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de José Juan Tablada - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...

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Retrato <strong>de</strong> Glacomo Casanova, por J. lerlca.<br />

siete veces, a Don <strong>Juan</strong>: "Arrepiéntete,<br />

y serás salvo». Siete veces la<br />

respuesta es un rotundo "no».<br />

Fuera <strong>de</strong> ese encuentro entre los<br />

dos personajes - que en la partitura<br />

<strong>de</strong> Mozart se privilegia con trombones-<br />

todos los <strong>de</strong>más episodios<br />

han sido varias veces traducidos, alterados<br />

o cambiados. Des<strong>de</strong> Tirso,<br />

pasando por Moliere, Shadwell, Da<br />

Ponte, etc., lo único que no cambiaba<br />

era el hecho <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación.<br />

Han habido abusos menores, pero<br />

ninguno como el <strong>de</strong> Zorrilla, tal vez<br />

inspirado por esa absurda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

ser español y romántico. Naturalm<br />

ente, sufridor como era, Zorrilla<br />

cayó en la primera trampa: la i<strong>de</strong>ntificación<br />

con el personaje. Su Tenorio<br />

se queja: "llamé al cielo y no<br />

m e oyó ... » - buen romántico hace<br />

este Zorrilla.<br />

IV De románticos (un paréntesis)<br />

Desgraciadamente fueron los románticos<br />

quienes más recurrieron<br />

al tema. Dejemos aparte las adaptaciones<br />

<strong>de</strong> Merimée, Dumas padre,<br />

Musset y hasta Flaubert y Balzac.<br />

Unos más que otros, pero todos sucumbieron<br />

a la tentación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntifi<br />

carse con Don <strong>Juan</strong>, a pesar <strong>de</strong><br />

que la estructura fundamental se<br />

prestaba poco a recibir espíritus tan<br />

cavilosos. El Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> Byron pudo<br />

haber sido un gran poema, si no<br />

fue ra por su recurrente vulgaridad<br />

y sus cuatrocientas páginas <strong>de</strong> octavas<br />

reales. Como si los patos le tiraran<br />

a las escopetas, resulta inimaginable<br />

cómo es que un frailecito <strong>de</strong><br />

pueblo español, Tirso, se <strong>de</strong>senvuelve<br />

<strong>de</strong> modo mucho más agudo y<br />

fino <strong>de</strong> humor que un dandy, un<br />

auténtico caballero inglés. El error<br />

es el mismo: querer i<strong>de</strong>ntificarse<br />

con el gran seductor. Afortunada-<br />

mente, Byron no cae en la tentación<br />

<strong>de</strong> salvar a su falso alter ego y <strong>de</strong>ja<br />

la cuestión en una duda.<br />

A Lord Byron sí se le pue<strong>de</strong>n aplicar<br />

los criterios psicoanalíticos. Él<br />

se sentía afin a Don <strong>Juan</strong>, pero su<br />

historia lo emparenta con otro personaje:<br />

Byron nació, creció y vivió<br />

con un pie chueca; su padre murió<br />

siendo él joven y, entre sus muchas<br />

aventuras, vivía entre afectos, asardinados<br />

e incestuosos, tanto con su<br />

madre como con su hermana. El<br />

Don <strong>Juan</strong> <strong>de</strong> Byron hubiera hecho<br />

un espléndido Edipo romántico.<br />

V - Los agravios <strong>de</strong> Zorrilla<br />

La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> representar el Don <strong>Juan</strong><br />

Tenorio <strong>de</strong> Zorrilla el día <strong>de</strong> los fi eles<br />

