42 13 Revista digital, 3ra. épocacruce <strong>de</strong> caminoscias a que podía trasladarse a un museo, era también,por ese carácter mueble, el elemento más vulnerable,el primero en <strong>de</strong>saparecer, y por tanto, el que mayorprotección necesitaba.En <strong>los</strong> últimos <strong>de</strong>cenios, bajo el efecto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sindustrializacióny <strong>de</strong>l ritmo acelerado <strong>de</strong> cierre <strong>de</strong> empresasindustriales, la dimensión antropológica y sociológicaha cobrado fuerza, al ver cómo se pier<strong>de</strong>irremediablemente la memoria <strong>de</strong> la condición obrera,que apenas ha <strong>de</strong>jado fuentes escritas. Tanto <strong>los</strong> documentosescritos como <strong>los</strong> iconográficos son fuentesdirigidas, es <strong>de</strong>cir, predispuestas por el artífice paracomunicar algo, por lo que proporcionan una informaciónincompleta y parcial, interesada, sobre la vida <strong>de</strong><strong>los</strong> trabajadores, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong>n existir, aparte<strong>de</strong> las evi<strong>de</strong>ntes, otras intenciones ocultas que nospasan hoy <strong>de</strong>sapercibidas a pesar <strong>de</strong> todas las cautelas.Los restos materiales, generalmente una fuentedirecta y no dirigida, que no fue producida para unafinalidad distinta <strong>de</strong> su función, necesitan ser interpretados,“traducidos” al lenguaje <strong>de</strong> la historia, y muchos<strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos culturales que nos interesan conocerno <strong>de</strong>jan restos. En éste contexto, se ha adoptado lametodología <strong>de</strong> la historia oral, nacida también en Inglaterraen la década <strong>de</strong> 1970 y utilizada por la etnología,con el fin <strong>de</strong> preservar informaciones valiosaspara la comprensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> lugares <strong>de</strong> trabajo y susdisposiciones, el vocabulario específico o las relacioneshombre- máquina.El problema es que la mayor parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>batesteóricos van muy por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l trabajo efectivo <strong>de</strong>base. Aunque se insiste en artícu<strong>los</strong>, libros y charlassobre la necesidad <strong>de</strong> superar el <strong>de</strong>smedido afán catalográfico<strong>de</strong> <strong>los</strong> principios <strong>de</strong> la arqueología industrial,la realidad es que todavía falta mucho por hacer enese campo, y no digamos sobre la interpretación <strong>de</strong> <strong>los</strong>espacios industriales en toda su complejidad. Mientrasnos sumergimos en profundas discusiones académicasy buscamos trabajosamente enfoques innovadores,el trabajo <strong>de</strong> base sigue pendiente.Por otra parte, el afán <strong>de</strong> salvaguarda, como hemosseñalado, a menudo ha <strong>de</strong>splazado al <strong>de</strong> conocimiento,y siguiendo la máxima <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad que i<strong>de</strong>ntificaver con conocer, la mayor parte <strong>de</strong> las actuacionesse siguen realizando con un criterio básicamente estéticoy monumentalista, sin tener en cuenta <strong>los</strong> aspectostécnicos, científicos o históricos. Por <strong>de</strong>sgracia, en muchasocasiones se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> <strong>de</strong>rribar, también proteger,un establecimiento industrial sin saber prácticamentenada sobre él.La monumentalidad, la búsqueda <strong>de</strong> aspectos sobresalientes,<strong>de</strong> “lo más” gran<strong>de</strong>, antiguo, importante,raro, arrincona en ocasiones a lo esencial. No se trata<strong>de</strong> renunciar al enfoque monumental, que es necesario,tanto por el frenético ritmo <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l patrimonioindustrial como porque el conocimiento no escapaz <strong>de</strong> emocionar más que a <strong>los</strong> especialistas, ypara que un “baldío industrial” se convierta en patrimonioindustrial es necesaria la implantación afectiva <strong>de</strong>la sociedad, o al menos <strong>de</strong> buena parte <strong>de</strong> ella. Peroenten<strong>de</strong>mos que el objeto principal <strong>de</strong>l estudio ha <strong>de</strong>ser también mo<strong>de</strong>sto, lo estandarizado, menos espectacularpero en ocasiones más importante <strong>de</strong> cara alconocimiento.En