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No es extraño que la policía me<br />
devuelva al poco tiempo a cualquiera<br />
de ellos; por hallarlos<br />
vagabundeando, o por que han<br />
recaído en sus crímenes. ¿Y que<br />
hago yo? Lo mismo, medicarlos y<br />
liberarlos cuando ya parecen otra vez<br />
“gente sana”.<br />
En un año me lo devolvieron cinco<br />
veces. Siempre con la ropa<br />
manchada de sangre que no era suya<br />
y delirante. La última vez pese a sus<br />
veintitantos lucía como un anciano.<br />
Me dijo que ya no le era suficiente<br />
beber sangre, que se venia pudriendo<br />
mas aprisa y que sus intentos por<br />
detener el deterioro eran inútiles.<br />
Que debía saltar de beber sangre a<br />
ingerir órganos, por que se estaba<br />
desvaneciendo “Hay días que no<br />
logro ni mirarme las manos”. Mis<br />
reportes a la policía no omitían<br />
detalle alguno pero, nunca prestaron<br />
atención.<br />
Tras dos meses de tratamiento lucía<br />
muy restablecido; sin embargo<br />
seguía diciéndome cosas como “Yo<br />
lo se, estoy desapareciendo”. Una<br />
mañana lo encontraron bañado en<br />
sangre, recostado junto al cuerpo de<br />
la enfermera nocturna. Lo metí a una<br />
celda de aislamiento. Esta vez la<br />
policía prestó atención. Me<br />
ordenaron tratarlo hasta mantenerlo<br />
estable. Llamé para que vinieran por<br />
él cuatro meses después. Enviaron<br />
cuatro guardias y dos camionetas por<br />
si oponía resistencia.<br />
Cuando abrieron la puerta. No<br />
había nadie.<br />
Lilymeth Mena Cruz (México)<br />
Hombre lobo en<br />
Suiza 15<br />
odin cita a Pierre Marner,<br />
B<br />
el autor de un tratado sobre<br />
los hechiceros, de haber<br />
sido testigo en Savoy de la<br />
transformación de los<br />
hombres en lobos.<br />
Nynauld relata que en un pueblo de<br />
Suiza, cerca de Lucerna, un<br />
campesino fue atacado por un lobo,<br />
mientras que él estaba cortando<br />
madera, se defendió, y le cortó una<br />
pata delantera a la bestia. En el<br />
momento en que la sangre comenzó<br />
fluir el lobo cambio de forma, y<br />
reconoció a una mujer sin su brazo.<br />
Fue quemada viva.<br />
Orugas<br />
Bodin Nynauld (?)<br />
El pequeño Tito sufría indecibles<br />
tormentos por las noches. Mientras<br />
sus padres dormían, dos enormes<br />
orugas entraban por la ventana. Una<br />
se erguía sobre sus padres y los<br />
rociaba con una sustancia que<br />
aseguraba un sueño profundo. La<br />
otra iba hasta la cuna del pequeño<br />
Tito y lo laceraba con el ácido que<br />
desprendían sus vellos hirvientes. El<br />
15 De la Lycanthropie. Paris, 1615, p. 52.<br />
marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 39
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