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Masonería - J. Boor - Gran Logia Provincial de las Islas Baleares

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D A Ñ O S A E S P A Ñ A<br />

23 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1950<br />

SI queremos explicar los acontecimientos masónicos que tanto daño causaron a<br />

nuestra Patria al correr <strong>de</strong> los dos últimos siglos, necesitamos examinar la influencia que la<br />

gran apostasía <strong>de</strong> la un dia católica nación inglesa tuvo sobre la <strong>de</strong>scristianización <strong>de</strong>l<br />

occi<strong>de</strong>nte europeo y su repercusión en. la revolución intelectual <strong>de</strong>l siglo XVIII.<br />

Cuando se examina la Historia con la perspectiva que ofrece la distancia, se aprecian<br />

los fenómenos <strong>de</strong> muy distinta manera <strong>de</strong> la que pudieron hacerlo los que han vivido bajo<br />

el torbellino <strong>de</strong> aquellos acontecimientos.<br />

El nacimiento en Londres <strong>de</strong> la masonería en el alborear <strong>de</strong>l siglo XVIII, al tiempo que<br />

en Francia reinaba Luis XIV, cuya gloria y po<strong>de</strong>r tenía humillada y resentida a su nobleza,<br />

simpatizante con la revolución y que en los clubs y salones intelectuales <strong>de</strong> París y<br />

Londres conspiraban contra su legítimo señor, forzosamente había <strong>de</strong> tener una influencia<br />

<strong>de</strong>cisiva en la preparación <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la Revolución francesa.<br />

La muerte <strong>de</strong>l Rey Sol fué la señal para la <strong>de</strong>scomposición <strong>de</strong> la gran Monarquía<br />

católica, y nada como el ambiente que ro<strong>de</strong>ó a aquel trágico acontecimiento para<br />

revelarnos el grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>generación en que había caído la nobleza gala. Son muy<br />

elocuentes <strong>las</strong> palabras <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>rno historiador francés al referirse a aquellos<br />

acontecimientos:<br />

“En el llano <strong>de</strong> San Denis el pueblo bajo corría para ver sus funerales,<br />

amontonándose y riendo como en un espectáculo <strong>de</strong> feria. Una alegría tan escandalosa no<br />

habría jamás estallado y no se hubiera mostrado si el ejemplo no hubiese venido <strong>de</strong> más<br />

alto; aunque los altos po<strong>de</strong>res nada hubieran dicho, ni nada mandado, el Regente, duque<br />

<strong>de</strong> Orleáns, había <strong>de</strong>cidido dar el menor esplendor posible a los funerales y la Corte se<br />

había abstenido <strong>de</strong> aparecer. En la ceremonia <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s jesuitas no se vió ni a diez<br />

cortesanos. Los duques y los pares, radiantes <strong>de</strong> alegría, se habían precipitado a casa <strong>de</strong>l<br />

Regente y no habían soñado más que en aprovechar la ocasión que les ofrecía el <strong>de</strong>stino<br />

para brillar y para mandar. Respiraban como los niños a los cuales el maestro acaba <strong>de</strong><br />

morir. Con Luis XIV pensaban ver terminado un largo periodo en el que la nobleza no<br />

había conocido más que <strong>de</strong>sagrados y humillaciones.”<br />

Con la muerte <strong>de</strong> Luis XIV <strong>de</strong>saparecía el señor temido, que había tenido en su puño<br />

a todo el país, que no consentía tibios ni toleraba traidores y en el que la unidad <strong>de</strong> la fe<br />

católica rechazaba mixtificaciones y jansenismos.<br />

No se apercibía esta nobleza ambiciosa y <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>nte que con sus logias y clubs<br />

forjaba el instrumento que a plazo fijo había <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir su propia existencia. La<br />

emancipación <strong>de</strong> esta nobleza imprime <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces un nuevo tono a la sociedad<br />

europea. El ateísmo y el materialismo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVII venían roncando<br />

sordamente en Francia iban a tener ocasión <strong>de</strong> manifestarse al abrigo <strong>de</strong>l snobismo<br />

intelectual <strong>de</strong> la nobleza. Los salones <strong>de</strong> Paris y Londres se convirtieron en los centros <strong>de</strong><br />

propaganda <strong>de</strong> aquella época. En ellos y en sus logias polarizaban los visitantes<br />

extranjeros, y en sus tertulias se forjaban <strong>las</strong> reputaciones intelectuales y se creaban los<br />

académicos, así como se elevaban gobernantes y reformadores. Y aquella c<strong>las</strong>e sin moral<br />

formaba cola en los palacios <strong>de</strong> <strong>las</strong> favoritas, don<strong>de</strong> se administraban los favores <strong>de</strong><br />

aquella gran sociedad <strong>de</strong> socorros mutuos que constituía el intelectualismo <strong>de</strong>l siglo XVIII.<br />

La atracción que París y Londres ejercían sobre el extranjero crea un espíritu<br />

cosmopolita, que lleva a los nobles a servir bajo ban<strong>de</strong>ras extranjeras y a los matrimonios

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