todo caso, queda claro que la propia arqueologíaindustrial es una disciplina compleja, y también,como en el caso <strong>de</strong> su objeto <strong>de</strong> estudio, <strong>de</strong> fronterasin<strong>de</strong>terminadas. Una buena muestra <strong>de</strong> ello pue<strong>de</strong>ser la interpretación <strong>de</strong> Jean-Yves Andrieux, 24 paraquien la arqueología industrial es “l’activité scientifiqueque se donna pour objet d’éclairer un corpus cohérentd’éléments rassemblés sous le vocable <strong>de</strong> patrimoineindustriel”, <strong>de</strong>finición que no resuelve nada, puesto que<strong>de</strong>ja toda la responsabilidad en el concepto <strong>de</strong> patrimonioindustrial, que según este autor es “l’infraestructurematérielle laissée par une activité humaine passée”,pero ¿no es eso, simplemente, arqueología?La necesidad <strong>de</strong> elegirLa arqueología industrial, según la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> Rix, 25tiene como objetivo el registro, la interpretación y lapreservación en casos seleccionados. Obsérvese: encasos seleccionados. A pesar <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> <strong>los</strong>restos materiales <strong>de</strong> la industrialización, que sigue ennuestros días, el hecho es que no se pue<strong>de</strong>n guardartodos <strong>los</strong> que quedan. Siguen quedando muchos, algunos<strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales tienen un valor limitado, ya seaen términos estéticos como <strong>de</strong> aportación al conocimiento,y en muchos casos ocupan un espacio para <strong>los</strong>que la sociedad <strong>de</strong>manda nuevos usos. Es necesario,pues, elegir: “Few of us wish to live in a museum, butit is of great importance that a representative selectionof industrial monuments should be preserved forposterity”. 26Ya hemos señalado que un primer paso, ineludible,es la elaboración <strong>de</strong> inventarios exhaustivos, puestoque una <strong>de</strong> las características <strong>de</strong>l patrimonio industrial24 Jean-Yves Andrieux, Le patrimonie industriel. PUF, 1992.25 Michael Rix, dice: “Industrial Archeology may be <strong>de</strong>fined asrecording, preserving in selected cases and interpreting the sites andstructures of early industrial activity, particularly the monuments ofthe Industrial Revolution”.26 Buchanan, op. cit.
13 Revista digital, 3ra. época43cruce <strong>de</strong> caminoses, generalmente, su “invisibilidad”. En ocasiones <strong>los</strong>restos materiales <strong>de</strong> la industrialización <strong>de</strong>stacan claramentesobre su entorno, pero en otras no, porque setrata <strong>de</strong> espacios <strong>de</strong>gradados, poco agradables, fáciles<strong>de</strong> evitar y, por tanto, fáciles <strong>de</strong> ocultar a la mirada colectiva.Son lugares <strong>de</strong>sconocidos, escondidos <strong>de</strong>trás<strong>de</strong> la tapia. En palabras <strong>de</strong> Buchanan: “It is surprisinghow frequently an industrial monument can be found atthe bottom of the gar<strong>de</strong>n”.Es imprescindible conocer cuáles son <strong>los</strong> elementossusceptibles <strong>de</strong> integrar el patrimonio industrial,para po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l a<strong>de</strong>cuado trabajo <strong>de</strong> investigaciónhistórica, proce<strong>de</strong>r a la selección <strong>de</strong> <strong>los</strong> elementosy las propuestas <strong>de</strong> protección y <strong>de</strong> actuaciónpara cada uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong>.Buchanan propuso dos puntos preliminares: la propiedady el tipo <strong>de</strong> preservación a realizar, y seis criteriospara la selección:1. El grado <strong>de</strong> singularidad. Es el único ejemplo,el primero o el más antiguo que ha sobrevivido, elúltimo que se hizo o el último que queda.2. La posesión <strong>de</strong> caracteres específicos <strong>de</strong>ntro<strong>de</strong> su categoría. Estructura poco usual, caracteresregionales, cualida<strong>de</strong>s estéticas o <strong>de</strong>terminadosgrupos que han <strong>de</strong> preservarse como conjunto.3. El tamaño y el uso, en el sentido que tengan unasdimensiones que hagan factible su conservación yreutilización.4. La posibilidad <strong>de</strong> ser aprovechado como atracciónturística.5. El grado <strong>de</strong> apoyo al proyecto <strong>de</strong> la comunidadlocal.6. La asociación con otros elementos, por