Apropiarse de Bourdieu: la teoría feminista y la ... - Cuenta Conmigo
Apropiarse de Bourdieu: la teoría feminista y la ... - Cuenta Conmigo
Apropiarse de Bourdieu: la teoría feminista y la ... - Cuenta Conmigo
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>de</strong> los veraneos, <strong>de</strong> eso hablábamos mucho,<br />
ahora lo recuerdo, pero jamás <strong>de</strong> cosas íntimas.<br />
Vuelve a alejar <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> algún eco<br />
sexual: sigue mintiendo. Conviene también resaltar un<br />
tono discordante que se advierte en el “<strong>de</strong> eso hablábamos<br />
mucho, ahora lo recuerdo...”, como si fuera una<br />
respuesta a una pregunta formu<strong>la</strong>da en off. Si se<br />
consi<strong>de</strong>ra este tono, sumado a <strong>la</strong>s anticipaciones<br />
comentadas y algunos otros giros coloquiales <strong>de</strong>l<br />
re<strong>la</strong>to, podría pensarse que, en realidad, esta narradora<br />
está respondiendo a un interrogatorio que requiere<br />
su confesión. Si hay confesión, hay presunción <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>lito. Eso es lo que <strong>la</strong> narradora intentará eliminar: su<br />
culpabilidad. Los disfraces no son más que coartadas<br />
que <strong>la</strong> alejan <strong>de</strong> <strong>la</strong> escena <strong>de</strong>l <strong>de</strong>lito. Mientras, en <strong>la</strong><br />
trama, se va preparando el ara <strong>de</strong>l sacrificio.<br />
Ya iniciado el parloteo preliminar al encuentro<br />
entre los cuerpos, <strong>la</strong> narradora encuentra <strong>la</strong> excusa<br />
que, a <strong>la</strong> vez, introduce <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> lo que<br />
representaba ese hijo (y el mo<strong>de</strong>lo) para el<strong>la</strong>:<br />
Un día Santiago se portó mal: <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> un<br />
ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> he<strong>la</strong>dos que iba pregonando por <strong>la</strong><br />
calle, creo que lo perturbó. Hacía gestos, no<br />
quería sentarse y a cada instante abría <strong>la</strong> boca y<br />
miraba el techo con cara <strong>de</strong> idiota.<br />
Como única penitencia le infligí <strong>la</strong> penitencia más<br />
divertida <strong>de</strong>l mundo: lo encerré con l<strong>la</strong>ve en el<br />
altillo. Oí su jubiloso paso, su alegría mientras...<br />
El “mientras” permite <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zar <strong>la</strong> alegría <strong>de</strong>l<br />
niño a <strong>la</strong> suya propia, don<strong>de</strong> hal<strong>la</strong> sentido pleno:<br />
...mientras Armindo aprovechaba <strong>la</strong> oportunidad<br />
para mostrarme cuadros, libros, fotografías. Nos<br />
miramos en los ojos por primera vez. Él me pidió<br />
que me levantara el pelo para admirar mi perfil<br />
con <strong>la</strong> oreja <strong>de</strong>scubierta. Fue como si me or<strong>de</strong>nara<br />
quitarme <strong>la</strong> ropa. No quise. Insistió. No sé<br />
cómo, terminamos sentados en el diván azul,<br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l ventanal, él con un lápiz y un papel en<br />
<strong>la</strong>s manos, yo, mostrándole mi perfil con <strong>la</strong> oreja<br />
<strong>de</strong>scubierta. Hablábamos sin cesar. ¿Quién era<br />
el char<strong>la</strong>tán? Ninguno <strong>de</strong> los dos. Estábamos<br />
nerviosos.<br />
Más disfraces: es Armindo quien aprovecha <strong>la</strong><br />
oportunidad. El<strong>la</strong> –como siempre inocente, ingenua–,<br />
