Ilusiones perdidas

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levantó, se acercó al obispo y le dijo: —¿Qué os está n diciendo, monseñ or, para que os haga sonreír tan a menudo? Lucien se apartó unos pasos para dejar discretamente a la señ ora du Châ telet con el prelado. —¡Ah!, señ ora condesa, ¡este muchacho tiene mucho ingenio!... Me estaba explicando có mo le debe a usted todos sus éxitos... —Yo, señ ora, no soy ingrato... —dijo Lucien, lanzando una mirada de reproche que encantó a la condesa. —Entendá monos —dijo ella, atrayendo a Lucien con un gesto del abanico—. Venga con Monseñ or, por aquı́... Su Ilustrı́sima será nuestro juez.— Y señaló el gabinete, haciendo pasar al obispo. —Está obligando a Monseñ or a hacer un papeló n... —dijo una mujer del campo Chandour, lo suficientemente alto como para ser oída.
—¡Nuestro juez!... —dijo Lucien, mirando alternativamente al prelado y a la prefecta—. ¿Habrá, pues, un culpable? Louise de Négrepelisse se sentó en el canapé de su antiguo gabinete. Después de haber hecho que Lucien se sentara a su lado y Monseñ or al otro, comenzó a hablar. Lucien hizo a su antigua amiga el honor, la sorpresa y la dicha de no escuchar. Tuvo la actitud y los gestos de la Pasta en Tancredi, cuando va a decir: ¡Oh, patria!... Sobre su isonomıá, cantó la famosa cavatina del Risso. Finalmente, el alumno de Coralie encontró el medio de hacer que a sus ojos asomaran unas lágrimas. . —¡Ah, Louise, có mo te amaba! —le dijo al oido, sin preocuparse por el prelado ni por la conversació n, en el momento en que se dio cuenta que las lágrimas habían sido vistas por la condesa. —Seqú ese los ojos o me perderá aquı́, una vez má s —dijo ella, volviéndose hacia él en un aparte que chocó al prelado. —Es suiciente con una —repuso vivamente Lucien
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Primera parte LOS DOS POETAS Al se
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tinta no funcionaban aún en las pe
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entregá ndole las economıás de
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algú n fabricante se encontraba e
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educir a la má s completa inactiv
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muchos de esos viejos quinqués qu
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a su hijo en el curso de una sucule
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decoradas agradablemente con emparr
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decorados con un papel con escenas
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El padre se precipitó por la esca
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hierro o con madera, con oro, o con
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El total llegaba a los treinta mil
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la provincia antes de cien años. Y
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parisienses, el padre se extrañ o
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azonamientos, llorosos y ruines, co
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consideraba la instrucción como in
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enfurecıá, lo veıá dominando al
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impresiones de la ciudad, y el prod
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en los famosos mil doscientos franc
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de la Academia de Ciencias, perdien
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muy considerada en el Houmeau, llam
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diferente. A pesar de haber sido de
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en ella una fortuna y consideró a
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carcomido, sobrecargado con esas te
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gruesos labios, en el hoyuelo de la
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indicio, que engañ a raramente, e
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todas las diicultades, también se
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había hecho era digno de ser publi
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casa de los señores Cointet. —Pe
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dicho que no volverıá a poner los
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divididas en parte alta y parte baj
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transportadas por el rıó, y inalm
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sentimientos que separan a Angulema
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Bargeton, fue oicial de los Guardia
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del abate Roze, se escondió en el
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altanerıá de las grandes damas, s
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Como muchos otros padres, resolvio
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de rosa o peinarse de un modo infan
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describirla con frases enfá ticas
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todas las existencias poéticas y
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las pasiones de entonces, tan fá
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tanto singular. Durante el ú ltim
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que se demuestra mediante el ejerci
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sufrimientos, todo ello excitó la
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él, podarlo y cultivarlo para obt
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uno de esos nobles tenıá su preci
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donde los manjares son de cartó n
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aurora de la fortuna. La santa cria
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pretendidos inconvenientes de tal a
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para comprometerle a hacer una lect
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o algunas mujeres de visita en casa
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poeta querido Lucien; luego, simple
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Su fiel blancura; Y el lápiz furti
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pesar de esta precaució n, toda l
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demostraban. En resumen, dijo mucha
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que por desgracia se habıá visto
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hizo una enseñ anza. Con sus blan
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como la debilidad se iba apoderando
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genio, planeaba sobre el Sinaı́ d
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escritor y que tanto gustan a las m
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uen comerciante holandés. Muchas
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alcanzar el éxito mediante la ayu
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—Buenos dıás, muchachos —le d
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epetir cuando el joven pasó cerca
