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Cordero de Dios. La sustitución como mecanismo de Dios. El fin de los sacrificios

Análisis de la sustitución como mecanismo que ha realizado Dios, a través de la historia casi reciente de la humanidad, para lograr reencauzarla llevándola al camino del amor al prójimo, alejándola de falsas espiritualidades y errores en las concepciones de la divinidad. Reemplazos necesarios para sustituir lo errado, lo malo, lo peligroso -de supuestas espiritualidades-, por lo bueno, lo sano, lo edificante, lo amoroso. Sustituyendo, reemplazando, el odio por el amor, y la muerte por la vida.

Análisis de la sustitución como mecanismo que ha realizado Dios, a través de la historia casi reciente de la humanidad, para lograr reencauzarla llevándola al camino del amor al prójimo, alejándola de falsas espiritualidades y errores en las concepciones de la divinidad. Reemplazos necesarios para sustituir lo errado, lo malo, lo peligroso -de supuestas espiritualidades-, por lo bueno, lo sano, lo edificante, lo amoroso. Sustituyendo, reemplazando, el odio por el amor, y la muerte por la vida.

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ser allí alimentada 1.260 días. Entonces se

entabló una batalla en el cielo: Miguel y

sus Ángeles combatieron con el Dragón.

También el Dragón y sus Ángeles combatieron,

pero no prevalecieron y no hubo

ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado

el gran Dragón, la Serpiente antigua,

el llamado Diablo y Satanás, el seductor

del mundo entero; fue arrojado a la tierra

y sus Ángeles fueron arrojados con

él. Oí entonces una fuerte voz que decía

en el cielo: «Ahora ya ha llegado la salvación,

el poder y el reinado de nuestro

Dios y la potestad de su Cristo, porque

ha sido arrojado el acusador de nuestros

hermanos, el que los acusaba día y noche

delante de nuestro Dios. Ellos lo vencieron

gracias a la sangre del Cordero y a la

palabra de testimonio que dieron, porque

despreciaron su vida ante la muerte. Por

eso, regocijaos, cielos y los que en ellos

habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar! porque

el Diablo ha bajado donde vosotros

con gran furor, sabiendo que le queda

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