Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
II<br />
¿Por qué recuerdo esto ahora? ¿Por qué hoy,<br />
Martha, que ya todo está resuelto, que nuestro silencio<br />
no es más el vacío, si no una certeza, la primera<br />
en meses? Por supuesto no vas a responderme,<br />
nada vas a decir, hoy es tu día de clavar la mirada<br />
en el techo, de soportar indolente mis reclamos. No<br />
permitirías que te tocara, pero sé que estás ida de<br />
aquí, hastiada, ida, Martha, no lo niegues.<br />
Martha se estaba divorciando cuando la conocí.<br />
Alta y flaca, los pómulos pronunciados de una nadadora.<br />
Experta en computadoras, en redes axiomáticas.<br />
Me atrapó su sonrisa de dientes perfectos<br />
y el jugo con que manchaba la cama cuando<br />
nos amábamos (olía a musgo, a camarones cocidos,<br />
a tela sudada, a libros viejos, a caramelo de menta<br />
chupado). Se desnudaba en silencio y abría las<br />
piernas como un angelito de yeso. Poco a poco me<br />
fui quedando en su apartamento de Lomas de San<br />
Román, arrullado por la vista y el rumor uterino<br />
<strong>del</strong> aire acondicionado central. A Martha le divertía<br />
el bolso de paja con que iba a la universidad y<br />
la reverencia confianzuda con que me trataban mis<br />
estudiantes. Llenaba los estantes de cajas de cereal<br />
de afrecho y el bar con forma de globo terráqueo de<br />
botellas de etiqueta negra y esperaba, con la serenidad<br />
de una Head Hunter, que mi novela progresara.<br />
17