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Tecnociencia_Deporte_Sociedad_Vol3

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18 | Capítulo 1<br />

Se trata de lo que G. Scrinis (2008) nombró como la ‘ideología<br />

del nutricionismo’, que entiende que el valor de un alimento<br />

es el de la suma de sus componentes individuales, científicamente<br />

identificados (vitaminas, nutrientes y otros elementos),<br />

que se ha extendido en el ámbito de las recomendaciones<br />

nutricionales a la población general (Pollan, 2008).<br />

El auge del nutricionismo se refleja paradigmáticamente<br />

en el nuevo fenómeno de los alimentos funcionales (Lehenkari,<br />

2003). Aunque se podría argumentar que todos los<br />

alimentos son de algún modo funcionales, los alimentos<br />

tecnológicamente modificados para reforzar o añadir componentes<br />

que ayuden a combatir o prevenir problemas de<br />

salud se han vuelto comunes en los supermercados: leches<br />

fortalecidas con calcio, margarinas con estanoles y esteroles<br />

para regular el colesterol, o huevos ricos en omega-3<br />

son algunos de estos ejemplos. Y dado que la nutrición deportiva<br />

busca sobre todo funcionalidad, el nutricionismo<br />

encuentra en ella su nicho perfecto.<br />

Los suplementos nutricionales, alimentos ‘milagro’, geles,<br />

barritas y gominolas energéticas, batidos protéicos o bebidas<br />

deportivas que inundan estanterías, páginas, conversaciones<br />

y preocupaciones, muestran el modo en que el<br />

nutricionismo ha colonizado la alimentación de los deportistas.<br />

También reflejan la ambición de un negocio de éxito,<br />

con un nicho de mercado que apunta no solo a los deportistas<br />

de élite sino, especialmente, a la gran masa de deportistas<br />

aficionados que han tomado en los últimos años los<br />

gimnasios, las calles, las montañas, los ríos o las playas para<br />

ejercitarse, correr, pedalear y nadar sin descanso buscando<br />

sus propios límites.<br />

Medallistas olímpicos, atletas profesionales, populares con<br />

pretensiones o de fin de semana, y hasta aficionados a ver<br />

deporte más que a practicarlo, son todos ellos consumidores<br />

potenciales de estos productos, que además de nutrientes<br />

venden un estilo de vida saludable y una alimentación<br />

científica (Skuland y Ånestad, 2012).<br />

Las nuevas tendencias en la nutrición deportiva, con su<br />

amplia variedad de alimentos, bebidas, polvos y pastillas<br />

para antes, durante y después del ejercicio, nos muestran<br />

procesos de construcción de hechos duros y de estabilización<br />

de prácticas conjuntamente con identidades y mercados.<br />

En estos procesos, se crean productos tecnocientíficos<br />

híbridos y se trazan o difuminan fronteras.<br />

Los estudios recientes han descrito la práctica científico<br />

– tecnológica como una interrelación entre elementos<br />

heterogéneos, humanos y no humanos, que son al mismo<br />

tiempo productores y productos (por ejemplo, Pickering,<br />

1995; Pickering y Guzik, 2008), o como la creación de universos<br />

de discursos y prácticas compartidas (Clarke y Leigh<br />

Star, 2008). Son esas interacciones, sus procesos y productos,<br />

las que se exploran en esta contribución a través de dos<br />

casos particulares: el uso de suplementos y las bebidas deportivas.<br />

Aunque encontramos en ellos patrones comunes,<br />

en cada uno se enfatizarán diversos aspectos relevantes de<br />

la interrelación entre tecnociencia y sociedad. En ambos,<br />

además, la agencia de los usuarios hace problemática la<br />

visión clásica de la cultura científica.<br />

MÁS QUE ALIMENTO: SUPLEMENTOS DIETÉTICOS<br />

El uso de suplementos dietéticos 6 entre los deportistas,<br />

tanto profesionales como aficionados, es una práctica tan<br />

extendida como controvertida (Maughan et al., 1007; Molinero<br />

y Márquez, 2009). Las cifras que ofrecen las estimaciones<br />

de la proporción de atletas que utilizan suplementos<br />

oscilan entre el 40 y el 80 por ciento 7 .<br />

Los suplementos nutricionales tienen un peculiar estatuto.<br />

Su utilización, como su propio nombre indica, implica que<br />

los alimentos que ingerimos son insuficientes para proporcionar<br />

los nutrientes necesarios para rendir al máximo en la<br />

práctica del deporte. Si suplementan, deberían hacerlo entonces<br />

porque existe una carencia en la alimentación, pero<br />

rara vez esta carencia es identificada mediante las pruebas<br />

de laboratorio pertinentes. La lógica de su consumo es que<br />

‘más’ es sinónimo de ‘mejor’. Más proteínas para alimentar y<br />

regenerar nuestros músculos, más vitaminas para acelerar<br />

la recuperación, más minerales para mantener los huesos<br />

fuertes y evitar lesiones.<br />

6<br />

La Dietary Supplement Health and Education Act en Estados Unidos, ha definido los suplementos<br />

dietéticos como elementos añadidos a la dieta, fundamentalmente (1) vitaminas, (2) minerales, (3)<br />

aminoácidos, (4) hierbas o plantas, y (5) metabolitos/constituyentes/extractos, o alguna combinación<br />

de cualquiera de estos ingredientes (Williams, 2004).<br />

7<br />

Entre los deportistas de élite el número aumenta. En el Reino Unido se estima entre un 60 y un 90<br />

por ciento (Casey et al., 2014).

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