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instinto carnívoro, cerró sus ojos<br />
ambarinos surcados por pupilas<br />
reptilianas y se echó a dormir, a<br />
sabiendas de que durante la noche<br />
una y otra vez se despertaría, y el<br />
dinosaurio aún seguiría allí. No creía<br />
que cuando Monterroso escribió el<br />
popular hiperbreve contemplara la<br />
posibilidad de que el narrador y el<br />
dinosaurio fueran la misma persona.<br />
Pedro López Manzano (España)<br />
Negro y Callejero<br />
Cuando hay luz, mi nombre es<br />
Ismael; en las tinieblas, aún no sé<br />
cómo me llaman.<br />
Jaime Meléndez Medina (México)<br />
Los cosecheros<br />
A 48 hrs. de haber recibido la<br />
condena de cadena perpetua, Isidro<br />
Gomes fue trasladado a la Unidad<br />
penitenciaria de máxima seguridad<br />
U7 de Resistencia Chaco.<br />
Hay veces que no puedo ni dormir,<br />
hay veces que ni siquiera recuerdo<br />
mi nombre y, sin embargo, ahí<br />
aparezco, junto a una animal muerto<br />
y destripado ferozmente, y yo<br />
ensangrentado, desnudo, extasiado y<br />
agotado, y con un enorme deseo de<br />
que vuelva a caer la noche.<br />
Todos los diarios de la provincia<br />
habían destacado el crimen como el<br />
más despiadado de los últimos<br />
tiempos, los testigos declararon que<br />
vieron a Isidro disparar dos veces<br />
contra la víctima, un cosechero<br />
golondrina, gente que suelen venir<br />
para el tiempo de la cosecha gruesa<br />
de algodón, del que no se supo<br />
antecedentes, el primer disparo fue<br />
Qué lástima que, durante esas horas en la espalda y el otro en la cabeza,<br />
de descanso, tenga que ser alguien el cual le destruyo el cráneo, luego<br />
que no quiero ser. Qué lástima que Isidro se acercó a la comisaria a<br />
tenga que esperar el retorno de la denunciar que un bestia le había<br />
oscuridad para poder ser quien comido sus animales y que la pudo<br />
realmente quiero ser. Lo único buen matar a orillas del rio, lugar donde<br />
de estar tanto tiempo así es que los testigos lo vieron cometer el<br />
puedo recordar quien soy. La cierto crimen.<br />
es que soy un negro, callejero, sin<br />
hogar, sin pasta y sin trabajo. Pero<br />
me gusta. Tengo todo ese tiempo<br />
para averiguar quién me alimentará,<br />
quién me cuidará y, sobre todo, a<br />
quién cuidaré, cómo será esa persona<br />
que hará que deje de mutar. Hasta<br />
entonces, seguiré siendo dos bestias,<br />
por ardua que me resulte la tarea.<br />
Isidro yacía tirado en la oscuridad,<br />
sollozando ya seco de lágrimas y de<br />
esperanzas solo repitiendo sin<br />
fuerzas ¡yo no fui por favor que<br />
alguien me crea!<br />
Cacho, uno de los penitenciarios<br />
más viejo se apiado de él y le dijo<br />
¡está bien chamigo acá tenés una<br />
marzo- abril, 2012 # 117 Revista Digital miNatura 65