44 13 Revista digital, 3ra. épocacruce <strong>de</strong> caminoscaben la innovación constante y la conciencia <strong>de</strong>l riesgo.En cierto modo, cada éxito en la conservación yrevitalización <strong>de</strong>l patrimonio industrial es un pequeñomilagro.Calidad, emoción y utilidad. Una conciliación tandifícil como necesariaDe la calidad, el conocimiento, es <strong>de</strong> lo que hemos habladoespecialmente a lo largo <strong>de</strong> este artículo. Cabe,no obstante, hacer algunas precisiones. En primerlugar, que aunque la base para el conocimiento esla <strong>de</strong>scripción y la comparación, un método habitualen la interpretación <strong>de</strong> restos arqueológicos, el objetivono pue<strong>de</strong> quedarse reducido a una colección <strong>de</strong>monografías <strong>de</strong> <strong>los</strong> establecimientos industriales. Losrestos no le “hablan” al arqueólogo industrial, hay queinterpretar<strong>los</strong>, consi<strong>de</strong>rando siempre tanto lo que seve como <strong>los</strong> fundamentos, no visibles, que lo explican.Ello exige lo que podríamos <strong>de</strong>nominar un “viaje<strong>de</strong> ida y vuelta” que exige tiempo y esfuerzo. A partir<strong>de</strong>l conocimiento particular hay que llegar a generar unconocimiento general, que nos permitirá situar en sucontexto a<strong>de</strong>cuado <strong>los</strong> restos particulares, un aspectoesencial, puesto que el receptor <strong>de</strong> máquinas, procesoso i<strong>de</strong>as no es necesariamente un sujeto pasivo quelas asume acríticamente, sino que las pue<strong>de</strong> adaptara las circunstancias o la cultura local, y basta tener encuenta lo señalado hasta el momento sobre el papel<strong>de</strong>l patrimonio industrial en la i<strong>de</strong>ntidad territorial o elobjetivo <strong>de</strong> la arqueología industrial, que no es otro queel <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong>l hombre y la sociedad.El patrimonio industrial es tanto un elemento material,tangible, como su interpretación intangible, esa la vez continente y contenido, y por ello es precisoapren<strong>de</strong>r primero, para que <strong>de</strong>spués podamos enseñara mirar lo que se ve, y llegar así, en lo posible, avislumbrar la realidad.Pero el conocimiento no genera emoción más queen el especialista, por tanto, no es suficiente, porqueno implica al conjunto <strong>de</strong> la sociedad. Sólo si somoscapaces <strong>de</strong> transmitir ese conocimiento, y <strong>de</strong> hacerlo<strong>de</strong> forma que el patrimonio industrial suscite emoción,se gane el afecto <strong>de</strong> la sociedad, po<strong>de</strong>mos conseguirque se consi<strong>de</strong>re digno <strong>de</strong> ser preservado, es <strong>de</strong>cir,que se asuma que su conservación costará dinero, recursosy esfuerzos, que podrían ir <strong>de</strong>stinados a otrosusos.La emoción es un ingrediente imprescindible en lareceta <strong>de</strong>l patrimonio industrial. Las reacciones subjetivasestimulan el interés, e incitan a <strong>de</strong>dicar una parte<strong>de</strong>l tiempo a las cosas <strong>de</strong>l pasado; pero implican ciertosriesgos, porque no sirven para aumentar el conocimientoobjetivo y, sobre todo, porque pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>rivarfácilmente hacia el fetichismo, confundiendo cantidadcon calidad y <strong>de</strong>corado con paisaje.Una pieza fundamental en la emoción que suscitael patrimonio industrial es el valor estético. A pesar<strong>de</strong> que a veces se afirme que el edificio industrial, nodigamos ya el espacio industrial en su conjunto, no poseevalores estéticos, comparándolo con el patrimoniohistórico-artístico, pensamos que se trata <strong>de</strong> una afirmacióncon muy poco fundamento. Aparte <strong>de</strong> la fascinaciónque la industria y sus paisajes ha ejercido enmuchos artistas, hay un componente estético <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lamáquina al producto final. Por ejemplo, la repetición<strong>de</strong> ventanas, necesarias para dar iluminación natural<strong>de</strong>l espacio <strong>de</strong> trabajo, siguiendo patrones moduladosen función <strong>de</strong> <strong>los</strong> materiales o <strong>de</strong> <strong>los</strong> procesos, pue<strong>de</strong>alcanzar en ocasiones una armonía <strong>de</strong> alto valor estético.Una muestra sencilla <strong>de</strong> modulación impuestapor la actividad es un muelle <strong>de</strong> mercancías <strong>de</strong> unaestación