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de José Juan Tablada - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

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SERGIO PlrOl<br />

El único argumento<br />

Hacia el final <strong>de</strong>l Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> Moliere, doña Elvira<br />

exclama: "Ce n'est plus cette done Elvire qui faisoit<br />

<strong>de</strong>s voeux contre vous, et dont lame irrité ne jetoit que<br />

menaces, et ne respiroit que vengeance. Le ciel a banni<br />

<strong>de</strong> mon ame toutes ces indignes ar<strong>de</strong>urs que je sentois<br />

por vous, tous ces transports tumultueux d'un attachement<br />

criminel, tous ces honteux emportements d'un<br />

amour terrestre et grossier, et il n'a laissé dans mon<br />

coeur, pour vous, qu'une flamme épurée <strong>de</strong> tout le commerce<br />

<strong>de</strong>s sens, une tendresse toute sainte, un amour<br />

détaché <strong>de</strong> tout, qui n'agit point pour soi, et ne se met<br />

en peine que <strong>de</strong> votre intéret".<br />

IX<br />

No conoces ninguna biografia <strong>de</strong> Mozart que logre<br />

<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rlo <strong>de</strong>l aspecto arcangélico con que lo revistió<br />

su niñez prodigiosa. Hay una obstinación <strong>de</strong><br />

los siglos en querer confinarlo a esas fotos don<strong>de</strong> con<br />

traje <strong>de</strong> corte y peluca rizada y empolvada, rebosante<br />

<strong>de</strong> encajes, lazos y hebillas, se sienta ante un clavecín<br />

y sus pies diminutos cuelgan apenas a la altura<br />

<strong>de</strong>l almohadón <strong>de</strong>l asiento. Todas sus posteriores <strong>de</strong>sdichas<br />

están contaminadas por sus biógrafos <strong>de</strong> ese<br />

aroma seráfico. El azar, <strong>de</strong> pronto, te lleva a leer el<br />

ensayo <strong>de</strong> un americano que insinúa que aquel cuerpo<br />

celestial albergó posiblemente a la ubicua espiroqueta<br />

que en los siglos XVIII y XIX diezmó las filas<br />

<strong>de</strong> las artes y las letras, y que su muerte se atribuye<br />

a una cura mercurial inmo<strong>de</strong>rada (lo que explicaría<br />

algunas circunstancias oscuras: la leyenda <strong>de</strong> su asesinato<br />

por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Salieri, la sospecha <strong>de</strong> una acción,<br />

también criminal, por parte <strong>de</strong> los miembros<br />

<strong>de</strong> una logia masónica, la lejanía final <strong>de</strong> su mujer,<br />

las frases tachadas o raspadas <strong>de</strong> sus últimas cartas,<br />

las confusas explicaciones familiares sobre sus últimos<br />

días, etc.). La noticia te suena a profanación,<br />

porque también tú eres reacio a <strong>de</strong>spojar a tu h éroe<br />

<strong>de</strong> ese romanticismo blando que lo envuelve. Al oír<br />

La flauta mágica te emociona pensar que aquel cuerpo<br />

corroído por los males <strong>de</strong> amor, abandonado por<br />

todos, cuyo féretro tardaría sólo unas semanas en<br />

viajar al cementerio seguido por un único amigo y<br />

un perro, haya encontrado aún fuerzas para construir<br />

ese monumento <strong>de</strong> fe en la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l<br />

hombre.<br />

XVI<br />

Quizás lo más inquietante en Don Giovanni sea el<br />

subtítulo <strong>de</strong> dramma giocoso. ¿Por qué giocoso?, te preguntas.<br />

¿Es suficiente la actuación <strong>de</strong> Leporello para<br />

otorgarle al drama ese adjetivo? Entonces, ¿también<br />

Papageno podría conferirle un carácter giocoso<br />

a La flauta mágica? De ninguna manera. Las cosas<br />

no van por ahí. Lo que en verdad resulta cómico es<br />

el hecho <strong>de</strong> que durante toda la obra el libertino no<br />

logre seducir a ninguna <strong>de</strong> las mujeres que preten<strong>de</strong>.<br />