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Muchas veces, al anochecer, tras de
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oyó . E ve, entonces, se sentó
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pongo una restricció n a mi conse
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A pesar de la estrechez que se adiv
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aristocracia —dijo él, mirando
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todas las cuerdas vibran dando plen
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Cuando los enamorados se encontraro
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Este gentilhombre era uno de esos c
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cuando toda esta gente carecıá de
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mujer era pasiva. Le decıá: "Haz
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pregunta. —Sı́, se está visti
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Llevaba unos inos zapatos y medias
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de una de sus sienes, que le pareci
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de Amélie, la mujer que se presen
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pavoneá ndose con su cabeza carga
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Tras de esta pareja, apareció el
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uenas relaciones con el señ or de
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como al perrito de una: marquesa; l
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hablaba, se levantaba para responde
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Esta frase terminó gloriosamente
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Todas estas personas, privadas de e
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o incomprendidos, al igual que una
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necesidad de descanso. Con este pre
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una nube. Leyó la sombrıá eleg
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—Usted que ha estado en la diplom
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Del seno de estos torrentes de glor
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Y del terrible arcángel ha chocado
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la declaración me parece muy clara
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punto de cometer una locura. Franci
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—Hace falta estar muy ciega para
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¿Acaso no ve la fatalidad que hay
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Châtelet. —Anunciar tales concep
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caıán en la rutina de sus costumb
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profunda ironıá de su involuntari
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antañ o y un ¡de cuyos fragmento
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Dante, segú n las palabras del vi
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fá brica de pó lvora forma un a
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hecho todo lo posible por situarle
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—Y allı́ está también su pe
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tanto a usted como a su madre, ¿no
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está como abrumada. ¿Por qué s
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me oprime el corazó n tan fuertem
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Al sentir la mano de E ve, hú med
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machacado y reducido a pasta. La ne
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trabaja la Naturaleza. Para llegar
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tardarıá al menos dos horas y no
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grabados que representaban la fabri
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tanto ya ve que si triunfo usted te
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"Si la señ ora de Bargeton consie
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—Con tal de que tu padre no desap
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hermana a David Séchard. Por toda
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Cá sate, consiento en ello, pero
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"¿No tiene nada?" —La fortuna de
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temprano para venir a pedirme const
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que en la desgracia no podrıá con
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á ngel mıó, te haré un oasis
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y el proyectado matrimonio. —¡Po
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—No hagan a Nais responsable de l
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Zizine y Francis. Un apretó n de
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en que la novela histó rica en la
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colocó algunas veces entre las al
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ido demasiado lejos; aquel amor con
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han perdido después de haber sido
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una a una todas las diicultades de
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partidarios, preguntando a su vecin
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hacer olvidar al niñ o sublime, a
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—¡Nunca me has amado! —exclam
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el escá ndalo y la perversidad, e
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obispado. Cuando la ciudad entera e
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defensor; pero, entre nosotros, el
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momento en que incorporaba a ese mu
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siguiente con un hombre, por tener
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—Pues bien, vaya a la habitació
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arreglarse. Los tres hombres volvie
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—Lucien, ¿sabes ya la noticia de
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causa de este acontecimiento, y que
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padre —decıá la señ ora Chard
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de la familia de los Négrepelisse
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Haré que te reciban en casa de la
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Bargeton serıá ú nica y exclusi
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furias, ya que entreveıá mil diic
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tres corbatas de batista, las otras
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marcharte. Lucien inclinó lenta y
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amado, le besó tiernamente y le di
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carruajes que pararan en la posta.