ferroviaria, don<strong>de</strong> la disposición y tamaño <strong>de</strong>las puertas viene <strong>de</strong>terminada por la longitud <strong>de</strong> <strong>los</strong>vagones.Por otra parte, la industria se dotó <strong>de</strong> una estéticapropia, que contrasta y complementa las formas ymateriales <strong>de</strong> <strong>los</strong> edificios actuales, convirtiéndose enocasiones, sobre todo cuando parte <strong>de</strong> la función <strong>de</strong>ledificio industrial era dar una “imagen marcada”, enverda<strong>de</strong>ros hitos urbanos.En suma, un sector cada vez más importante <strong>de</strong> lapoblación aprecia <strong>los</strong> restos <strong>de</strong> la industrialización, ysu implicación emocional, aunque implique riesgos, esnecesaria.El tercer punto, la utilidad, es tan importante y <strong>de</strong>cisivocomo la calidad y la emoción. Se trata <strong>de</strong> aprovecharlas características <strong>de</strong>l patrimonio para adaptarlo a<strong>los</strong> <strong>de</strong>seos o necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la sociedad actual. Usando<strong>de</strong> nuevo una expresión <strong>de</strong> Bergeron y Dorel-Ferréque se ha popularizado, hay que darles una “segundavida”.Pero la revitalización no pue<strong>de</strong> ser espontánea, ycualquiera que sea su escala, <strong>de</strong>l monumento a la ciudadhistórica, o su papel en la estrategia urbana y territorial,requiere imaginación para buscar soluciones,porque generalmente aumentar la utilidad supondráreducir la calidad. Llegar a una solución <strong>de</strong> compromisoentre ambos objetivos es, en la mayor parte <strong>de</strong><strong>los</strong> casos, un arte y no sólo una técnica, que precisa<strong>de</strong> capacidad creativa, mente abierta y conocimientoexacto <strong>de</strong> la situación concreta y <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s.
13 Revista digital, 3ra. época45cruce <strong>de</strong> caminosLas líneas básicas <strong>de</strong> actuación son dos: mantenerla actividad o reconvertirlo a nuevos usos. La más respetuosacon el patrimonio, cuando el establecimientoha sobrevivido en funcionamiento, con todos <strong>los</strong> elementos-–materiales y humanos– necesarios, es la<strong>de</strong> mantener la actividad. Requiere un <strong>de</strong>cidido apoyoinstitucional o colectivo, y la actividad industrial sueleco-existir con el uso como “museo vivo”.La segunda línea ofrece, a su vez, dos posibilida<strong>de</strong>sbien diferenciadas: la transformación en museo,bien en el propio lugar o mediante el rescate <strong>de</strong> elementos<strong>de</strong> otros establecimientos, y la reconversión ausos distintos <strong>de</strong>l original.El campo <strong>de</strong> <strong>los</strong> museos en general, y <strong>los</strong> museosindustriales y tecnológicos en particular, es <strong>de</strong>masiadoamplio y complejo, y está fuera <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> esteartículo, pero lo que nos interesa señalar aquí es quehay que consi<strong>de</strong>rar (aparte <strong>de</strong>l valor científico, <strong>de</strong>l interéssocial <strong>de</strong> <strong>los</strong> contenidos o <strong>de</strong> la importancia yespectacularidad <strong>de</strong>l contenedor) que para el turismo<strong>de</strong> masas la vista se ha <strong>de</strong> convertir en un juego <strong>de</strong>tiempos y emociones, interactuando, <strong>de</strong>scubriendo unnúmero limitado <strong>de</strong> temas, y respetando el carácter <strong>de</strong>refrendo que tiene buena parte <strong>de</strong>l turismo cultural (lai<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que “tengo una fotografía luego he estado”).La emoción es efímera y, excepto para el aficionado,se <strong>de</strong>svanece pronto. Se ha <strong>de</strong> conseguir, mediante elconcurso <strong>de</strong> profesiones <strong>de</strong> la comunicación, trasmitir<strong>los</strong> mensajes esenciales sobre la lógica y la historia <strong>de</strong>lestablecimiento, sin caer en la banalización, pero conuna oferta dinámica, competitiva y atractiva.Y un problema añadido <strong>de</strong> <strong>los</strong> museos industrialeses la necesidad <strong>de</strong> un mantenimiento cualificado, conespecialistas en oficios a menudo ya <strong>de</strong>saparecidos.La actuación más compleja, y también la más extendida,es la reutilización para fines distintos <strong>de</strong>l originalo el museográficos. Rehabilitar un edificio