Libro Ídolos Maulinos

“El boxeo permitió hacerme responsable y alejarme
de situaciones de riesgo. De lo contrario, creo que
hubiera terminado consumido en el alcohol y las
drogas, como tantos otros jóvenes de mi época”.
Felipe Carvallo en combate con Jaime Manque.
sostener la vida en precarias condiciones. Son hechos que no avergüenzan
en absoluto a Felipe, por el contrario, es motivo de orgullo, ya que es una
demostración de que cuando se quiere, se puede y que desde la pobreza
se puede ser grande.
A los trece años, se integró al Club Deportivo Bernardo O“Higgins, en el
barrio oriente de Talca, con la ilusión y los sueños a cuestas. Allí debió
desafiar sus propias condiciones físicas que no le favorecían mucho. Por
lo tanto, se hizo boxeador con todos los esfuerzos y sacrificios que ello
demandaría, pero acompañado de una consigna interior que lo guió
en su permanente lucha por torcer la mano al destino. No escatimó
esfuerzos, no bajó los brazos después de las agotadoras jornadas de
entrenamiento y no se guardó nada para alcanzar el objetivo que para
otros era inalcanzable. En ese contexto, también agradece el apoyo que
siempre le entregaron sus hermanos Bernardo y David, actualmente
radicados en Italia y que fueron un soporte fundamental en el aspecto
espiritual y emocional.
Al revisar la historia no se equivocó. “El boxeo permitió hacerme
responsable y alejarme de situaciones de riesgo, propia de sectores con
altas carencias sociales. De lo contrario, creo que hubiese terminado
consumido en el alcohol y las drogas, como tantos otros jóvenes de mi
época”, señala Felipe.
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