Masonería - J. Boor - Gran Logia Provincial de las Islas Baleares
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habéis establecido alguna modificación a cuanto entonces expresasteis, como<br />
consecuencia <strong>de</strong> los estudios masónicos o <strong>de</strong> los dictados <strong>de</strong> vuestra conciencia. Los<br />
francmasones no pue<strong>de</strong>n fomentar la existencia <strong>de</strong> Dios en el concepto sometido al efecto<br />
por <strong>las</strong> religiones positivas, porque en este caso tendrían que mostrarse partidarios <strong>de</strong> una<br />
u otra creencia religiosa, y bien sabéis que esto se opondría al principio <strong>de</strong> máxima libertad<br />
consignado en sus estatutos.”<br />
“El estudio <strong>de</strong> Dios entra en el <strong>de</strong> nuestro pensamiento <strong>de</strong>bidamente aconsejado por<br />
la razón, y cada hombre es dueño <strong>de</strong> rendirle culto <strong>de</strong>l modo que juzgue más en armonía<br />
con su razón, concretándose nuestra augusta institución al reconocimiento <strong>de</strong> la existencia<br />
<strong>de</strong> un principio regulador, absoluto e infinito con el nombre <strong>de</strong> <strong>Gran</strong> Arquitecto <strong>de</strong>l<br />
Universo, bajo cuya advocación, según sabéis, trabajamos todos los francmasones.”<br />
Aquí vemos cómo el masón, que en los primeros grados se le respetó hasta cierto<br />
punto su concepto <strong>de</strong> lo sobrenatural, en este <strong>de</strong> “caballero <strong>de</strong>l real arco” se le aprieta y se<br />
le examina para garantizarse <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarraigo <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as religiosas y la aceptación <strong>de</strong> la<br />
diosa razón por la que la masonería labora.<br />
En el grado 14, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pasarle revista a los conceptos filosóficos <strong>de</strong>sarrollados<br />
en anteriores grados sobre los conceptos <strong>de</strong> la creación, la vida y la muerte se contrae el<br />
siguiente juramento, que por su forma y expresión viene a constituir una parodia indigna <strong>de</strong><br />
<strong>las</strong> religiones, a saber: “Juramos ante esta copa sagrada unirnos para siempre con el<br />
vinculo <strong>de</strong> la fraternidad y sostenemos y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos contra todos los que se opongan a la<br />
proclamación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos y <strong>de</strong>beres <strong>de</strong>l hombre. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> otra serie <strong>de</strong> frases <strong>de</strong><br />
menor interés, termina “Lo que une la virtud no pue<strong>de</strong> separarlo la muerte.” Bebe u poco<br />
<strong>de</strong> vino contenido en la copa, la pasa al recipiendario, que hace lo mismo, y todos los<br />
hermanos la <strong>de</strong>vuelven al gran rnaestre, éste la levanta en alto y dice: “La copa está<br />
agotada. Hemos comido <strong>de</strong>l mismo pan y bebido <strong>de</strong>l mismo vino. ¡Sorno hermanos! ¡La<br />
misma sangre corre por nuestras venas! ¡Que ningún otro liquido pueda servirse en esta<br />
copa ni otros labio puedan profanarla!” La arroja contra el suelo y la hace pedazos.<br />
La ceremonia no necesita comentarios. Muchas veces hemos visto en el “cine” o en el<br />
teatro ese final aparatoso <strong>de</strong> la rotura <strong>de</strong> copas, sin pensar en el origen masónico <strong>de</strong> la<br />
costumbre.<br />
El grado 18 <strong>de</strong> “caballero rosa-cruz”, supremo entre lo capitulares, es uno <strong>de</strong> los más<br />
importantes <strong>de</strong> la masonería, su presi<strong>de</strong>nte, así como el capítulo ejercen una acción<br />
<strong>de</strong>cisíva sobre los otros grados inferiores, a los que intervienen e inspeccionan.<br />
En él se <strong>de</strong>fine: “... que el bien y el mal son siempre resultados <strong>de</strong> <strong>las</strong> relaciones entre<br />
los seres y no productos <strong>de</strong> entida<strong>de</strong>s sobrenaturales”. Consi<strong>de</strong>ra la ciencia como<br />
patrimonio <strong>de</strong> la Humanidad, y procurando elevar a los hombres a la mayor altura en<br />
sabiduría, no reconoce más criterio <strong>de</strong> verdad para la inteligencia que el <strong>de</strong> la experiencia<br />
y la razón.<br />
Al dirigirse el muy sabio maestre a los reunidos, en el que llaman “santuario <strong>de</strong> la<br />
masonería”, que dicen ha <strong>de</strong> estar en un sitio escabroso y oculto para que ningún profano<br />
pueda vislumbrarlo, dice aquél: “Para recorrer el largo y penoso sen<strong>de</strong>ro que a este<br />
santuario conduce, es preciso poseer entereza <strong>de</strong> carácter, gran firmeza <strong>de</strong> voluntad y una<br />
fe hija <strong>de</strong> la razón y <strong>de</strong> una convicción tan profunda que muy pocos pue<strong>de</strong>n adquirir por<br />
falta <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> estos requisitos.”<br />
La <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la fe la establece <strong>de</strong> la siguiente manera: