17.01.2013 Views

el-diario-de-Ana-Frank

el-diario-de-Ana-Frank

el-diario-de-Ana-Frank

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

cabecera para imponerle, en voz baja, <strong>de</strong> nuestras sospechas.<br />

Cada vez que <strong>el</strong> señor Van Daan tosía, su esposa y yo casi<br />

nos <strong>de</strong>smayábamos <strong>de</strong> miedo; por fin, uno <strong>de</strong> nosotros tuvo la<br />

luminosa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> darle co<strong>de</strong>ína: los accesos se calmaron<br />

inmediatamente.<br />

Tras una espera interminable, supusimos que, como ya no se<br />

percibía ningún ruido, los ladrones habían oído nuestros pasos<br />

en aqu<strong>el</strong>las oficinas cerradas y habían emprendido la fuga.<br />

Pensamos con aprensión en <strong>el</strong> receptor <strong>de</strong> radio, a cuyo alre<strong>de</strong>dor<br />

las sillas formaban círculo, y que todavía estaba sintonizado con<br />

Inglaterra. Si la puerta hubiera sido forzada y si los encargados<br />

d<strong>el</strong> cañón antiaéreo <strong>de</strong>nunciaran tal irregularidad a la policía, las<br />

consecuencias no podrían ser más serias. El señor Van Daan se<br />

levantó, se puso <strong>el</strong> abrigo y <strong>el</strong> sombrero, siguió a papá, y ambos<br />

bajaron la escalera: Peter, que para mayor seguridad se había<br />

armado <strong>de</strong> un gran martillo, se unió a <strong>el</strong>los. Las señoras, Margot<br />

y yo quedamos en una espera angustiosa durante cinco minutos,<br />

por fin, los hombres reaparecieron para <strong>de</strong>cirnos que todo estaba<br />

tranquilo en la casa.<br />

Quedaba entendido que no utilizaríamos <strong>el</strong> agua <strong>de</strong> los grifos<br />

ni la <strong>de</strong>scarga d<strong>el</strong> W.C. Pero la emoción causó <strong>el</strong> mismo efecto en<br />

cada uno <strong>de</strong> nosotros. Pue<strong>de</strong>s imaginarte cuál era la atmósfera<br />

<strong>de</strong>spués que todos hubimos visitado <strong>el</strong> retrete.<br />

Cuando un inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> tal clase suce<strong>de</strong>, siempre hay un<br />

montón <strong>de</strong> cosas que se suman a él; y en este caso: 1º, <strong>el</strong> carillón<br />

<strong>de</strong> la Westerturn <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> sonar, y por lo tanto yo me veía privada<br />

<strong>de</strong> ese amigo que infaliblemente me infundía confianza; 2º, nos<br />

preguntábamos si la puerta <strong>de</strong> la casa había sido bien cerrada la<br />

víspera, porque <strong>el</strong> señor Vossen había partido antes <strong>de</strong> la hora<br />

esa tar<strong>de</strong>, e ignorábamos si Elli pensó en pedirle la llave antes <strong>de</strong><br />

que se fuera.<br />

Sólo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las once y media <strong>de</strong> la noche comenzamos<br />

a sentirnos un poco más tranquilos. Los ladrones nos habían<br />

alarmado a eso <strong>de</strong> las ocho. A pesar <strong>de</strong> su rápida fuga, nos hicieron<br />

© Pehuén Editores, 2001.<br />

)43(<br />

EL DIARIO DE ANA FRANK<br />

pasar una v<strong>el</strong>ada <strong>de</strong> execrable incertidumbre. Bien pensado, nos<br />

pareció extremadamente improbable que un ladrón se arriesgara<br />

a forzar una puerta <strong>de</strong> entrada a una hora en que la gente circula<br />

aún por las calles. A<strong>de</strong>más, alguien sugirió que <strong>el</strong> capataz <strong>de</strong><br />

nuestros vecinos podía haber trabajado hasta más tar<strong>de</strong>, que <strong>el</strong><br />

ruido podía provenir <strong>de</strong> allí, puesto que las pare<strong>de</strong>s eran d<strong>el</strong>gadas;<br />

en tal caso, la emoción general habría jugado una mala pasada a<br />

nuestro oído, y nuestra imaginación habría hecho lo <strong>de</strong>más durante<br />

aqu<strong>el</strong>los instantes críticos.<br />

Nos acostamos, por fin, aunque nadie tenía sueño. Papá,<br />

mamá y Duss<strong>el</strong> pasaron una noche casi en blanco; en cuanto a<br />

mí, puedo <strong>de</strong>cir, sin exageración, que apenas si cerré los ojos. Al<br />

alba, los hombres bajaron hasta la puerta <strong>de</strong> entrada, para observar<br />

la cerradura: todo estaba en or<strong>de</strong>n, y, por lo tanto, nos<br />

tranquilizamos.<br />

Cuando contamos a nuestros protectores la aventura e<br />

inquietud <strong>de</strong> la noche anterior en todos sus <strong>de</strong>talles, se burlaron<br />

<strong>de</strong> nosotros; pasado <strong>el</strong> susto, es bien fácil reírse <strong>de</strong> estas cosas.<br />

Solamente Elli nos ha tomado en serio.<br />

Tuya,<br />

ANA<br />

Sábado 27 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1943<br />

Querida Kitty:<br />

Hemos terminado <strong>el</strong> curso <strong>de</strong> taquigrafía por<br />

correspon<strong>de</strong>ncia, y vamos a <strong>de</strong>dicarnos a la v<strong>el</strong>ocidad.<br />

¿No te parece que seremos campeones? Debo contarte otras<br />

cosas sobre mis asignaturas <strong>de</strong> pasatiempo (así las llamo porque<br />

no tenemos otra cosa que hacer que <strong>de</strong>jar transcurrir los días lo<br />

más rápidamente posible hasta que podamos salir): me entusiasma<br />

la mitología, y, sobre todo, los dioses griegos y romanos. «Es una

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!