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OPINIÓN<br />

des y variantes en la más pura visión cuántica. Todos<br />

poseemos capacidades distintas 6 para escalar por la<br />

cucaña de la vida, pero bastarse a sí mismos no es<br />

igual de fácil para todos, siempre faltarán los medios<br />

económicos y sobre todo simbólicos para asumir una<br />

libertad que no hemos elegido, pero que nos ha sido<br />

concedida por obra y gracia del contexto democrático.<br />

La identidad se ha convertido así en una noción<br />

fundamental para poner en cuestión tanto la persona<br />

individual como el conjunto de nuestras sociedades<br />

y la cacareada crisis sirve para alimentar un tipo de<br />

incertidumbre radical sobre la continuidad y consistencia<br />

del yo. La transparencia ha<br />

desaparecido entre las diferentes<br />

formas de socialización y subjetividad.<br />

El vínculo social es más una variable<br />

ambiental que una exigencia<br />

moral y, para algunos, incluso, no<br />

es más que el escenario de su desarrollo<br />

personal, pues de manera<br />

cotidiana la mayoría de las relaciones<br />

no exigen compromiso: Internet,<br />

redes sociales, chats, foros, el<br />

teléfono móvil, etc. son formas de<br />

estar sin estar y de liberarse de una<br />

relación con solo apagar la pantalla<br />

o tender puentes con una tecla. El<br />

Ipod o las demás tecnologías electrónicas, aun estando<br />

en el corazón de la vida urbana, son en realidad<br />

medios para poner momentáneamente entre paréntesis<br />

la presencia del otro y, así, el individuo hipermoderno<br />

más que vinculado está conectado, se comunica<br />

cada vez más pero se encuentra con los otros cada<br />

vez menos, preferimos las relaciones superficiales<br />

que comienzan y terminan según nuestra voluntad.<br />

6 En el mundo del trabajo actual las lógicas empresariales ya no se<br />

rigen por el imperativo industrial, sino por una economía financiera<br />

que destruye las antiguas protecciones del trabajo. La rentabilidad<br />

prima sobre toda otra consideración y las nuevas tecnologías<br />

acentúan la tiranía del tiempo real y el teléfono móvil se convierte<br />

en instrumento clave de la multiplicidad de actividades, que convierte<br />

el tiempo de trabajo en potencialmente infinito. La vida cotidiana<br />

está enteramente colonizada por una urgencia sin fin que<br />

no respeta la vida familiar y personal promoviendo un modelo de<br />

individuos “guerreros” capaces de reaccionar de forma instantánea<br />

a todas las circunstancias.<br />

La<br />

transparencia ha<br />

desaparecido entre<br />

las diferentes formas de<br />

socialización y subjetividad<br />

El vínculo social es más<br />

una variable ambiental<br />

que una exigencia<br />

moral<br />

Somos hombres y mujeres siempre a tono hasta<br />

que se siente la necesidad de huir, de alejarse para<br />

abandonar el esfuerzo de ser uno mismo. Las formas<br />

de huida o desaparición pueden ser numerosas, desde<br />

la inmersión en actividades que requieren la máxima<br />

concentración hasta el deslizamiento por el infinito<br />

de lo virtual creando una “second life” sin salir de<br />

nuestra habitación a través de chats o foros de Internet,<br />

propiciando juegos de identidad sin necesidad de<br />

aportar pruebas sobre la veracidad de la persona que<br />

se dice ser. La desaparición del rostro y la voz es una<br />

situación ideal para la desaparición de uno mismo<br />

detrás de la sombra de un nombre<br />

de usuario. Por no hablar de las huidas<br />

en cierto sector adolescente a<br />

través de la euforia del alcohol y el<br />

colocón; y ya entrando en la edad<br />

adulta se desaparece a través de las<br />

depresiones y sus corazas farmacológicas,<br />

o los reclutamientos sectarios<br />

mediante adhesiones a ofertas<br />

espirituales incidiendo justamente<br />

en el malestar, en el sentimiento de<br />

insignificancia, en la desocialización<br />

y, en el caso extremo de grupos<br />

que caen en el terrorismo, en el resentimiento,<br />

el odio hacia el otro, al<br />

que se hace responsable de todos los males.<br />

Mientras millones de personas deben estar ahora<br />

cavilando sobre si escapan o no de su cautiverio<br />

digital autoinducido, y sobre cómo hacerlo, prefiero<br />

seguir pensando que cada uno de nosotros está hecho<br />

de lo imprevisible más que de lo probable y que<br />

nuestras vidas se hacen tanto a partir de las oportunidades<br />

perdidas como de los acontecimientos que<br />

las jalonan. Cada instante que pasa deja tras de sí una<br />

infinidad de vidas posibles que han estado a punto de<br />

ser y que se actualizan a cada instante, precisamente<br />

para que al final terminemos siendo irreconocibles<br />

para nosotros mismos y para los demás. 7 n<br />

7 Me gustaría terminar mencionando, por qué no, a Heidegger y<br />

su valoración negativa de la Modernidad al analizar los fenómenos<br />

de la masificación y la metrópoli, la prensa y el opinar uniformado,<br />

la conversión institucional del arte en fiesta pseudoreligiosa y<br />

de todo aquello que resumía bajo el rótulo de historicismo.<br />

Julio 2017 Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería · Sala de Togas<br />

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