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RevistaDigitalmiNatura117

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los humanos son nuestra comida.<br />

Pero no te preocupes, un poco de<br />

terapia y otro poco de medicación y<br />

te pondrás bien. Pronto podrás<br />

disfrutar de un buen humano lechal<br />

con tu marido.<br />

Pere J. Martínez (España)<br />

Héroe fatal<br />

Entrada la noche, Nemesio entra a<br />

la pulpería con la cara, manos y<br />

camisa llenas de sangre. Los<br />

paisanos no sacan las miradas de sus<br />

cartas, siguen con su partida de mus,<br />

guarecidos debajo de la capa espesa<br />

del humo de los cigarros. El pulpero<br />

pone en la barra un trago de caña y<br />

se mete en la cocina.<br />

Nemesio se acerca al vaso, marca<br />

sus huellas ensangrentadas sobre el<br />

cristal y se lo lleva a los labios, traga<br />

de un saque. El pulpero reaparece ni<br />

bien el vaso vuelve a golpear contra<br />

la madera de algarrobo y repone el<br />

trago. Nemesio repite la acción de<br />

tomarse la caña, de un solo trago, el<br />

pulpero de meterse en la cocina y<br />

reaparecer al sonar el vaso vacío. Y<br />

se reitera hasta que se termina la<br />

segunda botella de caña y Nemesio<br />

se desploma sobre el piso de<br />

tierra. Automáticamente, la partida<br />

de mus y los feligreses (con su<br />

indiferencia a cuestas) se van<br />

corriendo de la Pulpería. El Pulpero<br />

reaparece con trapo y balde. Se<br />

acerca a Nemesio, moja el paño con<br />

el agua del balde y le limpia cara,<br />

manos, brazos y pecho. Luego le<br />

quita la camisa y la mete adentro del<br />

balde, donde el trapo flota sobre un<br />

agua enrojecida. El pulpero se mete<br />

en la cocina y reaparece con una<br />

cuchilla de monte. A paso lento, se<br />

acerca a Nemesio y le corta el cuello.<br />

El pulpero no mira la sangre que<br />

mana y vuelve a ensuciar la piel de<br />

Nemesio porque no quieta los ojos<br />

de la empuñadura que su mano<br />

sostiene con firmeza. El Pulpero, tras<br />

un grito mordido, lamenta el ahogo<br />

punzante que ahora siente en su<br />

pecho.<br />

Al día siguiente, el diario local<br />

llega para sacar la foto que mostrará<br />

al héroe que cazó a El Lobizón. En<br />

esa foto se verá a El Pulpero sentado<br />

en el suelo, con la espalda apoyada<br />

en la parte baja de la barra, la cabeza<br />

algo ladeada a la derecha, los ojos<br />

entreabiertos y la mano aferrada a la<br />

empuñadura de la cuchilla de monte<br />

que, en la madrugada, se clavó en el<br />

corazón. A sus pies yace Nemesio,<br />

su séptimo hijo varón. La sangre de<br />

ambos, fundida sobre el piso de<br />

tierra, está seca.<br />

Juan Guinot (Argentina)<br />

marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 78

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