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Hombres pretenciosos y los sinceros<br />
nos acercamos con más o menos-<strong>de</strong>streza<br />
a las mujeres, ansiosos <strong>de</strong>l<br />
total.<br />
Leonardo, fuerte, bello, con el gran prestigio <strong>de</strong> su talento y con su<br />
sedosa barba rubia, <strong>de</strong>bió causar la admiración <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> aqueslas<br />
I damas <strong>de</strong>l Renacimiento, que adoraban la fuerza, la belleza, el<br />
y las barbas.<br />
talepnetoro<br />
Leonardo era un alma total..<br />
Las damas <strong>de</strong>l Renacimiento le adoraron corno a un dios lleno<br />
<strong>de</strong> indiferencia para sus fieles, sobre la peana magnífica <strong>de</strong> su totalidad.<br />
En el amor que el vulgo llama platónico y en los dulzones sonetos<br />
<strong>de</strong>l Petrarca hay .más <strong>de</strong>seo que en el libertinaje más <strong>de</strong>senfrenado.<br />
En el amor platónico <strong>de</strong> Miguel-Ángel por Vittoria Colonna hay<br />
más furia impotente que en los cinceles <strong>de</strong>l atormentado picapedrero.<br />
* * *<br />
Es indudable que la<br />
Monna Lisa estaba enamorada<br />
<strong>de</strong> Leonardo.<br />
La esposa <strong>de</strong> Francisco<br />
Giocondo fué la única<br />
mujer que el amable<br />
Genio admitió en su<br />
intimidad. La sola hembra<br />
que pudo amarle<br />
como a un hombre, entre<br />
las gentiles damas<br />
<strong>de</strong>l Renacimiento que<br />
le adoraron como a un<br />
dios.<br />
Sus amores, ¿fueron<br />
platónicos o completos?<br />
Sus amores no fueron<br />
amores.<br />
La vida <strong>de</strong> aquel<br />
alma total estaba llena<br />
<strong>de</strong> comprensiva, dulce y<br />
serena curiosidad.<br />
* * *<br />
* *<br />
* * *<br />
* * *<br />
CA RTONES DE LEONARDO<br />
Leonardo abandonó Florencia para <strong>de</strong>sviar el curso <strong>de</strong>l Amo<br />
con el fin <strong>de</strong> conseguir la incomunicación marítima <strong>de</strong> Pisa, sitiada.<br />
El curso <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Monna Lisa, al <strong>de</strong>sviarse <strong>de</strong> aquella<br />
Florencia que se llamaba en su alma Leonardo, se quebró volviendo<br />
<strong>de</strong> Calabria con su marido, en Lagonero, pequeña ciudad<br />
perdida en la maligna fiebre otoñal.<br />
Al saber la noticia, Leonardo se <strong>de</strong>tuvo un instante en la<br />
lumbre <strong>de</strong> la oscura puerta <strong>de</strong> la vejez. Y lleno <strong>de</strong> resignada melancolía,<br />
con su alma hecha sonrisa sin terminar y sus vencidas<br />
ansias por la unidad <strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong>l «Primer Motor» bajo el brazo, se<br />
dirigió pensando siempre, siempre alerta, hacia el final <strong>de</strong> su camino<br />
luminoso, don<strong>de</strong> temblaba la final oscuridad.<br />
* * *<br />
Alonso Olivares. <strong>Sevilla</strong>.<br />
Después <strong>de</strong> ver el triunfo <strong>de</strong> sus enemigos en Roma, acompañado<br />
<strong>de</strong> sus últimos fieles, el Maestro atravesó la ver<strong>de</strong> tierra <strong>de</strong> Francia<br />
hasta el pequeño castillo <strong>de</strong> Cloux.<br />
Y allí, en un orto brumoso <strong>de</strong> la ribera <strong>de</strong>l Loire, que parecía<br />
COSM,cypoU,c<br />
un ocaso florentino, frente a su<br />
alma hecha sonrisa, la muerte le<br />
besó en los labios y le cerró los ojos<br />
para que no pudieran ver su inmortalidad.<br />
* * *<br />
Aquel duelo entre la pintura y la escultura que la vanidosa omnisciencia<br />
<strong>de</strong>l papa Médicis resolvió a favor <strong>de</strong> Miguel-Ángel, no ha<br />
impedido que hoy siga sonriendo en París la Monna Lisa.<br />
La escultura es un arte resucitado. Para aquel siglo, lleno <strong>de</strong> resabios<br />
paganos y cristianos, nada tan sugestivo como la Venus y los<br />
Apolos resucitados.<br />
