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RevistaDigitalmiNatura117

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Instinto<br />

La persecución duraba desde el<br />

anochecer. Intenté escapar del influjo<br />

de aquellas fieras con todas mis<br />

fuerzas a pesar de que el instinto me<br />

decía que volviera a lo más profundo<br />

del bosque, pero tenía que verla de<br />

nuevo. Tenía que saber que estaba a<br />

salvo. Me ardía la pierna —malditos<br />

diablos— pero eso no me impidió<br />

correr con una velocidad tan<br />

increíble que me pareció que nada de<br />

aquello era cierto.<br />

Cuando llegué al hogar que<br />

habíamos compartido durante tanto<br />

tiempo no pude entrar: me resultó<br />

imposible. Mis manos habían<br />

desaparecido y unas garras siniestras<br />

las sustituían. Eva apareció por la<br />

ventana con un rifle en mano y con<br />

el rostro atormentado por la pena.<br />

Entonces comprendí, lo entendí<br />

todo… Yo ya no pertenecía a su<br />

mundo, los aullidos me llamaban de<br />

nuevo, y un deseo irrefrenable me<br />

indujo a volver. Antes de partir para<br />

siempre le miré a los ojos.<br />

Podría haberme disparado pero no lo<br />

hizo, creo que también comprendió<br />

que era yo y que de alguna manera<br />

me estaba despidiendo. Creo que<br />

supo que desde que me mordieron<br />

me había perdido para siempre.<br />

Me alejé con mis nuevos<br />

compañeros hacia donde se perdía el<br />

horizonte. Ya solo existía el instinto<br />

y la llamada de la tierra. De mis<br />

tiempos de humano solo perduraba<br />

ya el recuerdo de su mirada de<br />

fuego.<br />

Francisco Javier Masegosa Ávila<br />

(España)<br />

Quien parte y<br />

reparte…<br />

Desde mi más tierna edad, la duda<br />

me perseguía. Aunque durante los<br />

primeros años llegué a pensar que no<br />

se había tratado más que de un<br />

sueño, los hechos se estaban<br />

encargando de demostrarme que<br />

estaba equivocado; aquella reunión<br />

había sido de lo más real.<br />

Tras consultar manuales, guías<br />

esotéricas, la inestimable Wikipedia,<br />

y a cientos de pretendidos iniciados<br />

en las artes ocultas, había llegado a<br />

la conclusión de que se había tratado<br />

de un caso de viaje astral. Sí, tuvo<br />

que ser eso; mi alma había sido<br />

convocada hasta un lugar intemporal<br />

que seguía sin poder identificar,<br />

donde coincidió con las de otras<br />

tantas personas, perdidas como yo en<br />

el desconocimiento de cuanto<br />

sucedía a nuestro alrededor. La<br />

presentación casi no llegó a serlo, y<br />

aquel extraño ser procedió al reparto<br />

de papeles siguiendo algún criterio<br />

sólo por él conocido.<br />

marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 63

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