difuntos (2 <strong>de</strong> noviembre) es tan<br />

popular como fallida. Por un lado,<br />

el verda<strong>de</strong>ro Don <strong>Juan</strong> es un ser '<br />

con<strong>de</strong>nado, y celebrar a un con<strong>de</strong>nado<br />

el día <strong>de</strong> muertos es, por <strong>de</strong>cir<br />

lo m enos, un poco socarrón y<br />

cruel. La trampa romántica es terrible:<br />

Zorrilla, el <strong>de</strong> sus ampulosos<br />

versos alejandrinos, salva a· su Tenorio<br />

-yen esta meliflua piedad se<br />

pier<strong>de</strong> la fuerza mítica <strong>de</strong>l personaje.<br />

¿Don <strong>Juan</strong> como verda<strong>de</strong>ro enamorado?-.<br />

Zorrilla confun<strong>de</strong> amor<br />

y ganas. En el Tenorio nadie respeta<br />

su lugar: una monja sin temple,<br />

un seductor seducido y el diablo<br />

contento porque nadie cree en él.<br />

y ni modo: esa fallida mezcla <strong>de</strong> rebeldía<br />

y piedad, esa cursilería, seguirá<br />

representándose para mofarnos<br />

<strong>de</strong> los muertos en su día.<br />

¿" ... responda el cielo y no yo»?<br />

De ninguna manera. La irresponsabilidad<br />

propia no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>positarse<br />

como responsabilidad <strong>de</strong> otro. El<br />

Tenorio <strong>de</strong> Zorrilla no es un Don<br />

<strong>Juan</strong>: es un error <strong>de</strong> interpretación.<br />

Biblioteca <strong>de</strong> México<br />

78<br />

VI Los <strong>de</strong>sagravios<br />

Curiosamente fue otro romántico,<br />

Kierkegaard, quien supo ver bien el<br />

fondo <strong>de</strong>l asunto. Exageraba al <strong>de</strong>cir<br />

que la humanidad podía prescindir<br />

<strong>de</strong> todas sus obras artísticas excepto<br />

<strong>de</strong>l Don Giovanni <strong>de</strong> Mozart,<br />

aunque sí supo ver que la verda<strong>de</strong>ra<br />

dimensión <strong>de</strong>l personaje y <strong>de</strong> la<br />

obra toda, sólo se alcanza en la música<br />

y en la representación. De hecho,<br />

Don <strong>Juan</strong> es una mise en scene,<br />

un ser que poco importa si tiene<br />

o no capacidad <strong>de</strong> introspección.<br />

Don <strong>Juan</strong> es sus actos -no sus<br />

obras, que no las hay, ni sus cavilaciones,<br />

como el atribulado y cerebrasa<br />

Fausto.<br />

Si ya vimos que la apropiación<br />

<strong>de</strong>l personaje no lleva a ningún lado<br />

y que, para alcanzar todo su horror<br />

y su potencia, Don <strong>Juan</strong> requiere<br />

<strong>de</strong> una buena distancia escénica<br />

y anímica, nada m ejor que la ópera,<br />

el más lejano <strong>de</strong> los géneros y el<br />

que lo permite todo.<br />

Por si fuera poco, el Don Giovanni<br />

fue escrito para representarse por<br />

primera vez en Praga (1787), ciudad<br />

don<strong>de</strong> vivía, ya viejo, el único remedo<br />

<strong>de</strong> Don <strong>Juan</strong>: Casanova - y fue<br />

este libertino quien revisó y corrigió<br />

el libreto <strong>de</strong> Da Ponte. Quisié-.<br />

ramos imaginar, porque vale la pena,<br />

que fue Casanova quien sugirió<br />

estos versos <strong>de</strong>l aria <strong>de</strong>l catálogo:<br />

Nella bioncla egli ha l'usanza<br />

Di loclar la gentilezza,<br />

Nella bruna la costanza,<br />

Nella bianca la dolcezza.<br />

Vuol d'invemo la grassotta,<br />

Vuol d'estate la magrotta;<br />

E la gran<strong>de</strong> maestosa,<br />

la piccina e ognor vezzosa.<br />

Delle vecchie fa conquista<br />

Pel piacer di porle in lista .<br />

(De la rubia, él acostumbra loar<br />

la gentileza; <strong>de</strong> la morena, la constancia;<br />

<strong>de</strong> la blanca, la dulzura. En<br />

invierno prefiere a las gordas; en verano<br />

a las <strong>de</strong>lgadas. A la gran<strong>de</strong> llama<br />

majestuosa; a la pequeña, siempre,<br />

cariñosa. Conquista a las viejas<br />

por el puro placer <strong>de</strong> ponerlas en la<br />

lista . .. ) En fin, un Don <strong>Juan</strong> verda<strong>de</strong>ramente<br />

ruin y envuelto en un<br />

festín <strong>de</strong> carne . . . Y, sobre todo, un<br />

or<strong>de</strong>n bien dispuesto. El drama, mucho<br />

más que per<strong>de</strong>rse en el juego<br />

<strong>de</strong> los círculos barrocos, logra establecer<br />

su cuadratura primordial: el<br />

cruce <strong>de</strong> los dos ejes da, con lo terrenal,<br />

en el infierno. No se pue<strong>de</strong><br />

romper el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las cosas: el<br />

tiempo cristiano no tiene retomas,<br />

por más que así lo quisieran tantos<br />

románticos. Como le dice Leporello<br />

a Doña Elvira: "Señora -en verdad-<br />

en este mundo ( . . . ) el cuadro<br />

no es redondo». Y sólo así pue<strong>de</strong><br />

sustituirse el <strong>de</strong> la carne, por un<br />

festín <strong>de</strong> piedra.

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