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Si permanecemos a
oscuras y lejos de las
ciudades, podremos
disfrutar de la
aparición de las
primeras estrellas
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LA REVISTA IMO
La Vía Láctea, en verano, sobre un pequeño pueblo en el pre-pirineo aragonés. El destello de luz es un satélite artificial. Si se observa
atentamente el cielo, los satélites son claramente visibles después del crepúsculo, y en ciertas ocasiones (como en esta fotografía)
pueden ser excepcionalmente brillantes durante unos segundos.
Rápidamente los contornos de los
objetos cercanos empezarán a desdibujarse
y nos daremos cuenta de
lo mal adaptados que estamos a la
oscuridad. La noche nos priva casi
por completo del sentido de la visión
y puede resultarnos aterradora.
Sin embargo, si permanecemos a
oscuras y lejos de las ciudades, podremos
disfrutar de la aparición de
las primeras estrellas. Tal vez sean
los meses estivales los más adecuados
para hacerlo. En agosto, primero
veremos Vega (al Este, muy alta),
seguida por Altaïr y Deneb, que forman
el llamado triángulo de verano.
Un poco después, veremos la estrella
polar, que nos indica el Norte y –dependiendo
de si hay montañas en
el horizonte– el enorme Júpiter, entre
otros muchos astros. Al cabo de
un rato empezaremos a distinguir
nuestra galaxia, la Vía Láctea, cruzando
el cielo de lado a lado. La preciosa
y enigmática luz zodiacal, algo
más tenue que la Vía Láctea, sólo es
visible (y parcialmente) en algunos
lugares de la Península Ibérica. Esta
luz, producida por el brillo del polvo
interplanetario del sistema solar,
era un fenómeno observado cotidianamente
en el pasado. Por ejemplo,
el Corán se refiere a ella como el falso
amanecer, que no debe confundir
a los fieles a la hora de la oración.
Las estrellas en el hemisferio Sur
Cada vez son más las personas que
viajan buscando justamente esta
oscuridad original de la noche, que
en Europa ha desaparecido casi por
completo. Uno de los destinos interesantes
son las Canarias, y especialmente
La Palma, donde el cielo
es mejor que en cualquier lugar de
Europa. Pero si nos dirigimos al hemisferio
Sur, además de poder disfrutar
de mejores cielos, podremos
ver constelaciones que aquí nos resultan
invisibles.
El astrónomo árabe Al-Sufí, en su