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Una amante, tan noble como tierna,
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abundancia y de esencial bondad que
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enterarse de que han hecho el viaje
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presentarla a ellos, pero conocera
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no hiriera la vista de Louise. Cuan
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sometiéndose a ellas. —Louise
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asustaba. Las costumbres de la prov
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ministeriales realizan sus vendimia
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a la señ ora de Bargeton, de solt
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aturdido por la rapidez del movimie
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escoger, ni comparació n que hace
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en el cerebro. Los hombres que tien
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de Espard o tener que ir de improvi
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algú n pobre diablo, un terrateni
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El sufrimiento lo aumenta todo. En
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sonoras espuelas y su pequeñ a le
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permanecer en medio de sus ruinas y
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sus compras. A las siete, subió a
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pú blico le ve a él. Lucien se
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le habıá tranquilizado al darse c
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corriente sobre aquella conmoció
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—Una cosa inaudita, querida —re
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que un paso. El teló n habıá ca
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polı́ticas. Su belleza casi delic
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de Vandenesse adoptó un aire cari
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señ ora de Espard que le perdonar
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encontraba. ahora en las ideas. Se
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Rastignac era, sin duda, el animado
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que.del futuro, del pasado. "Nunca
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impertinente, sin que Lucien pudies
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sociedad castiga! Admito que sea el
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presencia de la sociedad parisiense
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tampoco muy bien, y, sin embargo, v
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enguantada sin tener aspecto de que
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de los poetas, saludando a las muje
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El señ or de Marsay vino a reı́
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pequeñ as cosas hicieron sentirse
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saber qué serıá de su Louise en
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tendrá que temblar si las cosas m
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pocas palabras: la señ ora de Bar
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sublime Don Quijote. Hoy en dıá n
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hermana; no esperes recibir cartas
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epigrama del nombre. Flicoteaux sub
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exacto conocimiento del tiempo: sab
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hacia las cuatro y media, tras de h
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fuego de la conversació n de ayer
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las obras de la literatura contempo
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obligados a comprar por diez sueldo
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El pasquıń, creació n nueva y o
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—¿A qué plazo?, ¿nueve meses?
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—Sí. El librero salió . Lucien
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Vidal se escabulló. —Yo no le di
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por unas medias almohadilladas de u
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de sacar el manuscrito de Las Marga
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engañ ar a su impaciencia mediant
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igualmente nuestro dinero y su tale
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arriesgar dos mil francos. Si nos e
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esperanza. Bajito, pá lido y delg
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el uno como el otro, como má s ta
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niñ os, acribillado de deudas, pe
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ninguna diicultad. Un gran escritor
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crin, ocupaban el fondo de esta hab
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só lo ha hecho de ellas un ú ni
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jó venes médicos, escritores, p
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de su viva amistad. Lucien, entonce
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palabra, hubiese podido continuar l
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podıá reı́r y se reıá de todo
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Michel Chrestien pereció a causa
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esas personas selectas. La familiar
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sentimiento, podıán pensarlo todo
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ciencia, se iluminaban mutuamente d
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odaron por sus mejillas. —No has
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que me hace bendecir el cielo por h
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gran hombre desconocido al que amo
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alas, mi bello y amado genio. Sera
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en las que será s grande y que co
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—Nosotros te sostendremos. Para e
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En varias ocasiones habló de lanz
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heraldo de sus glorias. —Por otro
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Lucien habıá estudiado el tono jo
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—Una reclamació n, sin duda —
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"¿No se dirıá que es Voltaire y
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los cajistas de la imprenta, a quie
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por la escalera y ese ligero paso f
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—¿Dó nde se hace el perió di
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pasando ante el vientre de Lucien y
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encontrará , si es " que puede en
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del poeta, que volvió a coger la m
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difıćiles de la poesıá. Este pe
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ministeriales; sin embargo, Canalis
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Lucien se sintió molesto ante la
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Su corola es despojada con ardor Y
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Rosa sin ambrosía, lirio sin simpl
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Yo soy el tulipán, de Holanda una
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tiene corazó n; en vendedor, si t
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combates desencantan el alma, depra
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veces al mes en el café Voltaire
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acusadora y terrible—. ¡Y tengo
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desterrada en un arrabal, enriqueci
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puse la lor de mi talento para un i
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Donde el librero no ve má s que u
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de los reyes de la librerıá y a a
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destacar en el palco de la marquesa
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de noche, llena de libros leı́dos
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—¿Con el dinero? —¿Dinero? Ya
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solo botó n y de cuello grasiento
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pasada. —Bueno, ¿continuamos nue
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vez los pierda —añadió Barbet.
