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de José Juan Tablada - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

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Madama -veramente- in questo<br />

mondo, conciossia cosa quando fosse<br />

che il quadro non é tondo.<br />

JULIO HUBARD<br />

Que largo nos lo fiáis<br />

f ¿Origen <strong>de</strong> la leyenda)<br />

Bruce Wardropper es un espléndido<br />

crítico, sin duda, pero se equivoca<br />

al <strong>de</strong>cir que esos dos gran<strong>de</strong>s mitos<br />

cristianos que son Fausto y Don<br />

<strong>Juan</strong> comienzan, respectivamente,<br />

con Marlowe y Tirso <strong>de</strong> Malina. Tal<br />

afirmación es equivalente a <strong>de</strong>cir<br />

que Edipo empieza con Sófocles<br />

cuando en realidad formaba parte<br />

<strong>de</strong> un enorme acervo, ya literario,<br />

ya popular. De hecho, hay un Drama<br />

<strong>de</strong> títeres <strong>de</strong>l Doctor Fausto bastante<br />

anterior al Fausto <strong>de</strong> Marlowe<br />

y hay, entre otros muchos datos dispersos,<br />

un romance viejo que prefigura<br />

al Don <strong>Juan</strong>:<br />

Un día muy señalado<br />

fue un caballero a la iglesia<br />

y se vino a arrodillar<br />

junto a un difunto <strong>de</strong> piedra<br />

tirándole la barba<br />

estas palabras dijera:<br />

"jOh buen viejo venerable<br />

quién algún día os dijera<br />

que con estas mismas manos<br />

tentara a tu barba mengua'<br />

para la noche que viene<br />

yo te convido a una cena».<br />

En este caso, lo importante no es<br />

fechar el origen exacto <strong>de</strong> un personaje<br />

o un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> sucesos, sino,<br />

justamente, lo contrario. Resulta<br />

abiertamente seductor el hecho <strong>de</strong><br />

que una leyenda esté sujeta a tantas<br />

traducciones, interpretaciones y<br />

adaptaciones en las que pue<strong>de</strong>n irse<br />

alterando todos los sucesos, los<br />

nombres <strong>de</strong> los personajes y el or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> la trama sin que la estructura<br />

central pierda su fuerza. Es cierto<br />

que toda traducción traiciona, pero,<br />

como señalaba Borges, es mucho<br />

más meritoria una obra capaz <strong>de</strong> sobrevivir<br />

incluso a los peores traductores.<br />

En los casos <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong> o<br />

Fausto no se trata <strong>de</strong> obras sino <strong>de</strong><br />

un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas capaz <strong>de</strong> adaptarse<br />

a todo lo que ha sido el ámbito<br />

occi<strong>de</strong>ntal cristiano, incluso a pesar<br />

<strong>de</strong>l incesante reproceso <strong>de</strong>l material<br />

primario.<br />

Las versiones <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong><br />

JI ¿Ejes)<br />

Don <strong>Juan</strong> es una figura extraña: parece<br />

pre<strong>de</strong>cible al espectador e intrincadísima<br />

para los personajes que<br />

lo ro<strong>de</strong>an: es inteligente, hábil, suertudo,<br />

pero también traidor, blasfemo<br />

y narcisista; su medio es este<br />

mundo y sus enredos, y le importa<br />

bien poco lo que suceda en ningún<br />

otro lado. La muerte no le representa<br />

problema alguno. En El burlador<br />

<strong>de</strong> Sevilla, su paje, Catalinón, trata<br />

<strong>de</strong> llevarlo a reflexión, inútilmente:<br />

Catalinón:<br />

¿Qué dices?<br />

Mira lo que has hecho, y mira<br />

que hasta la muerte, señor,<br />

es corta la mayor vida,<br />

y que tras la muerte hay infierno.<br />

Don <strong>Juan</strong>:<br />

Si tan largo me lo fiáis,<br />

vengan engaños.<br />

Catalinón:<br />

Señor .<br />

Don <strong>Juan</strong>:<br />

Vete que ya me amohinas<br />

con tus temores estraños.<br />

Todo lo que no está a disposición<br />

inmediata <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong> resulta extraño.<br />

