Cordero de Dios. La sustitución como mecanismo de Dios. El fin de los sacrificios
Análisis de la sustitución como mecanismo que ha realizado Dios, a través de la historia casi reciente de la humanidad, para lograr reencauzarla llevándola al camino del amor al prójimo, alejándola de falsas espiritualidades y errores en las concepciones de la divinidad. Reemplazos necesarios para sustituir lo errado, lo malo, lo peligroso -de supuestas espiritualidades-, por lo bueno, lo sano, lo edificante, lo amoroso. Sustituyendo, reemplazando, el odio por el amor, y la muerte por la vida.
Análisis de la sustitución como mecanismo que ha realizado Dios, a través de la historia casi reciente de la humanidad, para lograr reencauzarla llevándola al camino del amor al prójimo, alejándola de falsas espiritualidades y errores en las concepciones de la divinidad. Reemplazos necesarios para sustituir lo errado, lo malo, lo peligroso -de supuestas espiritualidades-, por lo bueno, lo sano, lo edificante, lo amoroso. Sustituyendo, reemplazando, el odio por el amor, y la muerte por la vida.
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bilidad de parte del humano que permite y escucha
este mal asesoramiento, porque con un “no”
hubiese bastado frente al ofrecimiento del fruto
del árbol prohibido para que todo hubiese sido
distinto, pero tal cosa no sucedió y eso era justamente
lo que ocurría afuera del Edén con el resto
de la humanidad.
¿Por qué digo que la humanidad existía afuera
del Edén? Bueno, el escritor sagrado en su narración
nos dice que los ríos tenían nombre, y
que los minerales tenían valoraciones, nombres y
va-loraciones que alguien debía habérselas dado
seguramente al comerciar con ellos. También se
mencionan países, países donde obviamente vivía
alguien, como la mujer con la que se casa Caín al
ser expulsado. Esta gente que vivía fuera del Edén
había sido creada en el primer relato, el de los siete
días. Digo primero y segundo relato porque los
siete días y el Edén son dos narraciones distintas,
de tradiciones hebreas distintas, escritas por autores
distintos y en épocas distintas.
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Repasemos el relato del Edén: