14.08.2015 Views

Ideas-para-el-Debate-N--3-Reforma-Constitucional

Ideas-para-el-Debate-N--3-Reforma-Constitucional

Ideas-para-el-Debate-N--3-Reforma-Constitucional

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

76 -le han introducido— continúa siendo una carta profundamente hostil al gobierno de las mayorías, conformeal diseño original de una ‘democracia protegida’.En efecto, <strong>para</strong> este último grupo –con <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> autor de este ensayo se identifica— la Constitución de1980, más allá de haber sido impuesta por una dictadura, tiene <strong>el</strong> defecto de impedir que las preferenciasd<strong>el</strong> <strong>el</strong>ectorado de traduzcan en políticas públicas de manera fluida, producto d<strong>el</strong> efecto combinado de unsistema binominal que tiende al ‘empate’ entre las dos primeras fuerzas políticas, a la existencia de leyes desúper-mayoría que hacen difícil reformar leyes importantes sin <strong>el</strong> concurso de la minoría y, finalmente, a lapresencia de un control preventivo de constitucionalidad cuya sola existencia es utilizada como una efectivaamenaza por parte de la minoría en <strong>el</strong> Congreso frente a proyectos de ley que no son de su agrado.Para este segundo grupo, una nueva Constitución no debiera intentar ‘cong<strong>el</strong>ar’ un mod<strong>el</strong>o socioeconómicodeterminado, sino que más bien dejar a las mayorías gobernar –respetando, por cierto, los derechosverdaderamente fundamentales de las minorías—, algo que la Constitución de 1980 desafortunadamente nopermite.La hostilidad de esta última al gobierno de mayorías democráticas –añadimos quienes nos identificamoscon esta perspectiva— no es fruto de la casualidad, sino que forma parte de la lógica esencial de la cartaaprobada por la dictadura, cuyo objetivo central –como lo reconoció públicamente uno de sus más importantesideólogos, Jaime Guzmán— era que:“Si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismoanh<strong>el</strong>aría, porque –valga la metáfora– <strong>el</strong> margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en<strong>el</strong>la, sea lo suficientemente reducido <strong>para</strong> hacer extremadamente difícil lo contrario.” 162Como se puede advertir, no contentos con la imposición de una Constitución que contenía un programaeconómico-social determinado, los redactores de la carta de 1980 buscaron explícitamente que <strong>el</strong> (inevitable)retorno a la democracia no alterase la ‘obra’ d<strong>el</strong> régimen militar, <strong>para</strong> lo cual d<strong>el</strong>iberadamente se introdujouna carta que, como lo expresa Guzmán con una candidez extraordinaria, buscaba que los adversarios d<strong>el</strong>a dictadura (esto es, los demócratas) se vieran obligados en <strong>el</strong> futuro a hacer más o menos lo mismo quehizo <strong>el</strong> régimen militar en materia económico-social. Es difícil imaginar algo más contrario al ‘fair play’democrático que <strong>el</strong> utilizar la Constitución –que, como vimos más arriba, representa en otras latitudes ‘<strong>el</strong>alma de la nación’, o la fuente de la unidad nacional— <strong>para</strong> forzar a la mayoría a hacer lo que prefiere ungrupo eventualmente minoritario de la ciudadanía.En efecto, si quienes se oponen al cambio constitucional en Chile hicieran <strong>el</strong> esfuerzo de ponerse en <strong>el</strong>lugar de quienes son afectados por la actual Constitución, por ejemplo, imaginando cómo se sentirían si unadictadura de izquierda hubiera dejado instalada una carta constitucional que forzara a eventuales mayorías decentroderecha a hacer esencialmente lo mismo que lo que haría un gobierno de izquierda, quizá le tomarían<strong>el</strong> peso a lo distorsionador que es vivir bajo la Constitución como la actualmente vigente <strong>para</strong> quienes tienenpreferencias ideológicas diferentes a las que impulsó <strong>el</strong> régimen autoritario.Recapitulando lo planteado en esta sección, existe al interior d<strong>el</strong> sector que plantea que Chile necesita unanueva Constitución al menos dos grupos claramente discernibles. Uno, que busca una nueva carta fundamentalcon <strong>el</strong> objeto de introducir en <strong>el</strong>la un mod<strong>el</strong>o económico-social determinado –de cuño socialdemócrata—,lo que representa una concepción d<strong>el</strong> rol de la Constitución como una forma de ‘cong<strong>el</strong>ar’ en la misma unmod<strong>el</strong>o de economía y sociedad, y otro, que busca simplemente terminar de democratizar la sociedad chilena,permitiendo que convivan bajo una misma Constitución grupos con diferentes perspectivas ideológicas.Si la taxonomía recién anotada es correcta, la división constitucional que se advierte actualmente en Chileno sería binaria, confrontando a quienes demandan una nueva Constitución versus quienes rechazan estoúltimo, sino mucho más compleja, incluyendo: A) a quienes rechazan de plano una nueva carta constitucional;162 Véase Jaime Guzmán (1979).

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!