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celebran como un gran acontecimient
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importante, que hay muy pocos hombr
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enormemente los enrejados verdes, t
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desvergonzado, lleno de gorjeos y l
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modistas estaban llenas de sombrero
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alumnos de la Escuela Politécnica
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estila; la forma en que estaban des
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—Si fueses tan guapo como ese muc
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las gracias. —¿No podrıás hace
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—Al menos no nos dará drogas —
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segunda edició n la imprimıá Da
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el suyo. Su obra me ha causado un g
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ésta era la clave de todo el enig
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—De acuerdo, si acepta por redact
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ni alguaciles. Aquı́ só lo se e
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demasiado caras. Aún no soy lo suf
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poetas: Béranger, Casimir Delavig
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edactores del Constitutionnel y el
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cochero—. Dauriat es un bromista
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para apreciar la obra. Ningú n li
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joven autor, colaborador de algunas
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lı́mites. Acababan de representar
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de la escena a los bastidores. —A
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ingresos sin ningún gasto. —Y tu
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—¡Có mo! Estará Blondet de l
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Florine, advirtiendo la presencia d
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papel y tratad de entenderlo. Lucie
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espectáculo insospechado. —¿Cre
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patio de butacas en alboroto las es
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de mi pequeñ o diario, con doscie
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—¡Ah, bah! —exclamó el direct
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astucia de estas queridas criaturas
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independencia de las ideas que han
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con todas las actrices de sus teatr
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sobre las cañ as de sus botas, ce
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van a robar —protestó Lousteau
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auditorio. Dos corrupciones caminab
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dijo en voz baja Florine, mientras
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esconde en la buena mesa, en el vin
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proposiciones muy interesantes y se
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En el argot tipográ ico se llama
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—Como su promesa no me compromete
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verdaderas. Para Lucien fue como un
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que ya se encontraba Camusot y su s
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usted la mitad de su triunfo. —Y
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artı́sticamente, tapizado con pan
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salón. —Mi niñ o querido —di
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voy a vigilar (mai lort querdotte),
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ese joven actor, que asustarse teme
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un señ or tallado a imagen y seme
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ha triunfado en los dos aspectos. E
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como se solıá hacer en aquella e
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actrices abrazaron al neó ito, lo
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Bargeton y al baró n de Châ tel
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Un placer esperado, y que no se nos
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—Tiene talento. —Será exigente
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cuerpo diplomático —añadió Lou
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gobierno quiere combatirlo. Habrá
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—¡Bah!, ¿qué puede la ley con
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como Atenas eliminó a Arı́stide
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—Gracias —dijo Finot. —Pero,
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sentirse lleno de horror ante esta
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cuanto Camusot perdió la cabeza,
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Coralie le hizo tragar varias tazas
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la atenció n de Coralie; Béré
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Bérénice—. Tengo un papel de
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egáleme un coche para que no pierd
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Florine podrıá querer hacerle una
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delicioso que Burdeos haya criado p
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utilizarıá sola con Lucien aquel
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continuar la vida de aquellos dos d
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gustaron recı́procamente. No es d
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A menos de ser Dió genes, ¿quie
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una deliciosa criatura vestida de b
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Fulgence Ridal. —Tal vez pueda cu
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inmolado ninguna dicha, ni tan siqu
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pú blico, una mujer tuteada entre
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camisas, los guantes, las corbatas
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cena con su amante; tal vez te sea
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—Estoy en Parı́s desde hace tre
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—Venimos de casa de Florine —di
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esposa. —¿Y eso qué importa?
