Libro Ídolos Maulinos

acompañados por un compañero de a pie, que lleva tomados a dos perros
con bozal- para no dañar a la liebre-, cuando la liebre es avistada, el cazador
suelta simultáneamente a los dos canes y así, jinetes y galgos corren a
toda velocidad tras su presa. Una vez atrapada, la liebre es guardada en
una jaula especial, para que se recupere del esfuerzo realizado y también
para que se relaje”.
Al caer la tarde, cuando el sol comienza a ponerse y los perros ya han
sido encerrados en las jaulas de las camionetas, la descansada liebre,
finalmente, recupera su libertad.
“Contrariamente a lo que se pudiera suponer, mi papá siempre se preocupó
de incorporar a la familia a una actividad que pareciera ser exclusiva de
hombres. Mi mamá, Ana María Lorca, mis hermanos, sobrinos y nietos
participan entusiastamente en la práctica de este criollo deporte, que si
bien no tiene una mayor difusión y no ocupa espacios en los informativos
ni páginas destacadas, concita el interés y atención de muchas personas
que ven en él una sana distracción. Mi padre es uno de ellos.”
Finalizada la jornada, como ya es toda una tradición familiar, se disfruta
grupalmente de un espectacular y jugoso asado campestre, con la
sensación de haber compartido momentos inolvidables en contacto con
la naturaleza y con el deporte que tanto le apasiona.
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