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Masonería - J. Boor - Gran Logia Provincial de las Islas Baleares

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Otro crimen monstruoso tuvo lugar a raíz <strong>de</strong> la ocupación <strong>de</strong> Madrid, y que esta vez,<br />

gracias al Movimiento Nacional, no quedó, como los otros, en la impunidad. Me refiero al<br />

asesinato premeditado <strong>de</strong> un falangista español, que hubiera pasado como un acci<strong>de</strong>nte<br />

casual si una investigación más <strong>de</strong>spierta no hubiera permitido <strong>de</strong>scubrir los hilos <strong>de</strong> la<br />

trama y sacar a la luz toda la miseria moral <strong>de</strong> los que la fraguaron.<br />

Una muchacha agraciada se ofrece como mecanógrafa para ayudar en los quehaceres<br />

<strong>de</strong> la Falange Femenina en los primeros días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la ocupación <strong>de</strong> Madrid, y allí<br />

busca la amistad <strong>de</strong> un joven falangista que, habiendo tenido relación con la masonería,<br />

colabora con un jefe <strong>de</strong> la Guardia Civil en el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados sucesos<br />

masónicos. El muchacho no resiste a la atracción <strong>de</strong> Eva y nace el noviazgo. Cuando uno<br />

<strong>de</strong> aquellos días conversan amorosos en un parque solitario, la muchacha le propone<br />

contemplar la pistola, y, colocándola a cortisima distancia sobre su vientre, la <strong>de</strong>scarga<br />

sobre la víctima. Al acudir los transeuntes, el muchacho es transportado al hospital más<br />

inmediato, don<strong>de</strong> es atendido por el médico <strong>de</strong> guardia. Las únicas palabras que pronuncia<br />

en un momento <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z antes <strong>de</strong> morir son: “Fulanita, ¡no te creía capaz <strong>de</strong> esto!”,<br />

expirando seguidamente. Sin embargo, pasaban los días y la autora <strong>de</strong>l crimen se<br />

paseaba libremente. La mano <strong>de</strong> la masonería parecía librarla <strong>de</strong>l peligro que la acechaba;<br />

pero el muerto tenía amigos y camaradas que conocían que había trabajado a <strong>las</strong> ór<strong>de</strong>nes<br />

<strong>de</strong>l comandante Gabaldón , misteriosa y bárbaramente asesinado con su hija en los<br />

alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Talavera. Era un secreto a voces entre algunos que el crimen no era<br />

casual, que la muchacha era la hija <strong>de</strong> un conocido masón y que en el hospital se sabia y<br />

comentaba entre algunos <strong>de</strong> los que le vieron morir que sus últimas palabras acusaron a la<br />

muchacha.<br />

Una investigación se llevó a cabo, y, estrechada a preguntas, acabó confesando su<br />

<strong>de</strong>lito. Todo había sido pensado y preparado: su ofrecimiento en la Falange, la atracción<br />

<strong>de</strong>l muchacho, el noviazgo y la ejecución final. Había obrado instigada por su padre, el<br />

cual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los doce años había afiliado en la masonería a aquella <strong>de</strong>sgraciada.<br />

Comprobado el crimen, por esta vez el peso <strong>de</strong> la ley cayó sobre aquellos <strong>de</strong>sdichados.<br />

No se trata <strong>de</strong> un proceso quimérico, sino <strong>de</strong> una realidad viva <strong>de</strong> nuestros tiempos, un<br />

crimen monstruoso y repugnante que ni los lazos filiales respeta. ¿Cómo ha <strong>de</strong> ser para<br />

los españoles indiferente la vida <strong>de</strong> <strong>las</strong> logias en España? No es lo mismo estar en el<br />

cañón que dispara o don<strong>de</strong> el proyectil hace sus efectos. Para el que sin conciencia<br />

dispara el cañón, el juego pue<strong>de</strong> ser hasta divertido; pero para el que recibe los disparos el<br />

panorama no pue<strong>de</strong> ser peor.

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