Si tales han sido en el pasado sus conquistas, bien<br />

podría uno imaginar que la enumeración cantada por<br />

Leporello sea una pura fantasía elaborada por la complicidad<br />

<strong>de</strong> amo y criado. Un seductor castigado, enloquecido<br />

por el olor a hembra que revolotea siempre<br />

en tomo suyo, sin po<strong>de</strong>r disfrutar <strong>de</strong> una sola<br />

<strong>de</strong> las presas codiciadas. Hay <strong>de</strong>masiada verbosidad<br />

en su jactancia, ese pretencioso rego<strong>de</strong>o en una virilidad<br />

triunfante que siempre sugiere, cuando se lo<br />

encuentra en la vida real, una mentira. No bien acabas<br />

<strong>de</strong> redactar una nota al respecto cuando adviertes<br />

que don <strong>Juan</strong> infiere a sus mujeres una herida<br />

más profunda que la m era violación corporal. Llega<br />

a poseer sus almas. Así, fantasmales, <strong>de</strong>lirantes, agobiadas,<br />

aun cuando sus cuerpos permanezcan sin<br />

mancilla, doña Anna, doña Elvira y Zerlina cruzan<br />

la escena, profieren insultos, exhalan suspiros e intentan<br />

reunir volunta<strong>de</strong>s que sostengan su sed <strong>de</strong><br />

venganza.<br />

XIX<br />

.... Mozart, por Krafft. Biblioteca <strong>de</strong> México<br />

69<br />

¡Pobre sabiduría! En un reciente festival mozartiano<br />

te sorprendió la semejanza entre Cherubino y don<br />

<strong>Juan</strong>. De no ser por la lista don<strong>de</strong> Leporello enumera<br />

las galantes victorias <strong>de</strong> su amo, nada conoceríamos<br />

<strong>de</strong> su pasado. Y ese pasado se reduce a cifras:<br />

en Italia, 641; en Alemania, 231; en Turquía, 91, Y<br />

en España ya son 1 003; datos sin vida, multitud carente<br />

<strong>de</strong> rostro. Don <strong>Juan</strong> transformado en una máquina<br />

<strong>de</strong> fornicar y sumar. De pronto, Cherubino,<br />

ese Adonis-Narciso-<strong>de</strong>-Amor, te ofrece nuevas luces.<br />

Ahí está el1ibertino joven, el don <strong>Juan</strong> adolescente<br />

sólo enamorado <strong>de</strong>l amor, para el cual la con<strong>de</strong>sa,<br />

Susana y Barbarina ofrecen la misma tentación, <strong>de</strong>spiertan<br />

el mismo <strong>de</strong>seo, y quien, con astucia angelical,<br />

solicita que le expliquen -¡ellas que 10 saben l -<br />

qué cosa es el amor. Don <strong>Juan</strong> adulto ha olvidado<br />

esa fase. Por el contrario <strong>de</strong> Cherubino, quien actúa<br />

bajo la inspiración <strong>de</strong>l momento y cuyos recursos<br />

<strong>de</strong>scansan exclusivamente en su encanto personal,<br />

don <strong>Juan</strong> engaña, trama, manipula y es implacable<br />

con las mujeres en las cuales fija su mirada. Desea<br />

y necesita el odio <strong>de</strong> la hembra a la que posee. Tal<br />

vez porque en su adolescencia, cuando aún se llamaba<br />

Cherubino, fue amado por ellas <strong>de</strong> una manera<br />

extravagante. Todas las mujeres <strong>de</strong>l palacio <strong>de</strong><br />

Aguas Frescas preten<strong>de</strong>n <strong>de</strong>struir la virilidad <strong>de</strong>l paje;<br />

todas, en algún momento <strong>de</strong> la obra, <strong>de</strong>sean vestirlo<br />

con prendas femeninas, volverlo niña, hacer <strong>de</strong><br />

él un objeto erótico que fuera a la vez una muñeca,<br />

convertir su cuerpo en un juguete <strong>de</strong> disfrute inofensivo.<br />

El festival <strong>de</strong> que hablas se clausuró precisamente<br />

con Don Giovanni. Y sentiste que estabas<br />

en lo cierto cuando en la cena final los músicos <strong>de</strong>

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