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haría feliz. No podía aceptar eso,<br />
amo al pequeñín, de verdad. No creo<br />
ser capaz de vivir sin el. No puedo<br />
permitirme de ver un medico tras<br />
otro. No tengo tiempo ni dinero para<br />
eso. Entonces pensé en una mujer<br />
que vivía a unas cuadras de mí. Ella<br />
es una especia de adivinadora, pero<br />
no una ordinaria. He escuchado que<br />
usa plumas de pájaros y mariposas<br />
para decir el futuro y pétalos de<br />
flores para explicar sueños. No me<br />
pregunten cómo funciona, no tengo<br />
idea. Pero tras pasar tres noches en<br />
vela seguidas, y dos más de mal<br />
dormir por causa de la pesadilla,<br />
aceptaría ayuda de un demonio<br />
infernal en tanto no me dijera que yo<br />
quería herir a mi pequeño o librarme<br />
de él. Así que tome al pequeñín y<br />
nos fuimos a ver a la bruja floral.<br />
Nunca llegamos a su casa, sin<br />
embargo.<br />
A mitad de camino tres hombres<br />
me detuvieron. Eran altos, fornidos y<br />
se cubrían con máscaras de zorro.<br />
Me quede aterrorizada, sin apenas<br />
respirar. Qué mala suerte: los<br />
hombres eran de la Pandilla Zorro.<br />
Una de las peores pandillas de<br />
forajidos en el ghetto. Eran acusados<br />
de todas las actividades criminales<br />
imaginables, desde asesinatos y<br />
robos hasta trafico de infantes y<br />
órganos, e incluso de proveer niños y<br />
vírgenes para sacrificios humanos a<br />
sectas religiosas. Dos me impedían<br />
el paso, el tercero avanzó hacia mí<br />
pistola en mano.<br />
—Dame al niño<br />
—No –apreté al pequeñín contra mi<br />
seno mientras los miraba<br />
aterrorizada.<br />
—Vamos, señora. Dénos el niño y<br />
podrá irse tranquila. No le haremos<br />
daño.<br />
En ese punto, la discusión estaba<br />
terminada. No soy para nada una<br />
guerrera, soy pequeña y delgada, y<br />
tres inmisericordes zorros<br />
pandilleros me estaban amenazando.<br />
Cualquier intento de resistencia sería<br />
desastroso, dejando seriamente<br />
herida en el mejor de los casos,<br />
muerta en el peor, y de todas<br />
maneras se llevarían a mi niño.<br />
Debería estar en pánico, gritar,<br />
quedar paralizada y aturdida de<br />
terror. Pero nada de eso sucedió…<br />
De pronto, algo extraño me<br />
ocurrió; fue como si me…<br />
transformara. Me volví a la vez fiera<br />
y gigante. Los tres pandilleros<br />
zorrunos enmascarados me parecían<br />
personajes animados. No tenía más<br />
miedo que una pantera frente a un<br />
ratón.<br />
Pensé que todo eso solo sucedía en<br />
mi cabeza, solo una reacción al<br />
stress. Pero dos cosas pasaron: abrí<br />
mi boca, y un bestial, terrorífico<br />
rugido brotó de ella. El gangster que<br />
me apuntaba gritó de terror y los<br />
marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 33