Libro Ídolos Maulinos

ÁLVARO DONOSO FLORES / TALCA
Llegaron a Osorno como a las siete de la tarde. Bajaron los caballos del
tren en el que los transportaban. Álvaro Donoso se quedó en la casa
de Helmut Schilling. “Nos convidaron a un campeonato para celebrar
la fundación de Osorno, pero por ahí”, me contó don Álvaro, una vez
instalado, cuando empezaba a oscurecer, ve acercarse con paso seguro y
decidido a Manuel Rodríguez, su petisero.
-Tengo que hablar con usted -dice con el ceño fruncido.
-…Pero, ¿a esta hora? -responde Donoso, un tanto sorprendido.
-Sí, esto es inaceptable. Yo me voy. Le vengo a entregar todas mis cosas
y me voy pa’ mi casa.
-¿Por qué? -le dice don Álvaro, quien notó que el petisero venía con unos
tragos en el cuerpo.
-Lo que pasó fue que llegó un fulano y ve los caballos que traíamos y me
queda mirando y me dice: “¿y en estos burros, van a jugar ustedes?” Así
que esto yo no lo acepto y me voy -reclamó Manuel Rodríguez.
Álvaro Donoso recordaba este hecho como si fuera ayer. Entre risas lo
relataba, porque algo de razón tenía “el fulano”. “Los caballos nuestros
eran regulares, eran chilenos más que todo”, contaba. El caballo requerido
es el inglés.
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