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Apropiarse de Bourdieu: la teoría feminista y la ... - Cuenta Conmigo

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Yo<strong>la</strong>nda Bedregal 1916 - 1999<br />

<br />

Bajo el oscuro sol<br />

Segunda Parte. Capítulo III<br />

Fogatas<br />

Víspera <strong>de</strong> San Juan. Vengo <strong>de</strong> casa <strong>de</strong> Merce<strong>de</strong>s.<br />

Han hecho con los vecinos <strong>la</strong> tradicional fogata que<br />

consume gloriosamente en esta fecha, muebles rotos,<br />

tab<strong>la</strong>s viejas y todo aquello que cumplió su <strong>de</strong>stino o<br />

simplemente estorba. En el patio trasero, chiquillos<br />

saltaban chamuscándose <strong>la</strong>s pestañas, entre chispas<br />

<strong>de</strong>sbandadas. Los gran<strong>de</strong>s nos limitábamos a<br />

contemp<strong>la</strong>r nostálgicos el fuego y a sorber el sucumbé<br />

que Merce<strong>de</strong>s repartía.<br />

En esto llegó el yatiri a quien habían l<strong>la</strong>mado para<br />

echar suertes. El adivino indígena colocó<br />

ceremoniosamente el brasero, <strong>la</strong> ollita <strong>de</strong> barro y su<br />

recado mágico … Hubo expectativa ante su presencia.<br />

Se quitó el sombrero <strong>de</strong> fieltro <strong>de</strong>jándose el lluchu<br />

puntiagudo con bor<strong>de</strong>s y orejeras <strong>de</strong> preciosos diseño.<br />

Echó a los hombros <strong>la</strong> a<strong>la</strong>s <strong>de</strong> su poncho, levantó los<br />

brazos para invocar a <strong>la</strong>s <strong>de</strong>ida<strong>de</strong>s, luego se sentó<br />

sobre sus talones y comenzó el rito. El plomo <strong>de</strong>rretido<br />

en un cucharón, cayó al agua con un chasquido seco<br />

tomando formas que el indio interpretaba<br />

cabalísticamente. La reunión se hacía más interesante,<br />

pero tuve que retirarme para visitar a un enfermo.<br />

A lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong>l trayecto crepitaban hogueras<br />

arrogantes, a<strong>de</strong>rezadas con buscapiques, cohetillos,<br />

fósforos <strong>de</strong> benga<strong>la</strong>, y amenizados con música <strong>de</strong><br />

acor<strong>de</strong>ones. Diseminadas por todos los barrios ardían<br />

también fogatas menores atizadas con astil<strong>la</strong>s, cestas<br />

<strong>de</strong>strenzadas, <strong>de</strong>sechos, sin ponche ni música. La<br />

noche esmeri<strong>la</strong>da por el humo, olía a yerba y paja.<br />

En San Juan ¡Ka<strong>la</strong>takaya! ¡Huarikasaya! <strong>la</strong>s<br />

piedras revientan y <strong>la</strong>s vicuñas ulu<strong>la</strong>n <strong>de</strong> frío. Noche<br />

evocativa y esperada casi tanto como <strong>la</strong> Nochebuena.<br />

Eran como <strong>la</strong>s dos <strong>de</strong> <strong>la</strong> madrigada ciando volví<br />

a casa, picado por el repentino temor a que doña<br />

Hortensia hubiera cumplido su propósito, y se consumara<br />

el holocausto. Me estremecí al notar que <strong>la</strong> caja <strong>de</strong><br />

mimbre había sido retirada <strong>de</strong> su sitio. Regresé al<br />

grupo <strong>de</strong> incendiarios, fingiéndome indiferente. Aporté<br />

con folletos, envases <strong>de</strong> muestras médicas, combustible<br />

a cambio <strong>de</strong> los paquetes que reconocí como<br />

pertenecientes a Loreto y disimu<strong>la</strong>damente los llevé a<br />

feminaria literaria año XI, nº 17 • 125<br />

mi cuarto. Impaciente por examinarlos, cogí una hoja<br />

que sobresalía entre dos atados. Escrita a máquina,<br />

renglón ceñido con estrecho margen; era una carta sin<br />

fecha ni firma. La alisé en <strong>la</strong> almohada, aproximé una<br />

lámpara. La cinta <strong>de</strong>bió estar muy gastada; con un<br />

poco <strong>de</strong> esfuerzo y mucha avi<strong>de</strong>z, logré escuchar<strong>la</strong>.<br />

