Marisol Luna

Me equivoqué al pensar que no tenía defensa: EL ESCUDO
PODEROSO DEL AMOR DE DIOS ME PERMITIO NO GUARDAR
RENCOR ANTE LOS ATAQUES RECIBIDOS Y SÓLO PORQUE
DIOS ME AMO, AUNQUE NO LO MERECIA. La unción de SU
Presencia en mi vida llenaba cada hueco o lugar asolado por
el dolor y las lágrimas cada vez fueron menos frecuentes
porque aprendí a ser fuerte porque Dios me amó y me ama.
Las peores heridas cuyas cicatrices tardan más en borrar y
desfiguran con más rapidez son las que vienen de quienes
amas. Por siempre viví con la esperanza de un hogar lleno de
amor, entendimiento y felicidad pero no fue así. Luché,
levanté las velas de mi barca, peleé con la tormenta y hasta
naufragué pero ¿saben qué? Nunca me hundí porque Dios
me ayudó a sobrevivir.
La vida ha sido dura, y ¿para quién no? ¿Pero hasta cuando
vas a seguir soportando sólo sin ayuda? Depende de ti. La
única cirugía emocional y mental posible depende de usted
mismo, tiene que aprender a extirpar sus “tumores
malignos” ¿o serán temores malignos? Despierte a una vida
nueva llena de paz y alegría si se lo propone.
En algún momento de su vida se encontrará un camino que
parece no tener fin y se sentirá como en un laberinto. De
usted depende si sale de allí y encuentra su recompensa o si
se resigna que llegue alguien y le guíe hacia donde quiera
que usted camine.
52