Libro Ídolos Maulinos

“Todo goleador, requiere contar con
buenos punteros. Junto a Moreno y Bello,
formábamos una delantera de temer”.
Un 23 de Enero de 1991, Luis Hernán Álvarez, muere repentinamente,
ingresando a la galería de los inmortales del fútbol chileno.
Una de las grandes alegrías que le dio la vida al insigne goleador, fueron
sus cinco hijos, dos de los cuales continuaron la tradición futbolera: Iván
y Cristián.
Desde niño, Iván se imaginó haciendo goles. Creció escuchando las
hazañas de su padre, el récord de 1963, su potente cabezazo, y su
particular forma para encarar a las defensas rivales.
“La gente lo saludaba y lo reconocía en todas partes como el gran
goleador y capitán. Sin embargo, sigo pensando que el fútbol chileno
continúa en deuda, no otorgándole el merecido reconocimiento que
corresponde a un goleador de su estatura, poseedor de un récord nunca
superado. Los medios destacan a cualquier jugador que cumple una
buena temporada y que marca un par de goles, sin embargo, olvidan a
los que verdaderamente aportaron al espectáculo, con fútbol, calidad y
goles.” decía Iván Álvarez, al recordar la figura de su padre.
“Todos los años nos reunimos con la familia y los amigos más cercanos
para jugar un partido y hablar de nuestra gran pasión: el fútbol y recordar
la figura de nuestro padre”, señala Iván.
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