Revista Logistica 210 May-Jun 2020
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Una moneda al aire
¿Los reclamos de la industria de autotransporte
serán escuchados? Aún es
muy pronto para determinarlo. La normativa
mexicana obliga a los transportistas
a tener en 10 meses una tecnología ambiental
vehicular para la que se tendrán
los insumos de operación hasta dentro
de cinco años. La Secretaría de Energía
y Pemex reconocieron que el Duba estará
disponible en todo el país hasta 2024.
"Para tener flotas equipadas
no se puede exigir mayor tecnología si se carece de Duba en
la totalidad del territorio nacional. No es cuestión de EPA ni
de Euro, el problema es el diésel”. Elías Dip, presidente de la
Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos
Los nuevos vehículos garantizan: reducción de emisiones contaminantes, mejora general
de la calidad del aire, y reducción hasta en 90% las emisiones de material particulado.
Además de reducción de hasta 75% de las emisiones de óxido de nitrógeno, en comparación
con los camiones equipados con tecnologías más antiguas que siguen operando
en el país. La falta de Duba con el que puedan operar estas nuevas unidades, sin embargo,
amenaza con “desvielar” a la industria de autotransporte nacional.
La venta al mayoreo de vehículos pesados y comerciales en enero pasado sufrió una
caída de 29.5% y la industria de autotransporte asegura que es resultado de estas incongruencias
normativas.
La obligatoriedad de renovar la flota con tecnología que requiere exclusivamente Duba,
conjugada con la falta de dicho combustible, representa un riesgo para la inversión de
los transportistas. Esta inconsistencia podría paralizar la renovación del parque vehicular
de autotransporte en México, en promedio de 18 años antigüedad.
Hasta que Pemex pueda garantizar el abasto de diésel de ultra bajo azufre, la cúpula de
transportistas se muestra de acuerdo en que resulta mejor renovar sus unidades con los
estándares de emisiones vigentes EuroV y EPA07. De lo contrario, la flota seguirá incrementando
su edad con detrimento para el medio ambiente.
Al respecto, Guillermo Rosales destacó que los fabricantes están listos para ofrecer
en México las tecnologías más modernas, pero es necesario que existan condiciones
adecuadas para su comercialización. “No es justo condenar a los transportistas a llevar
a cabo una inversión superior en tecnología de punta, pues ésta no le rendirá frutos en
su rentabilidad ni aportará un beneficio real al ambiente ante la falta de Duba”, enfatizó.
Con la convivencia de ambas tecnologías (EPA07 y EPA10) se lograría la renovación
de flotas, y en los lugares que cuenten con abasto de diésel limpio, las compañías y
empresas podrían adquirir flotas equipadas con las últimas tecnologías. “No se puede
exigir mayor tecnología si se carece de Duba en la totalidad del territorio nacional. No es
cuestión de EPA ni Euro, el problema es el diésel”, sentenció Elías Dip, presidente de la
Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos (Conatram).
La industria espera ahora que la Semarnat
pueda realizar ajustes importantes en
la NOM-044 para que se amplíe, por lo
menos cuatro años, el plazo de incorporación
de unidades que operen sólo con
combustibles limpios. La propuesta apunta
a la convivencia de ambas tecnologías
para garantizar la renovación de la flota
vehicular y la disminución de emisiones,
sin afectar la cadena logística del país,
que depende de forma importante de la
industria de autotransportes.
El panorama político nacional, sin embargo,
se avista complicado. En noviembre
del año pasado, Naciones Unidas criticó
al gobierno mexicano por retrasar “años
de progreso” en materia de reducción de
emisiones contaminantes. Ante el crecimiento
de las importaciones de combustibles
desde Estados Unidos, el presidente
Andrés Manuel López Obrador se comprometió
a frenar la dependencia de estas
compras con la construcción de una
nueva refinería de Pemex ubicada en el
estado de Tabasco.
Ampliar el plazo para la implementación
de tecnologías que funcionan sólo con
diésel de ultra bajo azufre podría significar
ahorros económicos para el gobierno
mexicano, ya que representaría un límite
importante a las importaciones de hidrocarburos,
y daría a la industria un espacio
de tiempo suficiente para transformar y
renovar sus flotas.
El problema es que este camino de acción
podría percibirse como un retroceso en
los compromisos ambientales firmados
por el gobierno del presidente, algo que
podría explicar la cautela que hasta ahora
ha mantenido la Semarnat a la hora de
expresarse sobre el tema. Desde la administración
federal se deberá tomar una
decisión crítica para impulsar a la industria
de autotransporte o beneficiar la imagen
política del gobierno en turno. La moneda
está en el aire. ❚
48 Énfasis Logística • Mayo - Junio 2020 •