Cordero de Dios. La sustitución como mecanismo de Dios. El fin de los sacrificios
Análisis de la sustitución como mecanismo que ha realizado Dios, a través de la historia casi reciente de la humanidad, para lograr reencauzarla llevándola al camino del amor al prójimo, alejándola de falsas espiritualidades y errores en las concepciones de la divinidad. Reemplazos necesarios para sustituir lo errado, lo malo, lo peligroso -de supuestas espiritualidades-, por lo bueno, lo sano, lo edificante, lo amoroso. Sustituyendo, reemplazando, el odio por el amor, y la muerte por la vida.
Análisis de la sustitución como mecanismo que ha realizado Dios, a través de la historia casi reciente de la humanidad, para lograr reencauzarla llevándola al camino del amor al prójimo, alejándola de falsas espiritualidades y errores en las concepciones de la divinidad. Reemplazos necesarios para sustituir lo errado, lo malo, lo peligroso -de supuestas espiritualidades-, por lo bueno, lo sano, lo edificante, lo amoroso. Sustituyendo, reemplazando, el odio por el amor, y la muerte por la vida.
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de la invasión egipcia de las dinastías del Imperio
Medio con los Amenemhat y los Sesostris”.
Se ha sabido desde siempre que los egipcios elegían
un sinnúmero de mascotas que eran sacrificadas
para acompañar a los muertos hasta su morada
final. Lo que no se sabía era el sacrificio de personas,
para acompañar a otros muertos, pero aunque
el descubrimiento es bastante nuevo es claro que
Dios lo sabía, como sabe todo, y por ello procedió
de aquella forma.
ii La Antigua Roma practicó varias formas de
sacrificios humanos en los primeros siglos que
luego subsistieron transformadas bajo la forma de
las sangrientas muertes circenses. El gladiador parece
haber sido tomado de los etruscos como una
forma de muerte ritual en combate.
Durante los primeros años de la República romana,
las personas que no habían cumplido sus
promesas o engañado a otros eran ofrecidas a los
dioses. Los romanos ofrecían prisioneros de guerra
y las vírgenes a los manes, larvaes, lares, penates
y genios.
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