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convirtieron en garras que tiraron<br />
todos los productos del lavabo. Sus<br />
piernas se arqueaban partiéndose los<br />
huesos para conferir mayor fuerza,<br />
dando algunos centímetros más de<br />
altura. Su cara se tornaba alargada y<br />
se cubría de vello, el pijama se iba<br />
desgarrando dejando paso a la<br />
hinchazón del estómago. La manita<br />
cambiaba a una garra que dibujaba<br />
en la piel un dolor atroz. Un zarpazo<br />
destrozó la cortina de la ducha<br />
reflejando en el espejo aquello que<br />
más allá del cristal alumbraba la<br />
noche: La perfecta circunferencia<br />
nácar de la luna llena.<br />
Las nubes ocultaron por un<br />
momento el satélite, mientras<br />
recobraba su faz humana la joven<br />
pudo pronunciar: «Odio estas<br />
contracciones»<br />
William E. Fleming (España)<br />
La Novia<br />
Ahí estaba Namiah, frente a su<br />
futuro esposo, escondiendo la cara<br />
entre sus manos temblorosas y<br />
pálidas; disimulando el miedo y la<br />
repugnancia que le causaba ese ser<br />
que pronto la desposaría. Su padre<br />
había hecho un pacto irrompible con<br />
Fasto, el señor del todo, de entregar a<br />
su hija en matrimonio a cambio de<br />
que regresara el equilibrio en el<br />
planeta. Fasto tenia tanto poder, que<br />
había hecho la tierra prácticamente<br />
inhabitable y los pocos humanos que<br />
quedaban, se debatían entre el<br />
hambre, la sed y la falta de aire para<br />
respirar; se habían transformado en<br />
seres sombríos, oscos, ajados y<br />
cenicientos. Fasto había visto solo<br />
una vez a Namiah y se había<br />
prendado de su belleza, de su dulce<br />
figura casi esquelética y de su aroma<br />
a flor silvestre. Su apariencia no le<br />
impediría tenerla con él a su lado; la<br />
soñaba abrazada a su tronco inmóvil;<br />
prisionera entre sus virulentas raíces;<br />
prendida a su sabia babosa y<br />
purulenta; arrullada entre sus<br />
extremidades roñosas y vigilada todo<br />
el tiempo por los cientos de ojos de<br />
sus pétalos y hojas, y a cambio de<br />
marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 52