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parece solapar la violación de alguna<br />
norma natural o social”, lee en la<br />
enciclopedia bajo la entrada<br />
“licantropía”.<br />
Recuerda vagamente aquel día en<br />
que no le tembló la mano al firmar el<br />
primer préstamo hipotecario con<br />
cláusulas abusivas, el primero que<br />
dejó a una familia en la calle... Pero<br />
inmediatamente rechaza la absurda<br />
hipótesis.<br />
Al fin y al cabo no hay nada de<br />
extraño en él: “el hombre es un lobo<br />
para el hombre”, se consuela<br />
echando mano a los conocimientos<br />
adquiridos en sus tiempos de<br />
estudiante de Económicas. Y libre<br />
del peso de la conciencia, sale, como<br />
cada noche, en busca de su presa.<br />
Salomé Guadalupe Ingelmo (España)<br />
El último trabajo de<br />
Hércules<br />
Hércules cruzó el río con su furia<br />
evaporando literalmente el agua<br />
sobre su cuerpo. Sin mirar a<br />
Deyanira, extrajo la flecha del<br />
cuerpo agonizante del centauro<br />
Neso. Éste pudo haber puesto en<br />
marcha el primer plan para su<br />
venganza, pero decidió cambiarlo.<br />
Su sangre era demasiado pura para<br />
bañar el cuerpo de un simple ser<br />
antropomorfo. Sus palabras finales<br />
siguieron de cerca la sangre que fluía<br />
de su boca:<br />
—Hércules —le dijo—, ya sé que<br />
la sibila délfica te ordenó realizar<br />
otro trabajo, el número trece, para<br />
expiar la matanza de tus propios<br />
hijos y el dolor que le provocaste a<br />
Mégara. El rey Euristeo no pudo<br />
haberte encomendado una misión<br />
más difícil, pues ni los dioses del<br />
Olimpo comprenden el enigma de<br />
esta nueva criatura, que desde la<br />
oscuridad de los bosques asola las<br />
comarcas de toda Grecia bajo la<br />
mirada de Hécate. Una criatura que<br />
no es un híbrido fijo como las sirenas<br />
o nosotros los centauros... sino que<br />
navega entre el mundo humano y el<br />
del animal. He aquí este espejo. La<br />
próxima vez que Hécate arroje su<br />
redonda mirada sobre la tierra,<br />
contémplalo bajo su pálida luz...<br />
pues sobre su pulido cristal se<br />
reflejará la identidad de la misteriosa<br />
criatura.<br />
Desde que la diosa luna se alzó en<br />
el cenit ataviada de una perfecta<br />
redondez, Hércules desveló el espejo<br />
ante su luz. Pues quería completar<br />
ese maldito trabajo al cual le había<br />
dedicado hasta ahora más tiempo que<br />
a ningún otro, sin resultado alguno.<br />
Ni el León de Nemea o la Hidra del<br />
lago de Lerna, le resultaron difíciles.<br />
Pero esta maldita criatura...<br />
Hércules palideció cuando vio lo<br />
que le mostraba el espejo. Mientras<br />
cada átomo de su cuerpo era una<br />
anarquía de electrones, protones y<br />
neutrones, se iba transformando en<br />
marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 60