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Allá abajo (Crónicas Femeninas)

“Allá abajo (crónicas de adoctrinamiento femenino)” es una novela propuesta como una conversación entre amigas donde sus protagonistas irán exponiendo sus fantasmas, placeres y desplaceres que condicionan su vida íntima. A través de los capítulos se verán enfrentadas a situaciones que le harán replantearse su posición frente a su sexualidad y al conocimiento de su órgano genital. Todo parte de un hecho casi casual: Mónica, la protagonista, ante una propuesta de su pareja, se pregunta si debe depilarse por completo aquello que su madre llamaba sus “partes íntimas”. Es el puntapié inicial de esta deliciosa novela donde se exponen las charlas de un grupo de mujeres que, como muchas de su generación, recibieron como herencia mandatos sociales entre los que se incluye la ignorancia respecto a su anatomía genital, y la idea que tenían de estar conformes cumpliendo su rol, en un segundo plano. Cada una de las mujeres de esta historia transitará un camino hacia el autoconocimiento sexual y la libertad en el terreno del placer erótico, alejándose de prejuicios, y posicionándose en el centro de la escena. Conflictos, “rollos” e inhibiciones, creados en un marco educativo y social dominado por tabúes, y aquellas libertades que ha conquistado el antes llamado “sexo débil”; se desarrollan y exponen a través del relato de las protagonistas. De manera clara y contundente, por medio de experiencias propias y ajenas, intentarán modificar su presente desnudando su pasado.

“Allá abajo (crónicas de adoctrinamiento femenino)” es una novela propuesta como una conversación entre amigas donde sus protagonistas irán exponiendo sus fantasmas, placeres y desplaceres que condicionan su vida íntima. A través de los capítulos se verán enfrentadas a situaciones que le harán replantearse su posición frente a su sexualidad y al conocimiento de su órgano genital. Todo parte de un hecho casi casual: Mónica, la protagonista, ante una propuesta de su pareja, se pregunta si debe depilarse por completo aquello que su madre llamaba sus “partes íntimas”. Es el puntapié inicial de esta deliciosa novela donde se exponen las charlas de un grupo de mujeres que, como muchas de su generación, recibieron como herencia mandatos sociales entre los que se incluye la ignorancia respecto a su anatomía genital, y la idea que tenían de estar conformes cumpliendo su rol, en un segundo plano. Cada una de las mujeres de esta historia transitará un camino hacia el autoconocimiento sexual y la libertad en el terreno del placer erótico, alejándose de prejuicios, y posicionándose en el centro de la escena. Conflictos, “rollos” e inhibiciones, creados en un marco educativo y social dominado por tabúes, y aquellas libertades que ha conquistado el antes llamado “sexo débil”; se desarrollan y exponen a través del relato de las protagonistas. De manera clara y contundente, por medio de experiencias propias y ajenas, intentarán modificar su presente desnudando su pasado.

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Resultó ser que la “íntima amiga” había estado jugando a la seducción<br />

con él. Sí, contó todo: vos viste cómo son. La primera vez que lo llamó a la oficina<br />

fue con la excusa de que estaba muy deprimida por su reciente separación.<br />

—Hay veces en que me siento mejor hablando con un hombre sobre<br />

estos temas —le dijo la muy puta—. Estoy cerca de tu oficina ¿me acompañarías<br />

con un café?<br />

El tipo aceptó porque entendió que Eugenia se sentía mal en serio. Yo<br />

le creo que fue así, a pesar de todo lo que pasó después. Sí, vos viste que los<br />

tipos hay cosas que no las ven venir aunque las tengan delante de los ojos y<br />

subrayadas con marcador.<br />

—Eugenia, no te veo bien. No obstante creo que es mejor que hablés<br />

con tu amiga, no conmigo —le dijo él, ya café de por medio. Sí, cayó como un<br />

chorlito con el viejo cuento del malestar emocional. ¿Y ella, con qué le salió?<br />

¡Por supuesto! ¡Adivinaste!:<br />

—Es posible, pero pensé que quizá el consejo de un hombre, en estos<br />

casos, fuera tanto o más válido que el de una mujer.<br />

Lo cierto es que al marido de Alejandra la situación lo incomodaba y<br />

tampoco sabía que decirle al respecto… ¿Alguna vez un hombre sabe qué decir?<br />

Así que él insistió en que hablara con su esposa o con otra amiga y pretendió<br />

dejar lo sucedido en el recuerdo. Eugenia por supuesto, bien lejos de hacerle<br />

caso, insistió con sus llamados telefónicos, inventando diversas historias para<br />

poder reunirse con él a solas. Invitaciones, ¿viste? a las que este, galantemente,<br />

eludía. La verdad era que no sabía cómo encarar el tema ni cómo decírselo a<br />

Alejandra. Sí, el galán, el ganador que te conté, no sabía qué hacer.<br />

Todo había sucedido en un día de descanso en la finca. Un domingo, en<br />

horas de la tarde, mientras Alejandra estaba sentada al sol, leyendo, su marido<br />

fue a la habitación a buscar no sé qué cosa. Los hombres siempre andan buscando<br />

algo. Al regresar, y en medio del pasillo que conecta los dormitorios, Eugenia<br />

que sale del baño cubierta apenas por una toalla, como si hubiese terminado<br />

de darse una ducha o de usar el jacuzzi. A pocos pasos de él la muy turra dejó<br />

deslizar la toalla y se quedó totalmente desnuda ante sus ojos. Él (¡humm…!<br />

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