No digo leer<strong>la</strong>; <strong>la</strong> escuché. Rezaba así:<br />

“En esta Noche <strong>de</strong> estrel<strong>la</strong>s ariscas, pienso en Ud.<br />

La última vez que estuvimos juntos era también<br />

San Juan (y nos amábamos. Ud. no lo sabe). Yo estaba<br />

recién llegada <strong>de</strong> un <strong>la</strong>rgo viaje; todavía con el rumor<br />

<strong>de</strong>l mar y el silencio <strong>de</strong> Ud. En mi corazón.<br />

En el parquecito <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>maradas jugaban a <strong>la</strong><br />

mancha con los espectadores. Ud. se llegó al grupo. El<br />

fuego esculpía su figura, su rostro; a intervalos, brillo y<br />

carbón, mientras <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi se iban restaurando sus<br />

facciones ya <strong>de</strong>sdibujadas.<br />

¡Oh retrato <strong>de</strong> fuego contra mi sombra, tan cerca<br />

<strong>de</strong> Ud.! Sombra enriquecida <strong>de</strong> soledad, símbolo <strong>de</strong><br />

una liberación que no pedí.<br />

Nos amamos en un ayer sin esperanzas y sin<br />

mañana. La fecha que <strong>de</strong>bía juntarnos, se alejó ese<br />

otoño <strong>de</strong>finitivo. Nunca sabrá si fui dichosa o infeliz.<br />

El día que Ud. me encuentre seguirá el enigma. ¿Sabe<br />

Ud. <strong>de</strong> malgastadas ternuras, <strong>de</strong> anhelos malogrados,<br />

amor no <strong>de</strong>rrotado? ¿Sabe Ud.? Se lo pregunto ahora,<br />

en esta Noche <strong>de</strong> San Juan, como aquel<strong>la</strong> que evoco.<br />

La vida me dio <strong>de</strong> nuevo sus regalos. Me amaron. Amé.<br />

Volví a hal<strong>la</strong>r mi alma infantil cicatrizada, pero todavía<br />

limpia. Volvía a hal<strong>la</strong>r mi corazón mel<strong>la</strong>do pero todavía<br />

entero. Volví a encontrar mi ojos ciegos pero capaces<br />

<strong>de</strong> mirar al sol; volvía a ver mis palmas vencidas pero<br />

ansiosas <strong>de</strong> recibir <strong>la</strong> ofrenda.<br />

Hoy cuando todo parecía terminado, volvemos a<br />

encontrarnos. D. Es otro. Yo, <strong>la</strong> misma diferentes. Cada<br />

día más pequeños montoncito <strong>de</strong> ceniza que podría<br />

caber en una mano varonil. (Las gran<strong>de</strong>s hogueras <strong>de</strong><br />

esta noche serán mañana limosna oscura en <strong>la</strong> falda <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> tierra).<br />

Pienso en Ud. ¡No me huya! ¿Por qué no me<br />

escucha? No pretendo lo que no me pertenece. Solo<br />

quise, con Ud., <strong>de</strong>sandar un camino. Recoger <strong>la</strong>s<br />

migajas caídas <strong>de</strong>l pan que no probamos. Tal vez un<br />

día, un día … <strong>de</strong> ausencia, no <strong>de</strong> presencia, se hará<br />

realidad.<br />

¿Rehuye Ud. <strong>la</strong> intimidad? Lo que mutuamente nos<br />

<strong>de</strong>bemos, quedó en suspenso. Un compromiso una<br />

char<strong>la</strong> trivial fueron barrera <strong>de</strong>l encuentro. Ahora<br />

estamos solos; ¡no me rechace! Llegará el día <strong>de</strong> <strong>la</strong>

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