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Ilusiones perdidas

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especie de verdes enrejados, tal vez para impedir<br />

que la muchedumbre demoliese con su contacto los<br />

muros de mala mamposterıá que formaban la parte<br />

trasera de los almacenes. Allı́ pues se encontraba un<br />

espacio de dos o tres pies en donde vegetaban los<br />

productos má s extrañ os de una botá nica<br />

desconocida para la ciencia, mezclados con aquellos<br />

de diversas industrias no menos lorecientes. Una<br />

maculatura cubrıá un rosal, de forma que las lores<br />

de la retó rica estaban perfumadas por las lores<br />

abortadas de este jardıń mal cuidado y fétidamente<br />

regado. Cintas de todos los colores o prospectos<br />

lorecıán entre las hojas. Los restos de las modas<br />

ahogaban la vegetació n: se encontraba un amasijo<br />

de cintajos sobre un parterre, y vuestras ideas<br />

quedaban decepcionadas acerca de la lor que<br />

venıáis a admirar al percibir un trozo de raso que<br />

iguraba una dalia. Por la parte del patio, al igual<br />

que por la parte del jardıń, el aspecto de este<br />

palacio fantasmagó rico ofrecıá todo lo que la<br />

suciedad parisiense ha producido en su aspecto<br />

má s extrañ o: enjabelgaduras lavadas, yesos<br />

rehechos, viejas pinturas, fantá sticas inscripciones.<br />

Finalmente, el pú blico parisiense ensuciaba

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