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64 glesas y belgas extendidas desde Oise al mar. Desde su cuartel general de Doullens y después en Ossel, Foch dirigió la ba- talla gigantesca en la cual Alemania, movilizando formidables masas humanas, pensaba abrirse el camino de Calais, enseñorearse del Estrecho y atacar a Inglaterra. Foch surgió entonces como un fan- tasma, para decir al káiser: «¡No irás Más allá!» En abril de 1918 fué encargado el caudillo del mando supremo de las fuerzas militares. Su vasto plan se cumplió exactamente. La segunda victoria del Mame le valió el bastón de mariscal. Desde entonces, hasta el 8 de noviembre, el glorioso soldado, sintiendo a su enemigo desmoralizado, lo acabó de desorganizar con ataques incesantes, hasta terminar con la franca derrota de las tropas ale- manas. Acordado el armisticio, díjole a Clemenceau «Usted que entiende, haga la paz, que yo me en- cargaré de imponerla.» EL HOMBRE Su característica era la sencillez, que se revelaba en todo: en sus ropas, los uniformes de gala le irritaban y, predicando con el ejemplo, siempre se le veía vistiendo el uniforme azul ce- leste, ordinario. A no ser por las poco perceptibles estrellitas, se le hubiera tomado muchas veces por un simple soldado. También en su mesa sus comidas eran rápidas y sobrias, sin conversación. Como todo hombre de acción, tenía buen apetito ; pero, sin embargo, su menú diario lo com- ponían un plato de carne, otro de ver- dura y una taza de café. Lo que por encima de todo dis- tinguía al mariscal era su gran eleva- ción de alma. Tenía muy arraigado el sentimiento religioso, y todos los días, sin dejar uno, se retiraba a meditar unos momentos a la iglesia más próxima, aunque estu- viese en ruinas. No había nada espectacular en esta acción ; era un acto sencillo de verdadera piedad. Aunque no le ganase ninguna debilidad en el cumplimiento del la misión terrible que se le confiara, no veía en la guerra--por encima de la cual, decía, está la paz—más que una triste necesidad. Con motivo del armisticio, y después, cuando el centenario de Napo- león, pronunció palabras que demostraron cómo sus ideas no eran las de un simple guerrero, sino las de un hombre, o mejor, de un cris- tiano, que aceptaba las condiciones de nuestro bajo mundo,, pero que aspiraba al más allá. Otro aspecto interesante del gran caudillo se revela en estas palabras suyas: «¡Ah! Usted no sabe lo que un padre sufre cuando el luto entra en su casa para siempre. Mi hijo ha muerto, y una de mis hijas ha quedado viuda. Volveré a la casa que dejé llena de felicidad un do- Carta d e París El general Sarrail. mingo de estío, para encontr ar unos po- ores huerfanitos que ni siquiera conocie- ron a su padre. Estoy próximo al crepúscu- que he sido un fiel servidor, cuya única espelo de mi vida y creo ranza es descansar en la paz de Nuestro Señor. Como yo hay miles y miles de amantísimos padres, ya viejos, que han perdido a todos los que amaban, los hijos en quienes cifraban sus esperanzas; pero no te- nemos derecho a la piedad propia. Nuestro país, nuestra amada patria, es lo que importa. Aceptemos el sacrificio. La Humanidad entera está en peligro. La libertad debe triunfar primero. Después podremos llorar.» ¡Qué elevación de sentimiento! ¡Qué nobleza encierran estas palabras! la tumba de este hombre, que tiene derecho Inclinémonos ante, a que todos le amen y le admiren. TAMBIÉN HA MUERTO EL GENERAL SARRAIL Con poca diferencia de tiempo, y puede decirse que con mala oportunidad, aunque el momento de la muerte cristiana no cabe elegirlo, ha muerto también el general Sarrail, que era otra de las figuras principales de la gran contienda europea. Y digo con mala oportunidad, porque en otra oca- sión su fallecimiento hubiese dado lugar a una gran manifestación pú- blica de pesar, que ahora se ve oscure- cida por el duelo nacional producido por el otro acontecimiento trágico que hace palpitar el corazón de Francia. Un dolor ahoga otro. Pocos generales ha habido cuya per- sonalidad haya despertado tantas pa- siones como la de Sarrail. Era una fi- gura compleja en la cual se advertían, al mismo tiempo que gran inteligencia y cualidades notables de mili- tar, tendencias que la política había de explotar de manera turbulenta. Nació este general, en 1856, en Carcassone e ingresó en Saint Cyr en octubre de 1875. Fué director de la Escuela de Saint-Maixent, y en 1927 ascendió a general. La movilización le sorprendió siendo jefe del VI Cuerpo del Ejército. Con su actuación acertada en la guerra contribuyó grandemente a la victoria del Mame y mereció del gene- ralísimo Joffre un elogio sincero, tanto más valioso cuanto•que este caudillo no sentía simpatía por Sarrail. Pero su gloria se había oscurecido mucho después con motivo de su actuación en Siria, de donde fué relevado porque su política provocó la s ublevación dé los drusos. Puede decirse que el general Sarrail hubiese sido un buen soldado si sólo hubiera sido eso: soldado. Pero fué víctima de la ideología llamada r epublicana que sus amigos propagaron en su nombre con desprecio de los verdaderos principios de la República. París, marzo VÍCTOR VAL JEAN
1 La vida Nota interesantísima de la vida social madrileña, ha sido la ampliación que dió a su comercio la aristocrática casa de Sánchez Rubio, Conde de Peñalver, 14 (esquina a Clavel). El lujoso establecimiento ha inaugurado en sus entresuelos un salón para señoras, en el cual predominan el buen gusto y la elegancia que le han dado tan justo renombre. En él se hallan expuestos los A LOS LECTORES DE "COShIC5POILBS" madrileña últimos modelos de sombreros de señora que acaban de crear las casas de más fama del mundo. Las fotografías que publicamos reproducen algunos aspectos de la soberbia instalación de Sánchez Rubio: la planta baja, dedicada a la venta de artículos para caballero ; la escalera artística y suntuosa, y el nuevo y bellísimo salón que motiva estas líneas. Terminada la confección de las tapas para encuadernar el segundo semestre de COSMÓPOLIS (julio-diciembre 1928), de una perfecta solidez y sobria elegancia, que armoniza con el selecto contenido del tomo que fcrmarán nuestros coleccionistas, participamos a nuestros lectores que se hallan a la venta en nuestra Redacción y Administración, Alcalá, 44 y 46 (entrada por Marqués de Cubas, 1), al precio de cinco pesetas cada par. También se hallan a la venta los pocos ejemplares de tapas e índices sobrantes para encuadernar el primer semestre de COSMÓPOLIS. Rogamos a nuestros lectores y corresponsales que, al formalizar sus pedidos, lo hagan a la mayor brevedad posible. PAPELERÍA Otra de las notas más salien- tes del pasado mes, ha sido la apertura de la Papelería «Sevi- lla», Sevilla, 4 (esquina a Arlabán). Sus propietarios, Sres. Biel- sa y Muñagorri, han puesto a contribución el buen gusto de ebanistas, pintores, decoradores, etcétera, para hacer algc nuevo, elegante, único. SEVILLA Esto en cuanto a instala- ción. Por lo que se refiere a sur- tido, la nueva Papelería «Sevi- lla» tiene las últimas creacio- nes que en los artículos que ex- pende se producen en Europa, predominando las plumas estilográficas de las más reputadas marcas y los más varios modelos. o
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