Marisol Luna

pueden alcanzar estrechamente a ver. El peligro de vivir la
vida así es precisamente hacer de esa vida una costumbre
que nos arrastra a la infelicidad total.
Algunas veces, la pena a los demás nos convierte en
mártires de un sentimiento estéril que la mayor parte de las
veces la gente no agradece, pasa por desapercibido o no es
recompensado en lo absoluto. Este sentimiento
autodestructivo los lleva a morir solos, sin amor o habiendo
dejado pasar el amor sin considerar la aventura del riesgo
que conlleva confiar en nosotros mismos y en la persona que
nos ama.
Es la confianza precisamente en nosotros mismos o la falta
de ella, la que nos hace responsables de la gran mayoría de
nuestros éxitos y fallos. Digo fallos porque yo no creo en
fracasos.
Fallos son las acciones que en un momento dado conllevan
errores de cálculo sin consecuencias mayores; fracasos son
aquellas experiencias de vida que dejan huellas, cicatrices y
consecuencias a corto y/o largo plazo. Demás está decir que
TODOS hemos pasado por fracasos y fallos. Pero más allá de
ellos están la VICTORIA y el TRIUNFO.
El triunfo viene de acciones calculadas y premeditadas con
planificación anticipada a la ejecución. Son parte del proceso
de la guerra de supervivencia diaria.
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