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convertirte, a dó nde puedes lleg
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un plan que comienza, se anuda y ca
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costumbres muelles de donde ellas s
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sus botas, me harıá un gran favor
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—Pobre Musot, recoge todo lo que
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—¡Qué felicidad! —exclamó
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—Tal vez, pero la redacció n es
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—Joven —exclamó el antiguo mi
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Lucien estrechó la mano de Finot,
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Todos cumplimentaron a Finot por su
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—Coralie pasa al Gimnasio —dijo
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preguntó uno de los dos redactore
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por ejemplo, que al señ or De Bon
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probable —dijo Lousteau—. E se
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necesidad de este artilugio para co
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—¿Traicionar a semejante á nge
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amigo? —preguntó el nuevo redact
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¿Llegará a los diez volú menes
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—Mira el bramante. Lucien se dio
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—Cambiarás la belleza en defecto
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educe a imá genes y que Walter Sc
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Francia es una avispada comadre, di
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primer lugar só lo hiere al libre
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Lucien preguntó: —¿Qué le pasa
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tienda. Vengo de su casa; lanzaba i
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teatro, en donde Lucien fue entroni
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—Há galo esperar —dijo inmedi
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entonces hubiese podido matar a tod
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consultaba, la charla les llevó f
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garras de acero que os destroza una
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—Pero, en in, se convierte en uno
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—Para mı́ las primicias de tu p
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inmediatamente envió a Béréni
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él. ¡Tenıá a Châ telet a sus
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misericordia de Lucien para un pobr
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francos a Lucien como pago de su ar
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—¡Ah, pequeñ o mıó —dijo B
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—Nathan exclamó : "Los pequeñ
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—Pero, ¿qué voy a decir? —pre
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azonamientos y sistemas. Julie y Cl
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las dos mejillas, diciéndole: —M
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la lectura del libro en el gabinete
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habıá hecho —dijof Lucien, corr
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No hubo manera de encontrar un siti
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ealista. Ha destacado como persona
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manera de ser de Lucien. Encargado
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obra, de la que habıá visto el en
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jefe de claque, que no vive lejos d
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—Amigo mıó, Braulard tiene vein
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ostro vulgar, ojos grises llenos de
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—¿Qué tal si arreglamos el asu
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He aquı́ la gloria de las actrice
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isonomıá iluminada por el amor y
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las nueve hasta medianoche. Por sue
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como modelo de tu veneciana conduci
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llegaron a la discusió n y se dir
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como para no querer olvidar y hacer
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—¿Es acaso un apodo? —pregunto
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aligidos de Michel Chrestien, Josep
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tragar a. —Es un hombre de genio
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Gobierno y se desencadena contra e
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má s célebres elegantes. Corali
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con usted, me resultarıá muy duro
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La señ orita Des Touches, Camille
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manera tan fá cil en el modo de s
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nieto tal vez llegue a ser un gran
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—Cese los ataques ridıćulos de
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—le dijo Rastignac. El embajador
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almuerzo y le enseñ aré el whis
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¿Derribará n al gobierno? ¡Nunc
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mediante esta frase acompañ ada d
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conocen a fondo la vida parisiense,
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al menos debe ser de los nuestros.
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la injuria de calumnia. Lucien apre
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má s infatigable de aquel tiempo.
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cualquier apuesta; la conversació
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después, nadie se las perdona. Ha
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Lucien, Como todos los poetas, este
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fortuna. Y luego aducıán el caso
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Dio cincuenta francos a Coralie y e
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añ o. Después de haber perdido
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autores en letras con vencimiento a
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productos de Inglaterra, que todos
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y nosotros le reembolsaremos el des
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—Vamos a ver a Barbet —dijo Ét
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muchas fortunas sospechosas en Par
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determinado impone a los actores.