Y sí, nadie sabe <strong>de</strong>senvolverse<br />

mejor que él frente a las circunstancias<br />

inmediatas. El tema, dijimos,<br />

tiene su origen mucho antes<br />

<strong>de</strong> Tirso, pero hay que reconocer<br />

que la leyenda encuentra su sitio favorable<br />

ya entre los temas barrocos,<br />

los enredos, las anfibologías y los hipérbatos.<br />

Don <strong>Juan</strong> es un tema barroco<br />

en el que todo sigue, como en<br />

la construcción, ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> dobles<br />

curvas, volutas e imbricaciones. El<br />

problema es que ten<strong>de</strong>mos a olvidar<br />

que todo lo anterior son, en realidad,<br />

giros sobre temas <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n clásico,<br />

perfectamente encuadrados.<br />

Don <strong>Juan</strong> es el eje puro <strong>de</strong> lo terreno,<br />

el eje horizontal <strong>de</strong> los sucesos.<br />

Sin embargo, falta un otro eje que<br />

permita una interpretación a<strong>de</strong>cuada.<br />

Si contemplamos la sola figura<br />

<strong>de</strong>l galán ávido en su festín <strong>de</strong> carne,<br />

tendremos que llegar a conclusiones<br />

sosas como las que han atrevido<br />

algunos freudianos. "Don <strong>Juan</strong><br />

Biblioteca <strong>de</strong> México<br />

77<br />

no es sino el más fiel reflejo inconsciente<br />

<strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong> Edipo». El<br />

análisis psicológico <strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong><br />

nos lleva a un diván vacío y aburrido.<br />

Festines <strong>de</strong> carne los imaginamos<br />

todos. Lo importante es, precisamente,<br />

que el festín sea <strong>de</strong> piedra:<br />

el comendador, asesinado a traición<br />

por Don <strong>Juan</strong> y convertido en estatua,<br />

por el rey, para resarcir en algo<br />

el agravio, se convierte en el eje<br />

vertical que or<strong>de</strong>na todo: sale <strong>de</strong>l<br />

cielo, pasa por la tierra y llega al infierno.<br />

Y, ahora sí, sobre la cuadra-<br />

Charl •• Ioy., Y Agn •• Moorehead .n<br />

Don Juon In Hell, d. B.rnard Shaw, 1952.<br />

tura pue<strong>de</strong>n darse el drama y las interpretaciones<br />

que se quieran; pero<br />

sin alguno <strong>de</strong> los dos ejes, nada<br />

es situable.<br />

fJI Extrañas pieda<strong>de</strong>s<br />

¿Fue Simone Weil quien dijo que el<br />

infierno existe, pero está vacío? Pues<br />

no: Don <strong>Juan</strong> sí está en el infierno<br />

y Zorilla ha <strong>de</strong> estar pasando un largo<br />

purgatorio, en medio <strong>de</strong> los sofistas<br />

y los blasfemos menores. Digamos<br />

que, a pesar <strong>de</strong> lo barroco,<br />

Don <strong>Juan</strong> sólo alcanza su lugar entre<br />

dimensiones clásicas, en equilibrios<br />

perfectos. Acepta dos clases <strong>de</strong><br />

rupturas: su propia rebeldía (acompañada<br />

siempre por su necio, ignorante<br />

pero simpático cavalier servente)<br />

y la majestuosa aparición <strong>de</strong> lo<br />

sagrado en la figura <strong>de</strong>l Convidado<br />

<strong>de</strong> Piedra. El enfrentamiento <strong>de</strong> la<br />

rebeldía irreflexiva con el portentoso<br />

juez <strong>de</strong> piedra enviado por Dios<br />

es el momento más tenso <strong>de</strong> cuantos<br />

enfrenta el tema <strong>de</strong> la gracia. En<br />

el Don Giovanni <strong>de</strong> Mozart y Da<br />

Ponte, el comendador urge, hasta

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