Libro Ídolos Maulinos

pude dar mucho más. Mis deseos eran seguir, seguir y ganar. Ellos no me
brindaron ninguna ayuda”.
Tras dejar la práctica activa siguió ligado a su deporte, presidiendo por
varios años la Asociación Atlética de Talca. Allí también enseñó y formó
nuevos valores. También su vocación lo llevó a la práctica del canotaje,
aunque lo suyo siempre fue el atletismo.
“Era de ideales y muy correcto. Él siempre luchó por la pasión de su
vida, el atletismo. Se decepcionó mucho de la gente ya que le negaron
las posibilidades de continuar. No fue reconocido ni valorado por tantas
alegrías que entregó al país, más bien fue utilizado y mal querido”,
recuerda Soledad, hermana de Ariel.
La triste noticia no dejó a nadie indiferente, era el amanecer del 6 de
diciembre de 2005, cuando Ariel Santolaya Clunes, dejaba de existir, en
medio de las muestras de dolor y pesar de familiares y amigos que le
acompañaron hasta el último de sus días.
Ariel tuvo pasta y alma de campeón y a la hora del balance es natural
pensar que fue feliz porque nadie le negó el aplauso, y por efecto de su
propia personalidad, marcada por la humildad, sencillez, transparencia y
rectitud, vino a este mundo a cumplir lo que debiera hacer todo hombre:
amar, aprender, enseñar y dejar huella.
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