no esrestaurarlo. Rehabilitar consiste en una serie <strong>de</strong> procedimientostécnicos para la puesta a punto <strong>de</strong> un patrimonio,objeto reciente <strong>de</strong> una revaloración económica,práctica y estética. Se trata <strong>de</strong> transformar un local,edificio o barrio para darles unas condiciones satisfactorias,en términos <strong>de</strong> comodidad y habitabilidad, yasegurar así la preservación <strong>de</strong> las características arquitectónicasprincipales. No es una simple mejora <strong>de</strong>lhábitat, sino que comporta la reestructuración interna yla adaptación a nuevas exigencias; muy difícilmente sepodrá conservar la organización espacial <strong>de</strong>l establecimiento,por lo que prácticamente en cualquier caso suponeuna “<strong>de</strong>snaturalización”, una pérdida <strong>de</strong>l conjuntocomo tal. El riesgo <strong>de</strong> que el edificio rehabilitado seconvierta en una “postal”, un <strong>de</strong>corado que mantienela imagen exterior pero con un interior vacío, es, obviamente,muy elevado.¿Rehabilitar un edifico industrial es caro o barato?Bergeron y Dorel-Ferré, como otros autores, sostienenque adaptar un inmueble existente es más barato que<strong>de</strong>rribarlo y construir uno nuevo. En la misma líneaparece estar Sobrino Simal, 27 cuando afirma que “sepue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar un <strong>de</strong>spilfarro material y cultural la<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> estos edificios, dadas sus condiciones<strong>de</strong> fácil acceso, situación en espacios urbanos significativos,su buena iluminación y su gran superficiediáfana edificada, que les permite ser rehabilitadosy conservados”. Pero rehabilitar pue<strong>de</strong> ser más caroque construir o reconstruir manteniendo sólo un “aire”vagamente parecido a la estética que se quiere conseguir.En todo caso, más que un problema <strong>de</strong> precio,y aparte la cuestión <strong>de</strong> la rentabilidad social o económico-público,lo que suce<strong>de</strong> habitualmente es que larehabilitación bien hecha supone trabajos <strong>de</strong>licados ypresupuestariamente imprevisibles que <strong>de</strong>salientan a<strong>los</strong> promotores, tanto públicos como privados.Las exigencias contradictorias entre la conservacióny la utilización <strong>de</strong>l patrimonio industrial provocanque la rehabilitación entrañe riesgos, a menudo soslayados.Riesgos físicos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>terioro por el uso intensivoa la <strong>de</strong>snaturalización <strong>de</strong> <strong>los</strong> establecimientospor las transformaciones impuestas por el cambio <strong>de</strong>uso, especialmente en lo que se refiere, como hemosseñalado, al tratamiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> espacios interiores,aunque se respete la fachada monumental. Pero tambiénriesgos sociales, por la ejecución <strong>de</strong> rehabilitaciones<strong>de</strong>masiado costosas, que suponen una alteración<strong>de</strong>l entorno y la expulsión <strong>de</strong>l mismo, en un plazo máso menos lejano, <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados segmentos <strong>de</strong> población,o porque la orientación turística favorezca lacreación <strong>de</strong> un medio artificial; riegos sociales que semanifiestan también como riesgos urbanísticos; asignación<strong>de</strong> sentido <strong>de</strong> clase, elitización, <strong>de</strong>scontextualizaciónespacial, etcétera.La reutilización es, sin duda, la forma más paradójica,audaz y difícil <strong>de</strong> valorización patrimonial consistenteen reintroducir un monumento en el circuito <strong>de</strong> <strong>los</strong>usos vivos. De esta manera, y tal como lo mostrarony lo repitieron sucesivamente Riegl y Giovannoni, elmonumento queda libre <strong>de</strong> estar en <strong>de</strong>suso aunquequeda expuesto al <strong>de</strong>sgaste y las usurpaciones <strong>de</strong>uso; atribuir un nuevo <strong>de</strong>stino es una operacióndifícil y compleja, que no <strong>de</strong>be fundarse sólo en lahomología con el <strong>de</strong>stino original”. 2827 Julián Sobrino Simal, “La Arquitectura Industrial: <strong>de</strong> Sala <strong>de</strong>Maquinas a Caja <strong>de</strong> Sorpresas”, en Abaco. Revista <strong>de</strong> Cultura yCiencias Sociales. Núm. 19. 1998.28 Françoise Choay, Alegoria <strong>de</strong>l patrimonio. Gustavo Gili, 2007.
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