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pueden estar peor! Pero Finot se en
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pone en manos de los redactores de
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—¿Quieres perder dos mil francos
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de David, la cama, de una forma muy
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comprado, y entre los que, de repen
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personajes aparecidos en las novela
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En cuanto Samanon tiró de la empu
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vive con Coralie y sus muebles est
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puedes hacer depender tu porvenir d
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iba entregando uno a uno. Dio diez
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—Has hecho muy bien, á ngel mı
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inauguramos El Despertar. Ahora ya
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publicar un perió dico digno y gr
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asunto ya estará resuelto. —Te c
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te servirá de escabel el cadáver
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puerta uno de los escritores má s
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El jardín se burló de este cáliz
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espı́ritu de partido, el deseo de
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gentes de su partido le tendıán l
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cargadas como las pistolas, y el me
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Merlin en el saló n del Vaudevill
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má s que del azar, al que ayudar
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—Sí —dijo Lucien. —Permita q
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XVIII, hubiese llegado a biblioteca
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equétes. —Sí, pero líbrenos de
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no le comprometen en nada y habrá
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pertenecıá al amor. Ademá s, es
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Capullo de oro, para proponer su de
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para atender a las necesidades de l
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La actriz iba a dar lugar de ese mo
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condenado. Tal vez no se pueda lleg
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noche vio llena la sala del Gimnasi
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su bondad, interés y complacencia
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volvió , se encontró con Finot,
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contá ndole una pretendida anéc
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Lupeaulx, Vignon, Blondet, la señ
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Negrepelisse. Cuanto má s guapo v
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esposa del ministro de Justicia. Es
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—¡Có mo!, ¿Se atreve a aparec
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sin plan ijo, esclavo de las circun
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Inglés, en donde se emborracharon.
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caballería. Para Lucien la vida se
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de gran gravedad, Bianchon, que sos
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en el ministerial, contra el redact
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para no dejá rselo coger por su r
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Lucien; lloró delante de aquellos
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siguiente las llevó a Métivier,
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Bixiou, de Blondet y de Des Lupeaul
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infortunio habıá arrojado a sus p
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populares. Experimentó inenarrabl
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Hasta los sesenta nos damos el atra
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grandezas y estas infamias, estos d
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Bérénice sintió lástima de él.
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—¿Qué haces? —dijo Lucien, e
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corazó n lleno de amor, esperanza
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encuentro muy cansado, tengo iebre
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embargo, reina sobre la humanidad c
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molinero que le ayudara a meterse e
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cura. De este modo, Lucien veıá e
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lugar esas letras han sido detenido
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sobre David Séchard a su sobrino
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—Son unos desgraciados, hija mı
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literatura, el de las ciencias, la
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comienzos de su matrimonio se vio s
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su mujer duraron cuatro meses. El d
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preocupada como todas las mujeres p
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ecibió su licencia absoluta, Mari
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hijo habıán vendido en veintidó
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cuatro veces, lo que hace un total
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Si mi querido David no ha llegado a
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inferiores que en las superiores. E
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algunas relaciones má s entre los
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lentamente en la composición del a
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puse en las cajas; en una palabra,
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tanto en preparar, que se imprime e
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hacernos dueñ os de su imprenta d
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ostro amarillo como un cirio y tach
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era centro izquierda, no iba a misa
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Y se marchó sin ver la mirada que
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econoció entonces el valor de la
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propondremos para sacarle del aguje
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francos a uno, dos y tres meses de
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gran hombre está siempre en relac
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por el placer de demostrar su ingen
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orquesta. La sociedad, señ ora, s
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inluencia para retenerle en el seno
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excusa allí donde la sociedad le c
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seiscientos francos y él se ha sa
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proporcionado las hojas de papel qu
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gestiones de su antiguo patrón.
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paciente y pobre inventor. Al dıá
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Hijo de un sastre del Houmeau, desp
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procedimiento un medio de fortuna.
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contradicciones de la jurisprudenci
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pequeñ a suma que el señ or Fra
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prisión... —¿Y con qué fin?
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arrendamiento de Cérizet te deber
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algo parecido a la letra de cambio
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—Sı́, pero parece ser que en re
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Cointet hermanos En la parte inferi
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El segundo artıćulo contiene la p
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legales de la suma durante todo el
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escudos. Só lo los por tes de las
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"Métivier." —¡Pues bien!, mi he
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establecida para los tenderos, el p
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El siete de agosto, maltre Cachan r
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15 Junio. Mandamiento 5,50 19 Junio
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AL SEN OR SE CHARD, HIJO, IMPRESOR
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in Petit-Claud a Séchard, cuando
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te defenderé; pero entérate bie
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—Cérizet no ha querido continua
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encontradas por los audaces investi
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Bartolomé y que, en in, dio frent
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veces. Escribió al señ or Mét
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notarios, los procuradores... o par
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escaleras—. No he podido perdonar
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embargo, ha sido él quien ha teni
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momento en que el pago de los gasto
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matrimonio, y para cuyo pago le ced
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fue a ver a su cómplice y le dijo:
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El 26 de agosto, esta sentencia que
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francos, Cachan y Petit-Claud habı
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"París, 29 de agosto. "Mi querida
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—I Quiénes? —Doublon y sus hom
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—Pues porque en primer lugar me h
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aparentar que quiere a alguien de s
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mala gente. —¿Qué secreto? —p
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asunto. Al oı́r esta frase, E ve
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de todos los oiciales ministeriales
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la apelació n y presentarse como
Page 1114 and 1115:
ellas, esconderse era un deshonor.
