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Allá abajo (Crónicas Femeninas)

“Allá abajo (crónicas de adoctrinamiento femenino)” es una novela propuesta como una conversación entre amigas donde sus protagonistas irán exponiendo sus fantasmas, placeres y desplaceres que condicionan su vida íntima. A través de los capítulos se verán enfrentadas a situaciones que le harán replantearse su posición frente a su sexualidad y al conocimiento de su órgano genital. Todo parte de un hecho casi casual: Mónica, la protagonista, ante una propuesta de su pareja, se pregunta si debe depilarse por completo aquello que su madre llamaba sus “partes íntimas”. Es el puntapié inicial de esta deliciosa novela donde se exponen las charlas de un grupo de mujeres que, como muchas de su generación, recibieron como herencia mandatos sociales entre los que se incluye la ignorancia respecto a su anatomía genital, y la idea que tenían de estar conformes cumpliendo su rol, en un segundo plano. Cada una de las mujeres de esta historia transitará un camino hacia el autoconocimiento sexual y la libertad en el terreno del placer erótico, alejándose de prejuicios, y posicionándose en el centro de la escena. Conflictos, “rollos” e inhibiciones, creados en un marco educativo y social dominado por tabúes, y aquellas libertades que ha conquistado el antes llamado “sexo débil”; se desarrollan y exponen a través del relato de las protagonistas. De manera clara y contundente, por medio de experiencias propias y ajenas, intentarán modificar su presente desnudando su pasado.

“Allá abajo (crónicas de adoctrinamiento femenino)” es una novela propuesta como una conversación entre amigas donde sus protagonistas irán exponiendo sus fantasmas, placeres y desplaceres que condicionan su vida íntima. A través de los capítulos se verán enfrentadas a situaciones que le harán replantearse su posición frente a su sexualidad y al conocimiento de su órgano genital. Todo parte de un hecho casi casual: Mónica, la protagonista, ante una propuesta de su pareja, se pregunta si debe depilarse por completo aquello que su madre llamaba sus “partes íntimas”. Es el puntapié inicial de esta deliciosa novela donde se exponen las charlas de un grupo de mujeres que, como muchas de su generación, recibieron como herencia mandatos sociales entre los que se incluye la ignorancia respecto a su anatomía genital, y la idea que tenían de estar conformes cumpliendo su rol, en un segundo plano. Cada una de las mujeres de esta historia transitará un camino hacia el autoconocimiento sexual y la libertad en el terreno del placer erótico, alejándose de prejuicios, y posicionándose en el centro de la escena. Conflictos, “rollos” e inhibiciones, creados en un marco educativo y social dominado por tabúes, y aquellas libertades que ha conquistado el antes llamado “sexo débil”; se desarrollan y exponen a través del relato de las protagonistas. De manera clara y contundente, por medio de experiencias propias y ajenas, intentarán modificar su presente desnudando su pasado.

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III.<br />

Tu familia ¿tiene un ritual de comidas?, los domingos, claro, como la gran<br />

mayoría. ¿Nosotros?, los desayunos de martes y jueves. En algo se parece a esos<br />

almuerzos dominicales de las familias numerosas donde padres, hijos, cuñados,<br />

abuelos, yernos y toda la prole se ponen al día con lo acontecido en la semana,<br />

tanto en aquello que los atañe como lo que no. Por supuesto. En nuestra mesa no<br />

hay tallarines sino tostadas, dulces (variados y caseros), té, café y en ocasiones<br />

algún brebaje a base de frutas preparado por pedido de mi hijo. Él suele darme<br />

un panorama del avance de sus estudios, sus amigos, lo sucedido en el tr<strong>abajo</strong><br />

y sus cuitas. De mi parte obtiene un pormenorizado detalle de todo lo que he<br />

hecho y lo que haré en los próximos días. Las intimidades las guarda con igual<br />

celo que yo.<br />

—Chau mamá, ¡te quiero!<br />

Joaquín había terminado de colocar en su mochila las cosas que utilizaría<br />

ese día, incluida la vianda para el tr<strong>abajo</strong> y se despidió con un beso.<br />

—Te amo hijo, que tengas el mejor de los días.<br />

—No olvides lavar mis zapatillas blancas para el fin de semana.<br />

—Despreocupáte: las tendrás impecables<br />

—Chau, chau.<br />

Ese día, media hora después de la partida de Joaquín, me encontraba en<br />

el vagón del subte que me llevaba a mi destino laboral, trayecto que cubre en<br />

unos veinticinco minutos aproximadamente.<br />

—Hola señora Mónica, buen día —me saludó, como siempre, el<br />

encargado del edificio.<br />

—Buen día, ¿cómo se encuentra usted?<br />

—En lo personal nada de que quejarme.<br />

—Eso es bueno.<br />

—Señora Mónica, venga que quiero mostrarle algo.<br />

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