Libro Ídolos Maulinos

“El Señor de los galgos”
Fotografía familiar año 1939: Jaime Torres
Prieto, Eduardo “rucio” Prieto, Mónica Torres
Prieto y Samuel Torres Prieto, acompaña el
perro Inglés “Negu”.
Sin embargo, el fútbol no fue el único legado que nos dejó, ya que desde
que era niño, “El rucio”- como cariñosamente apodan a mi padre-, se
dedicó a la crianza de perros galgos, obteniendo grandes satisfacciones,
tanto en Canódromos, como en numerosas exposiciones caninas. No
obstante, su gran pasión sigue siendo la caza de liebres a campo abierto,
actividad que sigue realizando hasta el día de hoy, cumplidos ya los
ochenta y cinco años.
Eduardo Prieto Vargas es un hombre tremendamente activo, alegre y
carismático, amigo de sus amigos y orgulloso de haber formado una
familia a la cual le supo transmitir el amor por los deportes e intransables
valores.
Cuando mi papá tenía 10 años, mi abuelo le regaló un perro galgo llamado
“Negu”, traído del Canódromo de Santiago. Era fino y extraordinariamente
rápido. Con éste comienza a formar su incipiente criadero. Rápidamente,
“Negu” se transforma en su fiel e inseparable compañero de aventuras y
cacería generalmente, en las grandes planicies del Fundo Santa María de
Pelarco, de propiedad de mis abuelos paternos.
En la actualidad, las liebraduras se han popularizado bastante, contando
con cientos de adeptos, sin embargo, el “Rucio” Prieto nos cuenta cual
es la receta: “Montados a caballo, los dueños de los perros van
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