Page 1116 and 1117:
Por otro lado, hay impedimentos cas
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la requiera. Esas cinco personas se
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Al reconocer la voz de Cointet el g
Page 1122 and 1123:
—¿Qué hay, Kolb? —preguntó
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podrıámos ser causa de que te det
Page 1126 and 1127:
inteligente, y se hizo acompañ ar
Page 1128 and 1129:
comprender toda la inluencia que lo
Page 1130 and 1131:
Enciérreme en un lugar a cubierto
Page 1132 and 1133:
Cognac. —Vaya, ¡pero si me encue
Page 1134 and 1135:
—Me parece que soy soná mbulo
Page 1136 and 1137:
—Bueno, entonces perfecciona tu i
Page 1138 and 1139:
queridos; en esta clase de personas
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diarios. Finalmente, pronto no qued
Page 1142 and 1143:
imprenta Séchard y hacer que él
Page 1144 and 1145:
amiga una carta de David, escrita s
Page 1146 and 1147:
eprimir la sorpresa que les causaba
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Cointet, pero mientras tanto los te
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extranjeros. —Pues bien he aquı
Page 1152 and 1153:
pondrá a su mujer en una buena sit
Page 1154 and 1155:
detenidos por estas palabras: —El
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pequeñ a. En primer lugar, Franç
Page 1158 and 1159:
ante las probabilidades de aquel po
Page 1160 and 1161:
En aquellos momentos, E ve intentab
Page 1162 and 1163:
Esta exclamació n anunciaba tanto
Page 1164 and 1165:
en ese silencio del que só lo son
Page 1166 and 1167:
al cuerpo de un ser que ya no exist
Page 1168 and 1169:
en unos diez mil o doce mil francos
Page 1170 and 1171:
precipitaron por la escalera, grita
Page 1172 and 1173:
en la que ú nicamente pensó par
Page 1174 and 1175:
hora del almuerzo las conidencias d
Page 1176 and 1177:
acompañ aban la curiosidad de Luc
Page 1178 and 1179:
vida del corazó n se encuentra el
Page 1180 and 1181:
En los periódicos de provincias de
Page 1182 and 1183:
"Ayer, todas las autoridades se pre
Page 1184 and 1185:
desconfía hasta de las cosas más
Page 1186 and 1187:
Houmeau el dıá que tuve que ir a
Page 1188 and 1189:
Después de estas tres salvas prof
Page 1190 and 1191:
no prospera, como ciertos milagros,
Page 1192 and 1193:
enjabonado, no habıá podido despr
Page 1194 and 1195:
acordarme lo menos posible de todo
Page 1196 and 1197: lectura, ya que monseñ or llegó
Page 1198 and 1199: —Esto es lo que nos hace falta ho
Page 1200 and 1201: semblante un ligero movimiento prod
Page 1202 and 1203: dijo la marquesa a raı́z de una c
Page 1204 and 1205: —¡Vaya! Eres tú, Petit-Claud
Page 1206 and 1207: de las naciones antiguas. Má s ta
Page 1208 and 1209: una novela, es un buen libro. El pr
Page 1210 and 1211: —¿Qué Louise?... —¡La condes
Page 1212 and 1213: pido en crédito, como a Florine s
Page 1214 and 1215: imposible encauzado?... Só lo te
Page 1216 and 1217: Esta carta, en la que Lucien volvı
Page 1218 and 1219: creces. Florine se encargó de las
Page 1220 and 1221: que he hecho, y me he armado. El e
Page 1222 and 1223: —No entiendo nada —decıá Post
Page 1224 and 1225: El viejo prefecto, que no esperaba
Page 1226 and 1227: A medianoche, Petit-Claud acompañ
Page 1228 and 1229: inmediatamente las ha aniquilado di
Page 1230 and 1231: que eran fuerzas algo desiguales, y
Page 1232 and 1233: "¡Qué lá stima! —se dijo Pet
Page 1234 and 1235: las bases sobre las que deseaba ase
Page 1236 and 1237: la magistratura, preveıá la neces
Page 1238 and 1239: golpe; se apoderará de nuestro ho
Page 1240 and 1241: pero a la mañ ana siguiente de su
Page 1242 and 1243: Denis. Petit-Claud, que no tenıá
Page 1244 and 1245: —¡Ah!, señ ora condesa —dijo
Page 1248 and 1249: —. Esta frase de la prima de la s
Page 1250 and 1251: Luego, como una reina en su trono,
Page 1252 and 1253: cuya isonomıá, llena de admiracio
Page 1254 and 1255: asaba tanto sobre el conocimiento d
Page 1256 and 1257: la pobre muchacha. Henriette, presa
Page 1258 and 1259: que es una bribona y no quiere a la
Page 1260 and 1261: señ orita Signol a un paseo por l
