Marisol Luna

El arma más poderosa que tiene usted al descubrir la
infidelidad es decidir si perdona o se aleja para siempre
cortando el asunto hasta siempre. USTED DECIDE, PERO
DECIDA FIRME.
Durante años de consejería ministerial y charlas he visto y
atendido cientos de casos que han comenzado con el asunto
de la infidelidad, para al final entender que el primer infiel es
el supuesto engañado, que nunca se tomó tiempo para
valorarse como persona siendo infiel a lo que esperaba de sí
mismo.
Pues de la misma manera, ahora que desperté en usted el
espíritu combativo y hasta se acordó de algún pecadillo
oculto de alguien o propio, recuerde tan sólo que usted es su
propio traidor cuando decide no poner fin a esas pequeñas
aventurillas desafiantes del destino donde se engaña a sí
mismo conformando su vida en un círculo negativo y
pesimista. ¿O será que usted es como el personaje de
caricaturas que para probarse que es un héroe vive
buscando el peligro?
Seamos realistas, a NADIE le gusta la infidelidad, solo al que
disfruta el acto porque sabe que es peligroso y se siente bien
ante la sobredosis de adrenalina causada por su engaño.
Nadie se siente bien sabiéndose engañado. Nadie debería
sentirse bien engañando a otros o a sí mismo tampoco.
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