ejemplo,por ser obra <strong>de</strong> un ingeniero famoso o representaruna innovación técnica importante.Nótese que en toda esta formulación subyace laaparentemente inevitable <strong>de</strong>rivación hacia el particularísimomonumentalismo.En España, el Plan <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> Patrimonio Industrialpropone <strong>los</strong> siguientes criterios <strong>de</strong> valoración yselección, distribuidos en tres grupos (A, B y C), quepodríamos <strong>de</strong>nominar como específicos, patrimonialesy operativos, respectivamente:A: valor testimonial; singularidad y/o representatividadtipológica; autenticidad e integridad.B:histórico-social; tecnológico, artístico-arquitectónicoy territorial.C: posibilidad <strong>de</strong> restauración integral; estado <strong>de</strong>conservación, plan <strong>de</strong> viabilidad y rentabilidad socialy situación jurídica.En todo caso, tal como señala el propio Buchanan,sabemos que no existe fórmula completa que permitaa un comité imparcial cuantificar qué méritos relativosposee cada monumento industrial. No existen reglas<strong>de</strong>finitivas y universales con que cuantificar el “valor”<strong>de</strong> un bien integrante <strong>de</strong>l patrimonio industrial, ni fórmulasque permitan pon<strong>de</strong>rar si es más importante laposibilidad <strong>de</strong> restauración o el valor testimonial.Dejemos <strong>de</strong> lado, sin embargo, <strong>los</strong> problemas concretos,a veces muy complicados, que plantea la valoracióna partir <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados criterios y la traducción<strong>de</strong> esta valoración a una categoría legal, y supongamosconseguida la primera meta <strong>de</strong> la arqueología industrial:la protección y salvaguarda <strong>de</strong> <strong>los</strong> elementos<strong>de</strong>l patrimonio industrial que, a nuestro juicio, reúne <strong>los</strong>requisitos necesarios para ello. Tienen que entrar ahoraen juego nuevas ópticas y nuevos profesionales.3. Actuar sobre el patrimonio industrial. Realidad,testimonio y recursoEl patrimonio industrial es, a la vez, presente, pasadoy futuro. Presente porque existe en la realidad, a vecescomo símbolo <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad colectiva y otras como un“espacio en blanco” <strong>de</strong> nuestras ciuda<strong>de</strong>s, ya sea porfalta <strong>de</strong> conocimiento o por consi<strong>de</strong>rarlo un elemento<strong>de</strong>sagradable o inseguro. Pasando por cuanto es untestimonio, un acumulador <strong>de</strong> herencias, un lugar don<strong>de</strong>se materializan las experiencias, las aspiraciones,<strong>los</strong> errores –fuente <strong>de</strong> conocimiento– <strong>de</strong> nuestros antepasados.Futuro porque será parte <strong>de</strong>l legado, <strong>de</strong>lpatrimonio, que <strong>de</strong>jaremos a las socieda<strong>de</strong>s veni<strong>de</strong>ras,ya sea convertido o no en recurso.Las socieda<strong>de</strong>s tienen que cambiar, es un hechoinevitable e incluso <strong>de</strong>seable, pero se ha <strong>de</strong> concebirel <strong>de</strong>sarrollo como un proceso global y a largo plazo.Se trata <strong>de</strong> conducir el cambio <strong>de</strong> forma que no tengaun precio en cultura, <strong>de</strong>l mismo modo en que, poco apoco, ha ido calando la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>be tenerlo entérminos <strong>de</strong> medio ambiente o calidad <strong>de</strong> vida.Pero no basta con tomar la opción <strong>de</strong> preservar<strong>de</strong>terminados edificios o espacios, sino que hay que<strong>de</strong>volverles la vida, o, más exactamente darles unanueva vida, esto es, insertar<strong>los</strong> en nuestro proceso histórico,darles una utilidad actual, viva, respetando enla medida <strong>de</strong> lo posible sus características. La simpleconservación, la creación <strong>de</strong> “fósiles industriales”, noes más que un aplazamiento temporal <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>na,que se ejecutará al menor <strong>de</strong>scuido.No es, en absoluto, un cometido sencillo, puestoque se trata <strong>de</strong> conciliar tres facetas con exigenciasdistintas, a menudo contrapuestas: la calidad –el conocimiento,el respeto–, la utilidad –la revitalización– yla economía. Es una apuesta difícil y peligrosa, parala que no existen recetas universales, en la que sólo
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