obe<strong>de</strong>ce ór<strong>de</strong>nes, no sabe por qué hace lo que hace.<br />
Por otra parte, el pintor reconoce que jamás antes<br />
feminaria literaria año XI, nº 17 • 57<br />
había retratado a un niño y re<strong>la</strong>ciona cada pintura con<br />
un problema inesperado: nueva anticipación y excusa<br />
para acercar los cuerpos, ya que el<strong>la</strong> lo ve afligido y<br />
lo consue<strong>la</strong> tomándole <strong>la</strong> mano. Luego, exhibiendo su<br />
oreja y a <strong>de</strong>sgano, posa ante el pintor. El resultado no<br />
le <strong>de</strong>spierta más que una nueva inclemencia:<br />
Se me antojó que en una lámina para estudiantes<br />
<strong>de</strong> anatomía, esa oreja era una parte muy vergonzosa<br />
<strong>de</strong>l cuerpo humano. Me pareció in<strong>de</strong>cente,<br />
se lo dije y lo rompí. Sonrió comp<strong>la</strong>cido.<br />
Ahora el disfraz es el <strong>de</strong> una estudiante, reforzando<br />
su pretendida ingenuidad. Su rechazo (¿<strong>la</strong> oreja le<br />
haría recordar a una vagina?) no hace más que alentar<br />
al pintor, conocedor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s estrategias <strong>de</strong> una histérica,<br />
ya que sonríe comp<strong>la</strong>cido: <strong>la</strong> dama ha comprendido<br />
sus intenciones. A continuación, hace su entrada en<br />
primer p<strong>la</strong>no el objeto sobre el que gira el re<strong>la</strong>to:<br />
Estudiamos el retrato <strong>de</strong> Santiago, lo retiramos<br />
<strong>de</strong>l caballete y le colocamos un marco. Nadie<br />
hubiera conocido a mi hijo. Prometí a Armindo<br />
fotografías que podrían servirle <strong>de</strong> ayuda.<br />
En vez <strong>de</strong> observar, estudian el retrato, estableciendo<br />
un puente entre <strong>la</strong> sexualidad y el retratado, que<br />
pasa sin duda por <strong>la</strong> mirada, lo que va orientando <strong>la</strong>s<br />
coor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong>l final <strong>de</strong>l cuento.<br />
Sorpren<strong>de</strong> el uso <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra conocido, que<br />
oculta el significante esperado: reconocido, lo que no<br />
hace más que anticipar el futuro, a <strong>la</strong> vez que,<br />
cal<strong>la</strong>damente a estas alturas, resignifica el retrato<br />
como problema. Pero <strong>la</strong> narradora sólo brinda esta<br />
pista y <strong>de</strong>svía reintroduciendo <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve i<strong>de</strong>ológica que<br />
suscita el accionar <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer:<br />
Prometí a Armindo fotografías que podrían servirle<br />
<strong>de</strong> ayuda.<br />
Evi<strong>de</strong>ntemente, este mo<strong>de</strong>lo, tal cual expresó al<br />
inicio <strong>de</strong>l re<strong>la</strong>to, no pue<strong>de</strong> proporcionar <strong>la</strong> base para<br />
copias perfectas, tal cual <strong>de</strong>sea el marido. Adquiere<br />
sentido retroactivamente su postura sobre los parecidos<br />
y <strong>la</strong>s expresiones: el niño retratado en el cuadro no<br />
se parece al mo<strong>de</strong>lo, por lo que no sería conocido/<br />
reconocido: <strong>la</strong> alternancia entre uno y otro significante<br />
reaparecerá hacia el final.<br />
Por ahora, po<strong>de</strong>mos preguntarnos por qué el<br />
retratado no es una copia <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo. Esta ina<strong>de</strong>cuación<br />
<strong>de</strong> uno al otro es adjudicado engañosamente a <strong>la</strong><br />
impericia <strong>de</strong>l pintor cuando, en realidad, representa <strong>la</strong>