RETAZOS DE LA HISTORIA · La Santa Cruz del Voto > Moisés de Miguel Angel 90 Sala de Togas · Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería Julio 2017
La Santa Cruz del Voto · RETAZOS DE LA HISTORIA Se suceden las diez plagas con que Dios castiga al Faraón y su pueblo. Después, tras la salida, al fin, de los israelitas de Egipto, viene en el propio Monte Sinaí el pacto, la Alianza y la promesa de Dios. Y las Tablas de la Ley que Dios escribiría a Moisés por las que había de regirse el pueblo, el DECÁLOGO. Hemos relatado el contenido de los Capítulos 3 al 11 del Éxodo; pero debemos, aunque sea reiteración, dejar transcritos fragmentos del texto literal a este respecto, no solo de versículos del Antiguo Testamento sino también del Nuevo Testamento. Así: “Al amanecer del tercer día hubo truenos y relámpagos, una nube cubría la montaña y se oía un sonido creciente de trompetas” (Ex 19,16) En el Nuevo Testamento se hace un parangón, marcando diferencias, entre el Monte Sinaí y el Monte Sión; una exégesis de los textos paulinos resalta al Sinaí como especial e inaccesible, una especie de realce, de prevalencia, inalcanzable, terrible, prohibido; al tiempo que al Monte Sión si era posible acercarse y subir y gozar de buena visión y compañías. Así Hebreos, 12,18-22 “no os habéis acercado vosotros a algo terrible ni a fuego ardiente, ni a la oscura nube, ni a la tempestad, ni a la trompeta vibrante, ni al resonar de aquellas palabras que oyeron los israelitas y pidieron que no se hablara más; porque no podían soportar aquella orden. El que toque el Monte, aunque sea una bestia, será apedreado. El espectáculo era en efecto tan terrible que Moisés dijo: estoy aterrorizado y estremecido”. En cambio, en el texto que sigue a aquel, se palpa la diferencia con la libertad de subida y acceso al Monte Sión: “Vosotros os habéis acercado al Monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, que es la Jerusalén celestial,al coro de millares de ángeles, a la asamblea de los primogénitos que están inscritos en el cielo (Ex 12,22). Modernamente, la Alianza de Dios y su pueblo operada en el Monte Sinaí, la interpreta Kiko Argüello con un sentido esponsal. Y dice:”Cuando Dios se aparece ya en el judaísmo en el Monte Sinaí como el esposo y Moisés presenta al pueblo que sale de Egipto como esposa”. Y añade: “Todo esto está en la teología Rabínica. Es esponsal la relación de Dios con su pueblo. El contrato matrimonial es la ALIANZA, es la Torá, son los mandamientos. Por eso todos los profetas, como Oseas, hablan de esta relación esponsal. Esto pasará también en el cristianismo. Cristo ama a la Iglesia como a una esposa y ha dado su vida por ella”. Al final de los tiempos, en la literatura escatológica, no hay lugar al Sinaí, que fue de otros tiempos donde fueron dadas las palabras de vida (act 7,38). San Agustín explica que, en el Pacto o Alianza, los dos ponen de su parte, así: el pueblo -representado por Moisés- es FIEL, creyendo lo que Dios promete. Y Dios es FIEL, cumpliendo su promesa de asistencia y amor. Queremos recoger también una sugestiva y curiosa catequesis que hace el Papa Francisco a un grupo de fieles el día 14 de agosto de 2014. Comentando el Decálogo en el Sinaí, formula una especial semejanza, y dice: “ Como Moisés había establecido la Alianza con Dios en virtud de la ley recibida (Decálogo) en el Monte Sinaí, Jesús, desde la colina, junto al lago de Galilea, entrega a sus discípulos y a la gente otro “Decálogo”, las Bienaventuranzas, que son el protocolo del cristiano, por el que seremos juzgados (Mt, 5). Y añade que la Iglesia es Nueva Alianza y Pueblo Nuevo, Pueblo de Dios ya preparado. Algunos exégetas dicen que hoy no es posible determinar dentro de la península del Sinaí, cual es el macizo, auténtico monte de Moisés –parece tener alrededor de 2.300 metros -; y en la Biblia se le llama también monte Horeb. DOS.-MONTE SIÓN Corresponde en la Santa Cruz al alvéolo nº 34; y transcribimos el texto en rima que figura en la fuente escrita: “De Sión donde la ley /salir anunció el Profeta /y asentó el justo David /en su alcázar la opulencia/”. Como acabamos de aludir al ultimar referencias y contraposiciones entre el Sinaí y Sión, el Monte Sinaí se introduce en el pretérito, imponente, grande e inaccesible, y el Monte Sión ya tiene un valor escatológico. Sión significa “Fortaleza”, “Ciudad de David” y “Ciudad de Dios”. Era Sión la colina sobre la que estaba construida la parte más antigua de Jerusalén. Fue la fortaleza de los jebuseos que conquistó el Rey David. Está situada al sur del templo entre los valles Tiropeón y Cedrón. De este significado geográfico pasó después a tener sentido religioso y simbólico; y así expresa “La morada de Dios”, “la Iglesia” y “el Cielo”. Lo viene a confirmar la Biblia en primera mención que hace en 2 Samuel 5,7: “Pero David tomó la fortaleza de Sión la cual es la ciudad de David”. La propia idea se contiene en 1 Reyes 8,1; Crónicas 11,5; 2 Crónicas 5, 2: “Entonces Salomón convocó en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de tribus y cabezas de familia de los israelitas para trasladar el arca de la Alianza del Señor desde la ciudad de David, es decir, SIÓN”. El término Sión se usaba tanto para describir la ciudad de Jerusalén, la tierra de Judá y las gentes de Israel, como un TODO. Cuando Salomón construyó el templo de Jerusalén, la palabra Sión se extendió para incluir también el templo y el área que lo rodeaba (Salmos 2,6; 48,2; 11,12; 132,13). El sentido eminentemente teológico lo reitera Isaías, 60,14: “Los hijos de tus opresores vendrán a ti humillados, los que te despreciaban se postrarán a tus pies, y te llamarán “ciudad del Señor”; “SIÓN del Santo de Israel”. Pero, insistimos, el contenido es eminentemente cristiano, y el Nuevo Testamento lo aplica al “Reino Espiritual de Dios, la tantas veces llamada”, “La Jerusalén Celestial”, (hebreos 12,22; Ap. 14,1; 1 Pedro 2,9). Y todavía la Escritura refiere, aludiendo a Sión: “He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa y al que creyere no será avergonzado”. Y añade: “Todas las naciones afluirán a ella… ¡Venid! Subamos a la montaña de Yhaveh porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra de Dios”. Is 2,2 s: Así quedó Sión la gran ciudad de Yhavéh, la Jerusalén Celestial”. El Apocalipsis nos señala que al final de los tiempos el Cordero estará posado sobre Sión (Ap 14, 1): “Volví a mirar y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión. Estaban con él los ciento cuarenta y cuatro mil que Julio 2017 Ilustre Colegio Provincial de Abogados de Almería · Sala de Togas 91
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