El siglo XX no cree en las resurrecciones.<br />
La escultura <strong>de</strong>l Renacimiento es un arte <strong>de</strong>senterrado.<br />
* * *<br />
Los escultores italianos explotaron, con mucho talento, es cierto,<br />
el fecundo timo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sentierro. Mas, como todos los que imitan, no<br />
lograron superar el mo<strong>de</strong>lo.<br />
Miguel-Ángel fué el talentudo picapedrero atormentado por el<br />
paganismo <strong>de</strong> las formas<br />
<strong>de</strong>senterradas y por las<br />
supersticiones vivas. En<br />
los músculos <strong>de</strong> mármol<br />
y en la expresión <strong>de</strong> sus<br />
figuras monumentales<br />
luchan los sermones <strong>de</strong><br />
Gerolamo Savonarola,<br />
la venalidad <strong>de</strong> los Borgias<br />
y <strong>de</strong> los Médicis, la<br />
Santa Inquisición y el<br />
«Mal francés», contra la<br />
gracia antigua.<br />
Se pue<strong>de</strong> cambiar<br />
con ventaja todo Miguel-Ángel<br />
contra un<br />
Ganime<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Praxiteles<br />
que se conserva en<br />
el antiguo palacio "<strong>de</strong>l<br />
Po<strong>de</strong>st á.<br />
* * *<br />
La pintura era un<br />
arte nuevo.<br />
Perdida toda tradición<br />
antigua, mientras<br />
¿Qué buscó Leonardo en Monna Lisa, durante cuatro años, en su <strong>de</strong>senterraban la escultura, la pintura <strong>de</strong>scubría.<br />
La pintura ha recorrido un luminoso camino <strong>de</strong> colores, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
estudio <strong>de</strong> la vía Martelli, en el suave claroscuro crepuscular?<br />
Con los bolsillos llenos <strong>de</strong> piedras <strong>de</strong>l enemigo, el artista buscaba la sonrisa <strong>de</strong> Leonardo hasta la borrachera <strong>de</strong> Goya.<br />
la esencia <strong>de</strong> su alma, llena <strong>de</strong> la sublime gracia <strong>de</strong> su arte. Quiere<br />
* * *<br />
saber hasta dón<strong>de</strong> es su arte, apedreado en la calle. No le inquieta<br />
que los otros ignoren lo que él necesita saber. Para este examen <strong>de</strong><br />
conciencia implacable escogió el único espejo fiel <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l hombre:<br />
el espejo <strong>de</strong> la mujer.<br />
La Gioconda es el alma <strong>de</strong> Leonardo, hecha sonrisa.<br />
Cuando ya está formado lo tradicional, surge la necesidad <strong>de</strong><br />
lo revolucionario.<br />
Ya en 1815 escribía Stendhal: «Hay el movimiento; por lotanto,<br />
estamos fuera <strong>de</strong> las artes <strong>de</strong>l dibujo.»<br />
El final <strong>de</strong>l siglo XIX alumbra una multitud_<strong>de</strong> «ismos», istmos<br />
<strong>de</strong> pródigos continentes inexplorados.<br />
* * *<br />
Sin volver nunca la cabeza atrás, Picasso, Pruna, La Serna,<br />
Bores, Olivares, Ángeles Ortiz, Cossío, Peinado, Viñes, Miró, Dali,<br />
Palencia, Ucelay, Gabriela Pastor, pintores actuales, siguen en sus<br />
lienzos la multiforme línea <strong>de</strong>l movimiento. Los contornos <strong>de</strong> las<br />
cosas se resquebrajan, se quiebran en mil pedazos. Los trozos <strong>de</strong><br />
las cosas rotas sugieren cosas nuevas, que se rompen, a su vez, para<br />
nacer en nuevas formas.<br />
El Miguel-Ángel burgués pone el grito en el cielo porque le rompen<br />
su vajilla cómoda, y Piedras.<br />
* * *<br />
No son Davi<strong>de</strong>s las piedras <strong>de</strong>l Miguel-Ángel burgués. La piedra<br />
mo<strong>de</strong>rna sufre la obsesión <strong>de</strong> las monótonas formas <strong>de</strong>l pavimento.<br />
Ese señor que se <strong>de</strong>tiene ante la Flora <strong>de</strong> Tiziano buscándola un<br />
parecido con alguno <strong>de</strong> sus galantes caprichos, y esa señora que<br />
sorpren<strong>de</strong> en el divino bambino <strong>de</strong> una Madona <strong>de</strong> Rafael una asom-<br />
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