong><br />

nuestro instinto o <strong>de</strong> nuestro espíritu<br />

que parecen <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados ante<br />

la fría razón, hay algo mayor que<br />

un instinto pueril, algo recóndito y<br />

máximo, tal vez una chispa <strong>de</strong> ese<br />

inefable amor cósmico que nos incendiará<br />

algún día iluminádonos<br />

para siempre.<br />

Años, más <strong>de</strong> un lustro <strong>de</strong>spués,<br />

cuando la casa y el jardín no eran<br />

ya míos, una fría tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> noviembre,<br />

bajé <strong>de</strong>l auto que se quedó esperándome<br />

en la contigua calzada<br />

y furtivo, como amante o malhechor,<br />

me acerqué a la verja <strong>de</strong> mi<br />

antiguo jardín ..<br />

Quería ver a mi amigo saúz y entre<br />

la m aleza <strong>de</strong>l jardín abandonado,<br />

¡pu<strong>de</strong> al fin distinguirlo' La creciente<br />

y romántica emoción <strong>de</strong>l pasado<br />

se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> mí, turbándome<br />

con un grano <strong>de</strong> <strong>de</strong>svarío y <strong>de</strong> lejos<br />

comencé a hablar en silencio con el<br />

árbol fa miliar, con el árbol doméstico,<br />

miembro <strong>de</strong> mis gens y tan hogareño,<br />

tan mío, como una v iga <strong>de</strong><br />

mi propio techo .<br />

Mas sin duda, el buen genio rústico<br />

que habitaba en el saúz se había<br />

ido también, ¡<strong>de</strong>jándolo abandonado<br />

... ' En una época en que muchos<br />

hombres perdieron su alma,<br />

¿qué tendría <strong>de</strong> extraño que un árbol<br />

hubiera perdido la suya?<br />

¡Sí, se le fu e el alma a mi amado<br />

saúz!<br />

¡Se le fue al caérsele las hojas en<br />

algún invierno cru<strong>de</strong>lísimo, porque<br />

el árbol no se dio cuenta <strong>de</strong> que yo<br />

estaba cerca <strong>de</strong> él, tras <strong>de</strong> larga<br />

ausencia, hablándole en silencio y<br />

espiándolo ávido a través <strong>de</strong> la reja!<br />

¡Y el automóvil que ja<strong>de</strong>ante me<br />

volvió a la ciudad, 'se llevó sin sentirlo<br />

siquiera, la tristeza que a mí<br />

me pesaba como si entre los brazos<br />

llevara yo un gran tronco muerto,<br />

el cadáver <strong>de</strong>l árbol que durante los<br />

buenos años juveniles, sombreara<br />

mis alegrías, mis estudios y mis ensueños'<br />

De aquel jardín, <strong>de</strong> aquella casa,<br />

quedan muchos vestigios en mis libros<br />

y escritos inéditos en prosa o<br />

verso.<br />

El poema "Los pijijes" todavía<br />

inédito en libro, aunque <strong>de</strong>dicado a<br />

mis aves familiares, refleja como<br />

una jaula <strong>de</strong> cristal aspectos <strong>de</strong>l jardín<br />

don<strong>de</strong> cuelga:<br />

Glauca sombra <strong>de</strong> la tortuga<br />

Entre dos aguas, en el lago;<br />

Breve retracción <strong>de</strong> la oruga<br />

En la hoja <strong>de</strong>l jaramago:<br />

Eléctrica luz que en la bruna<br />

Sombra, difun<strong>de</strong> en el vergel<br />

Romancescos claros <strong>de</strong> luna<br />

y a cuyo ampo no hay flor alguna<br />

Que no parezca <strong>de</strong> papel .<br />

Cosas y aspectos: el lago japonés<br />

en forma <strong>de</strong> jiotán o hule nuestro,<br />

con sus puentes incurvados y poblado<br />

<strong>de</strong> tortugas que salían a tomar el<br />

sol m eridiano en el islote <strong>de</strong>l centro<br />

o sobre las m usgosas piedras <strong>de</strong><br />

la orilla, todo existió y su impresión<br />

literaria es d'aprés na tu re .<br />

Pero alguno <strong>de</strong> mis poemas, la<br />

segunda "Epístola a un sibarita", <strong>de</strong>dicada<br />

a mi nobilísimo y predilecto<br />

amigo don Francisco Asúnsolo, tiene<br />

la total em oción <strong>de</strong> mi jardín.<br />

Sus panoramas frente al peregrino<br />

horizonte <strong>de</strong>l Valle:<br />

Se alza el volcán en el confin erguido<br />

y el bloque <strong>de</strong> su cúspi<strong>de</strong> hielo<br />