Page 1262 and 1263: hermana, empujados por la curiosida
Page 1264 and 1265: "Mi bien amada hermana, nos hemos v
Page 1266 and 1267: accesos: mi cerebro es intermitente
Page 1268 and 1269: las ú ltimas dichas de un pobre s
Page 1270 and 1271: sumida en un profundo silencio, pen
Page 1272 and 1273: y tampoco se veıán las anchas hoj
Page 1274 and 1275: vio allı́ una pequeñ a calesa c
Page 1276 and 1277: ateo... —¡Santa Virgen del Pilar
Page 1278 and 1279: —¡Só lo un sacerdote puede hal
Page 1280 and 1281: tratado no aparece. Los Estados se
Page 1282 and 1283: intendente conió todos los docume
Page 1284 and 1285: ú ltimo desastre que acababa de c
Page 1286 and 1287: quiere entrar en los negocios pú
Page 1288 and 1289: —Pues bien, muchacho, llegaron a
Page 1290 and 1291: urgués, el rey deja que sea acusa
Page 1292 and 1293: ser nada! —exclamó Lucien. —De
Page 1294 and 1295: —Esto, jovencito, es el ú ltimo
Page 1296 and 1297:
pequeñ os despliegan sus virtudes
Page 1298 and 1299:
fortuna. De este modo la sociedad,
Page 1300 and 1301:
ouillotte." —¿Có mo se comport
Page 1302 and 1303:
ancos de los pares. En estos moment
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—Tal vez sea mejor no ser tan sab
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suavizada por la mansedumbre del ma
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igual que el italiano es envenenado
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—Adelante, hijo mıó... —dijo
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entérate de esto y grá balo en
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ya no era la de un suicida. —Di u
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Kolb repuso: —Sí, señoza, andes
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señ ores Cointet, tendrá una fo
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carta después de haberla leı́do
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contar los intereses que sabe sacar
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umbral de la prisió n—, há ga
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econoce a los que llaman antes de a
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se aisló en esta soledad y se lib
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—¡He aquı́ hasta dó nde pued
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de las má s dulces lores del amor
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—¡Ah! —exclamó la bella sen
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parisiense. —Pues bien, mira lo q
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—Dispone usted de un alma condena
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Pues bien, nunca hemos podido obten
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francos. Pero es todo.lo que pagar
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—¡Eh, caballero! —dijo E ve—
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"Entre los abajo firmantes, etc. "A
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—Pero yo me comprometı́ a no ha
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¡Eniatos teste Boitiers (Poitirs),
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Por la noche, a las siete, Cérize
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deshacerse de Séchard mientras Me
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cepillo, en el que la cola se distr
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era obedeciendo a las relaciones ul
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—continuó Cointet el mayor, res
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que me parezca agradable. Al dıá
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tranquilidad me parecerá bien —d
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me hace temblar. En 1829, en el mes
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acomodado. Después de haber dicho
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Ilusiones perdidas

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