Boletín 301 - Diócesis de San Juan de los Lagos
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MES DE LA BIBLIA<br />
go, lo hace <strong>de</strong> manera muy breve. En cambio,<br />
Lucas más extenso y abundante en <strong>de</strong>talles, da la<br />
impresión que quiere presentar una catequesis<br />
sobre el encuentro <strong>de</strong> unos discípu<strong>los</strong> con el<br />
Señor Resucitado y <strong>los</strong> lugares o espacios en <strong>los</strong><br />
que se manifiesta.<br />
Veamos, en primer lugar, el encuentro <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
discípu<strong>los</strong> con Jesucristo. Aquel<strong>los</strong> dos discípu<strong>los</strong><br />
se van <strong>de</strong> Jerusalén a Emaús (v. 13); pero,<br />
curiosamente, cuando <strong>de</strong>scubren al Señor, vuelven<br />
a Jerusalén (v. 33). Es muy probable que al<br />
insistir el evangelista en que aquel<strong>los</strong> discípu<strong>los</strong><br />
se van <strong>de</strong> Jerusalén quiera dar a enten<strong>de</strong>r que<br />
huyen <strong>de</strong> lo que sucedió ahí, <strong>de</strong> lo que hizo Jesús<br />
en esos días, <strong>de</strong> lo que le hicieron, <strong>de</strong> las causas y<br />
razones por las que había llegado a aquella ciudad.<br />
Quizás huían <strong>de</strong> un modo <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r y<br />
<strong>de</strong> vivir la fe en Jesucristo.<br />
En este segundo encuentro comprendieron que<br />
cruz y resurrección van juntas; que se resucita<br />
porque se entrega la vida, porque se ama hasta el<br />
extremo. Jesús les aclara que aquello no había<br />
sido un fracaso pues la entrega <strong>de</strong> la vida era el<br />
camino indispensable para la verda<strong>de</strong>ra gloria.<br />
Jesús resucitó no sólo porque murió sino por la<br />
causa por la que entregó su vida. Muchos habían<br />
muerto <strong>de</strong>l mismo modo que Jesús pero no por la<br />
misma causa ni por las mismas razones. De este<br />
modo, creer en la resurrección exige al mismo<br />
tiempo creer y asumir un estilo <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong><br />
pensar como el <strong>de</strong> Jesús. Con probabilidad el<br />
evangelista quiera convencer <strong>de</strong> que sólo es posible<br />
creer y participar <strong>de</strong> la resurrección si se<br />
asumen las causas <strong>de</strong> la entrega <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong><br />
Jesús.<br />
En segundo lugar, es importante consi<strong>de</strong>rar<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l encuentro <strong>de</strong> <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> <strong>de</strong>l Señor,<br />
<strong>los</strong> lugares en <strong>los</strong> que se les manifiesta o en que<br />
el<strong>los</strong> mismos lo <strong>de</strong>scubren. Aparecen con mucha<br />
claridad cuatro lugares: primero, <strong>de</strong> Jerusalén a<br />
Emaús Jesús camina con <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> (v. 15).<br />
El<strong>los</strong> conversan y discuten con aires <strong>de</strong> tristeza<br />
sobre lo que ha sucedido en Jerusalén. Estaban<br />
tristes y, aunque lo reconocían como un profeta<br />
po<strong>de</strong>roso en obras y palabras, se sentían <strong>de</strong>silusionados.<br />
Lo habían imaginado a su modo y<br />
estaban equivocados. A esto se le añadía su incredulidad<br />
ante el testimonio <strong>de</strong> las mujeres y <strong>de</strong><br />
algunos otros, quizás el mismo Pedro (vv. 21-24).<br />
La <strong>de</strong>cepción llega a su límite cuando el Evangelio<br />
menciona dos <strong>de</strong>talles: por un lado, el distanciamiento<br />
que toman <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> ante Jesús sin<br />
mencionar la relación que seguramente habían<br />
tenido y el hecho <strong>de</strong> afiliarse a <strong>los</strong> sumos sacerdotes<br />
y magistrados mencionándo<strong>los</strong> como “nuestros”<br />
(vv. 19-20). Por otro, la <strong>de</strong>cepción ante lo<br />
que esperaban <strong>de</strong> Jesús y la certeza <strong>de</strong> que está<br />
completamente muerto pues ya van tres días que<br />
aquello que sucedió (v. 21). En esta incertidumbre<br />
y momentos <strong>de</strong> incredulidad el Señor se les<br />
hace encontradizo, camina con el<strong>los</strong> y muestra<br />
interés en lo que les suce<strong>de</strong>, aunque ni siquiera se<br />
dan cuenta quién es el que va a su lado.<br />
El segundo lugar en que se manifiesta el Señor<br />
es en las Escrituras (vv. 25-27). El Evangelio<br />
dice que “les explicó lo que había sobre él en<br />
todas las Escrituras” (v. 27). Probablemente las<br />
comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Lucas sentían la necesidad <strong>de</strong><br />
RE-leer la Escritura a la luz <strong>de</strong> Jesucristo y <strong>de</strong> las<br />
nuevas experiencias por las que estaban pasando.<br />
Descubrían en la Palabra releída un lugar <strong>de</strong><br />
encuentro con el Señor que ya no estaba físicamente<br />
con el<strong>los</strong>; a<strong>de</strong>más, en ella, al enten<strong>de</strong>r<br />
mejor quién era Jesucristo, se comprendían más<br />
a sí mismos.<br />
El tercer lugar en que se encuentra a Jesucristo<br />
es en la hospitalidad: “Quédate con nosotros,<br />
porque atar<strong>de</strong>ce y el día ya ha <strong>de</strong>clinado” (v. 29).<br />
Los discípu<strong>los</strong> todavía no se habían dado cuenta<br />
que aquel encontradizo era Jesús; no obstante<br />
tienen un gesto <strong>de</strong> profunda hospitalidad: lo invitan<br />
a que pase la noche con el<strong>los</strong>. La comunidad<br />
<strong>de</strong> Lucas percibió la importancia <strong>de</strong> reconocer al<br />
Señor en el extraño que necesitaba <strong>de</strong> su acogida<br />
(véase el caso <strong>de</strong> Mt 25, 31-46). El Evangelio no<br />
reduce la petición <strong>de</strong> <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> a una invitación;<br />
dice que “le rogaron insistentemente. No<br />
están pensando en el<strong>los</strong> sino en el extraño, quizás<br />
en el peligro que podría correr por aquel <strong>de</strong>spoblado.<br />
El cuarto lugar en el que <strong>de</strong>scubren al Señor es<br />
en la fracción <strong>de</strong>l pan (vv. 30-31; también 35). El<br />
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