entre la falda azul y el azul cielo<br />

fl ota como una nube suspendido.<br />

La fu ente <strong>de</strong> azulejos en el patio,<br />

frente a la entrada <strong>de</strong> la casa:<br />

El sol que va a morir con sus reflejos<br />

la fuente colonial bruñe y <strong>de</strong>cora;<br />

y cayendo en la caja <strong>de</strong> azulejos<br />

plañi<strong>de</strong>ra y tenaz, el agua llora.<br />

La barda <strong>de</strong>l jardín, al lado<br />

oriente:<br />

y <strong>de</strong> los pinos abre entre las ramas<br />

un mastuerzo sus flores sobre el<br />

[muro,<br />

que ar<strong>de</strong>n cual una procesión <strong>de</strong><br />

rlamas<br />

en un claustral ambulatorio oscuro.<br />

Biblioteca <strong>de</strong> México<br />

La banca o "poyo" <strong>de</strong> azulejos,<br />

bajo la ventana <strong>de</strong>l salón:<br />

Pero nada tan triste hay en el huerto,<br />

en medio <strong>de</strong>l crepúsculo sombrío,<br />

como ese banco rústico y <strong>de</strong>sierto<br />

que siempre aguarda y siempre está<br />

[vacío.<br />

Aunque erigido ayer, alza un arcaico<br />

perfil entre los céfiros huraños<br />

y por la fecha inscrita en su mosaico<br />

parece que está solo hace cien años.<br />

En efecto, uno <strong>de</strong> los azulejos tenía<br />

esmaltada la fecha <strong>de</strong> su fabricación:<br />

1804 y el azar <strong>de</strong> la rima engarzó<br />

la verdad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>talle .<br />

Es también d'aprés nature la siguiente<br />

"mancha" en el cuadro, pues<br />

el granado existió alegrando la vista<br />

con la llama <strong>de</strong> su flor ardiente<br />

y la gemada plasticidad <strong>de</strong> su heráldico<br />

fruto:<br />

En vano frente a él, ensangrentada,<br />

entre fuego floral jamás exhausto<br />

en su árbol se abre una granada<br />

como un corazón en holocausto .<br />

De ese verismo que sin esfuerzo<br />

y naturalmente se insinuaba al fluir<br />

el verso, otro poema, el titulado "La<br />

orquí<strong>de</strong>a" tiene un toque:<br />

Los azulejos <strong>de</strong> la chimenea<br />

<strong>de</strong> color crema que el azul retoca<br />

le hacen extraño fondo a la orquí<strong>de</strong>a<br />

en su florero <strong>de</strong> cristal <strong>de</strong> roca .<br />

Mis amigos recordarán quizá<br />

aquellos hermosos azulejos <strong>de</strong> la<br />

gran época poblana que omaban mi<br />

chimenea y cuya característica es<br />

en efecto, el trazo azul sobre el fondo,<br />

no blanco, sino acremado, <strong>de</strong> lo<br />

cual resulta esa armonía que los hace<br />

tan bellos . Son los mismos<br />

azulejos o carreaux <strong>de</strong> faience, como<br />

los franceses les llaman, que en ocasiones<br />

lucen no el nombre, ni siquiera<br />

el monograma <strong>de</strong>l artista<br />

probo y mo<strong>de</strong>sto que los <strong>de</strong>coró, sino<br />

una letra, sólo una letra misteriosa<br />

<strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>sconocido.<br />

De esos bellísimos azulejos algo<br />

más gran<strong>de</strong>s y gruesos que los <strong>de</strong><br />

épocas posteriores y hechos con<br />

una arcilla blanca y fina, estaba plaque<br />

ada mi chimenea en la superficie<br />

frontera y no sé por qué oscuro<br />

presentimiento, poco tiempo antes<br />

<strong>de</strong> abandonar mi casa rumbo al extranjero,<br />

<strong>de</strong>sprendí algunos que para<br />

mi consuelo conservo todavía y<br />

que tienen peregrinas <strong>de</strong>coraciones.<br />

Los asuntos que <strong>de</strong>coran esos bellos<br />

azulejos son los siguientes: el Ermitaño<br />

Arrodillado, el Ermitaño Sentado,<br />

el Arcángel (cuatro semejantes<br />

pero con diversos atributos); el<br />

Cazador, el Gentilhombre, el Chino,<br />

el Trovador, la Guitarrista, el Jaguar,<br />

la Urraca, el Perico, el Mono<br />

Bebiendo, la Liebre, el Jabalí y algunos<br />

otros con motivos florales.

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