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RevistaDigitalmiNatura117

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espondió: "Hice lo que hago cuando<br />

quiero coger una bestia astuta."<br />

Hemos interrumpido la<br />

conversación para dar esta<br />

explicación, pero como no había<br />

ninguna necesidad de explicación<br />

entre mi padre y Mocquet, que<br />

habían seguido hablando, usted debe<br />

entender, sin ninguna interrupción<br />

tal.<br />

Alejandro Dumas (Francia, 1802 -<br />

1870)<br />

Extinción<br />

El primero de julio de 2034 falleció<br />

en cautiverio la última pareja de<br />

hombres lobo, apenas ocho meses<br />

después de que fuesen asesinados los<br />

últimos ejemplares en libertad.<br />

Esto constituyó el espaldarazo<br />

definitivo a la teoría del doctor<br />

Gutiérrez Vila de que los machos de<br />

esta especie eran incapaces de<br />

producir espermatozoides viables en<br />

condiciones de cautividad.<br />

Algo que, en millones de<br />

ocasiones, los hombres lobo habían<br />

tratado de explicarle a los humanos;<br />

y que despeja cualquier duda acerca<br />

de por qué el citado día, el<br />

exasperado macho destrozó de<br />

repente la yugular de su compañera,<br />

y la suya propia, durante el intento<br />

6120 de reproducción.<br />

La Loba 6<br />

(fragmento)<br />

a luz y el movimiento de<br />

L<br />

la gran hoguera empezó a<br />

contar historias extrañas al<br />

niño, y el viento rugía en la<br />

chimenea una nota<br />

concordantes de vez en<br />

cuando. La boca grande y negro de<br />

la chimenea, inminente de alta en el<br />

hogar, recibió como en un abismo<br />

oscuro misterioso anillos de humo y<br />

el brillo de los aspirantes chispas, y<br />

más allá, en la oscuridad, fueron<br />

murmurando y gimiendo y extraño<br />

obras, por lo que a veces el humo se<br />

apresuró a regresar en pánico, y se<br />

acurrucó a cabo y hasta el techo, y se<br />

condensa para la invisibilidad entre<br />

las vigas. Y entonces el viento se ira<br />

tras su presa perdida, y correr<br />

alrededor de la casa, ruidos y gritos<br />

en la ventana y la puerta.<br />

En un momento de calma, después<br />

de una ráfaga, Rol levantó la cabeza<br />

con sorpresa y escuchó.<br />

Un momento de calma había llegado<br />

también a la confusión de hablar, y<br />

por lo tanto se podía escuchar con<br />

extraños claridad un sonido fuera de<br />

la puerta- el sonido de la voz de un<br />

niño, las manos de un niño. "¡Abrid,<br />

abrid, dejadme entrar!"<br />

Yunieski Betancourt Dipotet (Cuba)<br />

6<br />

The were-wolfe (London: John<br />

Lane At The Bodley Head Chicago: Way<br />

And Williams, 1896 ).<br />

marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 24

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