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otros dos se quedaron mirándome<br />
aterrorizados, anonadados. El<br />
primero intentó dispararme, pero<br />
antes de que tuviera chance, salté. Lo<br />
hice con la facilidad de un gran<br />
felino, sin dejar de sostener al<br />
pequeñín en mis manos. No sé con<br />
exactitud lo que sucedió después, lo<br />
próximo que recuerdo es estar<br />
sentada en el suelo, acariciando al<br />
pequeñín, que lloraba. Dos de los<br />
gángsters estaban muertos, uno de<br />
bala, y el otro decapitado y<br />
desmembrado. El tercero tenía<br />
heridas que parecían hechas por<br />
animales salvajes. Estaba<br />
inconsciente pero respiraba aun. Sus<br />
heridas eran serias. Incluso si sanaba,<br />
no creo que podría hacerle daño a<br />
nadie nunca más.<br />
Me puse en pie y volví a casa,<br />
arrullando al pequeñín con una<br />
canción.<br />
Esa noche más tarde estaba sentada<br />
en mi cama con el pequeñín<br />
durmiendo a mi lado. En la<br />
oscuridad, estaba pensando en lo que<br />
había ocurrido con la Pandilla Zorro.<br />
Probablemente había una explicación<br />
racional; la gente dice que a veces,<br />
cuando estás en peligro, usas partes<br />
de tu cerebro que están usualmente<br />
inactivas. La teoría estaba bien,<br />
podría haberme traído paz mental…<br />
pero de algún modo sabía que esa no<br />
era la explicación correcta.<br />
Aunque sonara difícil de creer, me<br />
había vuelto una licántropo para<br />
defender a mi niño.<br />
Esto tampoco era ordinario: en los<br />
filmes y en las historias de hombres<br />
lobos, las personas se vuelven<br />
licántropos bajo la luna llena y<br />
entonces matan personas. Comprobé<br />
en el calendario que estábamos en<br />
Luna nueva.<br />
Sonreí en la oscuridad, tratando de<br />
no estallar en una risa salvaje. ¡Los<br />
licántropos no existen, por Dios! Son<br />
solo leyendas, fantasías, cosas de<br />
películas…<br />
Estaba tan cansada que mis ojos se<br />
cerraron y quedé dormida. Y tuve le<br />
sueño otra vez, pero esta vez es<br />
diferente. Estoy caminando en el<br />
corredor de espejos, pero ahora me<br />
detengo para mirarme. No es mi<br />
imagen lo que aparece ahí. Es una<br />
como la de la Virgen María<br />
sosteniendo al Niño Jesús. Solo que<br />
aquí en el espejo, la mujerloba de<br />
cabeza naranja sostiene protectora en<br />
sus brazos al osito.<br />
Estoy en paz con mi lado extraño y<br />
tenebroso lado oscuro. Mi pequeñín<br />
jamás estará en peligro. Siempre lo<br />
protegeré.<br />
Sissy Pantelis (Grecia)<br />
marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 34