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RevistaDigitalmiNatura117

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la hermosa Belzoond, y que había<br />

adorado a los dioses menores y más<br />

humildes que rara vez enviaban el<br />

hambre o el trueno y que fácilmente<br />

se aplacaban con pequeñas batallas.<br />

Y le dije cómo llegaba de Irlanda,<br />

que está en Europa; y el capitán y<br />

todos los marineros se rieron, pues<br />

decían: «No hay tales lugares en<br />

todo el país de los sueños.» Cuando<br />

acabaron de burlarse, expliqué que<br />

mi fantasía moraba por lo común en<br />

el desierto de Cuppar-Nombo, en<br />

una ciudad azul llamada Golthoth la<br />

Condenada, que guardaban en todo<br />

su contorno los lobos y sus sombras,<br />

y que había estado desolada años y<br />

años por una maldición que<br />

fulminaron una vez los dioses<br />

airados y que no habían podido<br />

revocar. Y que a veces mis sueños<br />

me habían llevado hasta Pungar<br />

Vees, la roja ciudad murada donde<br />

están las fuentes, que comercia con<br />

Thul y las Islas. Cuando hablé así me<br />

dieron albricias por la elección de mi<br />

fantasía, diciendo que, aunque ellos<br />

nunca habían visto esas ciudades,<br />

bien podían imaginarse lugares tales.<br />

Durante el resto de la tarde contraté<br />

con el capitán la suma que había de<br />

pagarle por mi travesía, si Dios y la<br />

corriente del Yann nos llevaban con<br />

fortuna a los arrecifes del mar que<br />

llaman Bar-Wul-Yann, la Puerta del<br />

Yann.<br />

You are not in the<br />

pack?<br />

Podía sentir como la sangre hervía<br />

por sus arterias, conducía con<br />

precaución, no quería llamar la<br />

atención de ningún policía de<br />

caminos. La luna llena empezaba a<br />

causar efectos, la adrenalina estaba<br />

disparada, tenía que llegar al bosque<br />

lo antes posible o sufriría la<br />

transformación en el auto.<br />

Tomó un camino vecinal, poco<br />

utilizado, el sudor le cubría la frente,<br />

le embriagaba la sensación de poder,<br />

sus sentidos estaban maximizados.<br />

Luego del ataque sufrido en las<br />

vacaciones y la primera vez que se<br />

transformó, pensó en suicidarse; pero<br />

al probar la sangre de su primera<br />

víctima humana, había aceptado su<br />

nueva condición.<br />

Pero esa cacería había ocurrido en<br />

otro país, ya en casa no podía dejar<br />

que el instinto fuera su guía, por eso<br />

había optado por internarse en el<br />

bosque cada vez que se acercaba el<br />

ciclo. La última vez logró matar un<br />

venado, muy satisfactorio.<br />

Apagó el auto, se desnudó y dejó<br />

que la luz lunar le bañara. Era algo<br />

doloroso al principio, pero se había<br />

adaptado.<br />

Corrió a cuatro patas disfrutando<br />

del ruido que producían sus garras<br />

Lord Dunsany (Irlanda, 1878 – 1957)<br />

contra el suelo, su olfato le indicó la<br />

presencia de una presa más adelante.<br />

marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 31

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