XVI Reunión CientÃfica de la Sociedad Española de Arcillas - Libro ...
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Martínez-Ruiz F et al. / Comunicaciones SEA 2001 – Baeza (Jaén)<br />
Aceptada mayortiariamente <strong>la</strong> hipótesis <strong>de</strong>l impacto, se p<strong>la</strong>nteó <strong>la</strong><br />
búsqueda <strong>de</strong>l cráter como un importante <strong>de</strong>safío para <strong>la</strong> comunidad científica. El<br />
<strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> diversos afloramientos <strong>de</strong> esta edad en <strong>la</strong> zona <strong>de</strong>l Caribe<br />
llevaron a consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> Chicxulub en <strong>la</strong> penínsu<strong>la</strong> <strong>de</strong> Yucatán como<br />
el mejor candidato dada su edad y tamaño. El primer trabajo que hizo referencia<br />
a <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> Chicxulub como un posible cráter fue el <strong>de</strong> Penfield y Camargo<br />
en 1981. Estos autores ya apuntaron que podía tratarse <strong>de</strong>l cráter <strong>de</strong>l impacto<br />
que causó <strong>la</strong> extinción <strong>de</strong>l final <strong>de</strong>l Cretácico. A pesar <strong>de</strong> ello, durante años se<br />
tuvo en cuenta esta i<strong>de</strong>a, y no fue hasta <strong>la</strong> década <strong>de</strong> los 90, al encontrarse<br />
evi<strong>de</strong>ncias más c<strong>la</strong>ras <strong>de</strong> un impacto meteorítico en esta región, cuando se le<br />
prestó una mayor atención (ej., Bohor 1990, Sharpton et al. 1990). Las<br />
dataciones realizadas confirmaron que efectivamente existía una re<strong>la</strong>ción entre <strong>la</strong><br />
edad <strong>de</strong> lo materiales allí <strong>de</strong>positados y el límite K/T (ej., Hil<strong>de</strong>brand et al. 1991,<br />
Kring y Boynton 1992, Sharpton et al. 1992). Las medidas <strong>de</strong> anomalías<br />
gravimétricas y <strong>la</strong>s perforaciones realizadas también revitalizaron en estos años<br />
<strong>la</strong> hipótesis <strong>de</strong> Alvarez y co<strong>la</strong>boradores. Sin embrago, aunque se obtuvieron cada<br />
vez más pruebas sobre <strong>la</strong> conexión entre esta estructura y el impacto (ej.,<br />
Sigurdsson et al. 1992, Sharpton et al. 1994, Koeberl et al. 1994), <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a no fue<br />
plenamente aceptada y diversos autores proponían que los <strong>de</strong>pósitos<br />
encontrados en Chicxulub tenían un origen volcánico (ej., Jéhanno et al. 1992,<br />
Lyons y Officer 1992). A raíz <strong>de</strong> esta polémica, surgen varias propuestas <strong>de</strong><br />
perforación para el "Ocean Drilling Program" con el objetivo <strong>de</strong> confirmar <strong>la</strong><br />
hipótesis. El Programa aprueba dos campañas que contemp<strong>la</strong>ban este objetivo,<br />
<strong>la</strong> 165, que se realizó en 1995 en el Golfo <strong>de</strong> Méjico y <strong>la</strong> 171B, que se realizó en<br />
1997 para perforar a unos 2000 km. <strong>de</strong> distancia <strong>de</strong>l supuesto cráter. Durante <strong>la</strong><br />
campaña 165 se obtuvieron sedimentos análogos a los encontrados en diversos<br />
afloramientos <strong>de</strong>l límite K/T <strong>de</strong> <strong>la</strong> zona <strong>de</strong>l Caribe, aunque <strong>la</strong> recuperación <strong>de</strong> los<br />
mismos no fue tan buena como <strong>la</strong> esperada.<br />
Durante el Leg 171B, campaña en <strong>la</strong> que participó una <strong>de</strong> nosotros<br />
(FMR), y en re<strong>la</strong>ción con el cual hemos sido responsables <strong>de</strong> <strong>la</strong>s investigaciones