Marisol Luna

pudo perdonar al causante de su pena como lo hice yo. Esto
le quitó el control absoluto de mi vida para siempre.
En manos de un ser humano enfermo del espíritu, aunque
con mente religiosa, vivimos mis tres hijos y yo en medio de
la opresión que quebró mis alas en muchas ocasiones al igual
que las de los niños que Dios puso en mis manos y que por
largo tiempo no pudieron conocer la verdadera libertad del
Alma. Lo más importante de la experiencia fue descubrir que
Dios ha sido tan bueno que nos ha permitido perdonar a
quien nos ha herido y seguir adelante en la vida hacia un
futuro glorioso, reconstruido y de victoria.
Muchos años después, puedo decir: Ahora podemos hablar.
Lo interesante es que luego de comenzar el proceso de
liberación de estas ataduras, ya no me duele lo que antes me
atormentaba porque soy LIBRE. Para ser libre, tuve que
batallar contra todo lo imaginable y sobre todo, contra la
posibilidad de permitir que mi corazón albergara
sentimientos malignos que destrozaran mi deseo de servir y
ayudar a otros a través de mis experiencias.
Mi mejor ganancia en todo esto ha sido salir con vida y sin
raíces de amargura y LISTA PARA VIVIR LA GRACIA DE DIOS,
ENCONTRAR LA PAZ Y EL AMOR VERDADERO. Yo siempre
dije: EN ALGUN LUGAR DEL MUNDO HAY UN HOMBRE
ESPECIAL QUE DIOS TIENE PARA MI, Y ES ASI: DIOS PONE
SIEMPRE EN EL CAMINO EN EL MOMENTO CORRECTO Y EL
TIEMPO ADECUADO PARA UNO LO QUE SE PIDE.
La peor situación luego de la violencia doméstica es que la
persona, por causa de lo que se llama stress post traumático
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